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CANTI* 12-11-2012 17:38:13

Ataque en el callejón
 
Ataque en el callejón

El mes pasado tuve una experiencia que creo que tus lectores querrán leer. Comenzó cuando mi marido, Hal, y yo estábamos volviendo a casa después de ver una película en un cine para adultos. Hal esta realmente cachondo, y yo también, tanto que mientras conducíamos de vuelta a casa le saqué la polla de los pantalones y se la estuve chupando mientras él me metía mano. Me puse tan caliente que le supliqué que me follase allí mismo. En cuanto pudimos, paramos el coche en un callejón oscuro y desierto, a un lado de la calle principal. Me dispuse a pasar al asiento trasero, pero Hal me sugirió que lo hiciésemos sobre el capó. El peligro de que nos pillasen me puso aún más caliente, y así que acepté su sugerencia.

Salí y me quedé de pie apoyada en el coche, mientras mi marido se aseguraba de que nadie podía vernos. Después, rodeó el coche hasta mí y me dijo que me quitase la blusa. ¡Y yo lo hice en un segundo! Me envolvió con sus brazos y me soltó el sujetador, dejando que mis generosos pechos de talla 100 colgasen libres. Mientras, yo sujeté su erección a través de los pantalones y la apreté con fuerza. Mi marido terminó de quitarme el sujetador, y comenzó a manosearme los pechos. Podía sentir como el flujo resbalaba entre mis piernas mientras chupaba mis pezones duros. Hal me dijo que me tumbase sobre el capó, para así poder follarme desde atrás. Yo me di la vuelta y me incliné, apoyando el torso en el metal aún caliente. Hal me aflojó la falda, le abrió la cremallera, y la dejó caer sobre mis pies. Tras ello, hizo descender mis bragas por mi culo, y las dejó caer también. Escuché cómo se bajaba la cremallera, y un instante después sentí sus manos recorriéndome la entrepierna. Saqué los pies de la ropa y separé las piernas para exponer mi coño expectante.

Gemí a mi marido, “¡Oh, sí! ¡Sí! ¡Fóllame, cariño! ¡Quiero tu polla follándome ahora mismo!

Se colocó justo detrás de mi chocho húmedo y me metió la polla. Escuché como lanzaba un gruñido, y a continuación comenzó a penetrar mi húmedo agujerito. La sensación de ser follada, al aire libre, sobre el capó de nuestro coche, me hizo ansiar la polla de Hal como un animal. Él me penetraba con empujones lentos y firmes, mientras me manoseaba los cachetes del culo. Enseguida me di cuenta de que Hal estaba perdiendo el control, y sus embestidas se volvieron más rápidas y más feroces.

Mi marido estaba follándome como lo hace justo antes de estar listo para correrse. Me atravesó con profundos ataques, haciendo que todo mi cuerpo rebotase hacia adelante con cada uno de ellos. Yo ya me había corrido una vez, y estaba en camino a tener otro orgasmo mientras la polla de Hal se deslizaba adelante y atrás sobre mi clítoris.

Justo cuando pensaba que iba a soltar su leche en mi interior, escuché voces de hombres, y sentí como Hal sacaba rápidamente la polla de mi coño. Levanté la cabeza y miré detrás de mi para ver a dos hispanos sujetando los brazos de mi marido mientras él trataba de liberarse. No sabía qué hacer, así que comencé a gritar con todas mis fuerzas y me incorporé del capó sobre el que había estado tumbada. Cuando ya casi me había puesto de pie totalmente, un tercer hombre apareció desde detrás de la pared del callejón y me empujó con fuerza entre los homóplatos. Caí hacia adelante sobre el coche, y mi mejilla golpeó contra el metal caliente.

El hombre que me había derribado mantuvo su mano firmemente sobre mi espalda, inmovilizándome sobre el capó. La intensidad del golpe que recibí hizo que dejase de gritar, inundada por una oleada de puro miedo. Escuché como uno de los hombres que sujetaba a mi marido decía “Bien, tío, ahora vas a ver como nos follamos a tu vieja”. El hombre que me sujetaba por la espalda dijo “Ahora mira atentamente, tío. ¡Creo que aquí a tu señora le va a gustar esto¡” Logré volver la cabeza sobre la otra mejilla, y vi como Hal me estaba mirando. Luchaba para liberarse, pero los hombres que le sujetaban eran demasiado fuertes. Sentí una mano deslizándose por mi culo, y escuché el sonido de una hebilla de cinturón y de una cremallera bajando. Estaba temblando de miedo y traté de ponerme en pie, pero la presión en mi espalda aumentó.



