| Denunciante Distinguido
 |  Respuesta: Padre asesina a su hija al enterarse que estaba embarazada
 Cita:
Diez puñaladas le propinó Víctor Hernández Ramírez a su propia hija de 17 años en medio de un ataque de ira. La razón: se enteró de que la menor estaba embarazada de un joven al que él desaprobaba. Tras el ataque, el enloquecido padre de familia se presentó ante la Policía pidiendo ser apresado por acabar con la vida de su retoño. “Ese señor quería mucho a la hija. Él se desvivía por ella. Esa muchachita era la luz de sus ojos”, con esas palabras recuerdan varios vecinos de Hernández Ramírez la relación que este tenía con su hija, y por eso mismo es que no pueden entender que razón tuvo para cometer tan horrendo crimen.
Según ellos, Víctor, un campesino dedicado a la siembra de maíz, al ordeño de vacas y quien era padre de dos pequeños, sospechaba de los extraños comportamientos de su hija mayor, Yessica Andrea, de 17 años, desde hace cerca de un año, cuando ella empezó a salir con un menor de edad de su municipio, Simijaca, Cundinamarca.
Entonces al agricultor, a quien sus vecinos describen como un hombre trabajador y tranquilo, le pareció muy extraño que la niña asistiera de urgencias a un hospital a principio de esta semana, por lo que decidió ir hasta el centro médico a pedir personalmente la historia médica de su hija y constatar lo que sucedía.
Motivo
El dictamen que leyó el inquieto papá en el papel fue contundente y disipó todas sus dudas: la menor tenía tres meses de embarazo. Algunos hasta llegan a afirmar que había perdido a su bebé.
La noticia de la gestación hizo enceguecer de ira de inmediato al sujeto, quien en repetidas ocasiones le había advertido a su hija que no le convenía la relación con el muchacho con el que salía, al que calificaba como un “vago, pandillero y toma trago”, recuerdan quienes lo conocían.
Aún con el certificado médico en la mano, el enloquecido progenitor, que vivía en una finca del sector de ‘El Salvador’ con su esposa y sus dos retoños, decidió ir a enfrentar a su pequeña para preguntarle por lo sucedido. Entonces, se armó de un cuchillo de cocina y fue a buscarla hasta su colegio, la Institución Educativa Departamental Agustín Parra.
Los hechos
Sobre las once y media de la mañana de este martes, Hernández Ramírez llegó al plantel educativo y saludó, como siempre lo hacía, al celador del lugar, a quien le dijo que debía llevarse a su hija para una cita médica. Lo mismo le manifestó al rector de la institución, que lo autorizó a irse con la adolescente sin mayores titubeos.
Hasta el salón de clases de Yessica Andrea llegó sin inconvenientes, golpeó la puerta y le pidió al profesor que le permitiera llevarse a la niña, a la que le ordenó sin alterarse que recogiera sus cosas y se apurara. Una vez la menor estuvo junto a él, Víctor la abrazó y caminó con ella por el pasillo hasta sacarla del colegio. Afuera, empezó a reclamarle en forma airada por su estado y le preguntó insistentemente por el padre de la criatura.
Aún frente al centro educativo, y ante la mirada de decenas de estudiantes que atraídos por el escándalo miraban por las ventanas, el desesperado sujeto apuñaló a la menor en diez ocasiones, cuatro en el pecho, cinco en el vientre y una más en el cuello. Viendo como su hija malherida yacía en el suelo, el sujeto la abandonó allí y huyó caminando hacia la estación de Policía del pueblo, a cuyos agentes les dijo que se entregaba porque acababa de matar a su niña, quien alcanzó a ser trasladada a un centro médico, donde murió unos minutos después por la gravedad de las heridas.
Reacción
Enterados de la noticia por boca de sus propios hijos, decenas de padres de familia que llegaron a recoger a los pequeños tras su jornada escolar quisieron buscar al homicida, quien hasta ese momento era uno más de los moradores del tranquilo poblado, para cobrarle por el cruel homicidio.
Los pocos hombres con los que cuenta la estación de Policía del pueblo se vieron en dificultades para detener a la turba iracunda, entonces decidieron trasladarlo al vecino municipio de Ubaté, en donde pasó la noche bajo estricta custodia.
En medio de un impresionante dispositivo de seguridad, que contaba con personal policial y del Ejercito, Víctor regresó en la tarde de ayer al escenario de su cruel acto, Simijaca, para comparecer ante un juez.
Acompañado de algunos de sus familiares y retando a la prensa, el asesino ingresó al juzgado cubriéndose la cara con una ruana. Allí se le imputaron cargos por “homicidio doloso agravado”, los cuales no había aceptado para el momento del cierre de esta edición.
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