CANTI* 12-11-2012 17:38:49

Respuesta: Ataque en el callejón
 
Me empujaron con fuerza los tobillos para que separase las piernas, y varios dedos me toquetearon el coño. Yo tenía aún el choco húmedo de la follada de Hal, y escuché como mi atacante decía “¡Oh, sí, tío! ¡Aquí tenemos un chochito húmedo!” Los otros hombre se rieron, y uno dijo “¡Sí, fóllatela! ¡Fóllatela para que su viejo pueda verlo!” Sentí como la polla del hombre se deslizaba en mi interior, y grité, “¡Sácamela, hijo de puta! ¡Sácamela!” La polla se deslizó aún más dentro de mí, y el bastardo dijo “Sólo relájese, señora. Verás como te gusta el repaso que le voy a dar a ese chocho calentito!” Sus pies me mantenían separadas las piernas, y sus manos mantenían sujetos mis brazos sobre el coche.

Gruñía con fuerza mientras me follaba. De hecho, sonaba igual que un cerdo mientras me iba embistiendo.
Todo el tiempo que me estuvo follando, yo veía la cara de agonía de mi marido. Hal no podía ayudarme, y los dos hombres le obligaban a mirar. Sentí las caderas del hombre presionando contra mi culo, con su polla totalmente hundida en mi coño.
Lanzó un rugido mientras su esperma brotaba en mi interior.

Yo ya me había resignado al hecho de que no había nada que pudiese hacer para evitar que me violasen, así que permanecí inmóvil sobre el capó. Una vez que el hombre acabó de correrse, la sacó de mí y se colocó de modo que pudiese verle. Sonrío con maldad mientras miraba alternativamente mi cara y su polla, y dijo “¡Pero mi mira lo pringada que ha dejado tu chocho mi polla! ¡Está cubierta con la mugre de tu coño, puta! Me agarró por el pelo y tiró de mi cabeza hacia su cintura, diciendo “¡Vas a chuparla hasta que esté limpia! ¡Chupa toda la mugre, puta!” Y llevó su polla hasta mis labios, hundiéndola en mi boca. Sin opciones, chupé la mezcla de mis propios flujos y del esperma del bastardo mientras él gemía encantado.

Finalmente me sacó la polla de la boca, se subió la cremallera, y fue a ocupar el lugar de otro de los hombres sujetando a mi marido. El hispano al que relevó me sonrió y comenzó a desabrocharse los pantalones. Cuando su polla comenzó a quedar a la vista, me dijo “¡Mire esto, señora! ¡Es más grande que la de Juan!
¿Le gusta?” y miró al hombre que acababa de follarme riéndose.

El hombre moreno se quitó completamente los pantalones, que habían caído hasta sus tobillos, y se acercó a mí. Dejó descansar su culo sobre el coche, y me dijo “¡Ven aquí y arrodíllate delante mí, jodida puta!”. Así que me levanté y fui hasta donde se había parado este enorme hombre.
Sus manos acudieron a mis tetas, miró a Hal y dijo “¡Tío! ¡Vaya buenos melones que tiene tu señora!” Después volvió a mirarme. “Vale, puta, de rodillas” Quiero que me sujetes la polla con las manos. Quiero que me la lamas por todas partes, para que tu viejo pueda verte. ¡Quiero que vea como me chupas las pelotas!” Mientras me arrodillaba, sentí como el esperma salía de mi chocho y me bajaba por las piernas.

Así que sujeté la enorme erección morena del hombre con ambas manos y comencé a lamerle desde abajo. Hal estaba gritando, “¡No lo hagas, Kay! ¡Corre, Kathy, corre ahora!” Uno de los hombres que le sujetaba del brazo le lanzó un puñetazo en el estómago, mientras le respondía “¡Cierra la jodida boca, capullo, y mira como tu puta se come el pollón de José!”

Tenía miedo de lo que pudieran hacerle a Hal, así que seguí lamiéndole, pasando mi lengua arriba y abajo por toda la longitud de su polla. El hombre me empujó la cabeza. “¡Ahora chúpame las pelotas, puta!”. Levanté su enorme polla, y abrí la boca para meterme uno de sus grandes testículos. El hedor que salía del cuerpo del hombre fue enormemente intenso cuando hundí mi nariz en su vello púbico. Deslice la bola oblonga por mi boca y la recubrí con saliva antes de pasarla de nuevo por mis labios y chuparla de nuevo. Las rodillas del hombre estaban temblando y no dejaba de gemir cuando chupé su otro testículo. Tras ello, chupé su polla un poco más y la cubrí de saliva. Pensaba que cuanto antes lograse que este tío se corriera, antes me dejaría en paz. Así que miré a mi marido, y le dije “Está bien, Hal, no me importa”. Luego miré a la cara al hombre frente al que estaba arrodillada, y dije “¡Oh, es un polla tan estupenda y tan dura! ¡Nunca había visto una tan grande!”

Le sujeté la base del pene con una mano, y deslicé mi otra mano arriba y abajo por su verga cubierta de saliva, mientras le recorría el glande con la lengua. El hombre comenzó a respirar agitadamente mientras trabajaba su polla con una mano y sujetaba sus enormes huevos con la otra.

Levanté la mirada para ver su rostro excitado, mientras le masturbaba rápidamente su polla totalmente hinchada, y seguí hablando. “¡Ooohh,! ¡Sí! ¡Córrete! ¡Tus huevos son tan enormes y duros! Seguro que lanzas un chorro enorme cuando te corres, ¿verdad? ¿Quieres correrte en mi cara? ¿En mi boca? ¿En mis tetas? ¡Sí, quiero que te corras!” Su rostro se fue animando cada vez más mientras veía como le masturbaba. Abrí la boca entera y la puse bajo su polla, que se agitaba. Y el hombre de repente se inclinó y me lanzó un largo chorro de esperma caliente en la cara. Otro largo chorro acertó en mi boca abierta.

Gimió mientras varios pegajosos chorros más caían sobre mi cuello y mi pelo. Yo continué masajeando su polla hasta que las últimas gotas de corrida salieron de su glande y después deslicé mis labios cubiertos de esperma sobre él. El hombretón estaba estirándose y desentumeciéndose de su orgasmo, y dijo “¡Mirad toda mi corrida en la cara de esta puta! ¡También le gusta comérsela! ¡Mirad cómo se relame los labios!” Hal había dejado de resistirse a los otros dos atacantes, y sólo era capaz de mirar fijamente mi rostro cubierto de semen.

El tercer hispano se quitó los pantalones, y dijo “¡Es mi turno de follarme a esa puta! ¡Pero quiero ver cómo se la chupo a su viejo mientras le doy!” Los pantalones de Hal aún estaban caídos en torno a sus tobillos, y yo podía ver que su polla estaba dura como una piedra. Así que le dije “Seguro que te gusta el aspecto que tiene tu puta con la corrida de otro hombre por toda su cara, ¿verdad? ¡Ese hombre quiere follarme mientras te chupo la polla, cariño! ¿Te gustaría?” Mi marido no contestó, pero los dos hombres se acercaron a mí con sus pollas erectas por delante.

Así que me puse a cuatro patas y el latino se arrodilló detrás de mi culo. Hal se arrodilló delante de mí, y me restregó la polla por la cara, pegajosa por todo lo que había recibido. El hombre que tenía detrás comenzó a follarme por el coño mientras yo chupaba la polla de mi marido. Mientras el hombre me penetraba con fuerza, le escuchaba decir “¡Oh, sí! ¡Que chocho que tiene tu señora, tío! ¡Cómo me está estrujando la polla!”

Mientras, un orgasmo largo y delicioso me recorría mientras me follaban desde atrás y chupaba la polla de mi marido al mismo tiempo. El hispano continuó con sus gemidos: “¡Oh! ¡Tío! ¡Joder, me voy a correr en esta puta!”. Hal también gemía, “¡Sí! ¡Fóllatela! ¡Yo también me corro!” Ambas pollas lanzaron su esperma en mi interior al mismo tiempo, y mientras trataba de tragarme el de mi marido, la corrida del hispano estaba bañando las paredes de mi vagina, que se contraía incontrolablemente. Nunca me había sentido tan totalmente follada antes.

Los hispanos nos dejaron a Hal y a mí allí, pero cuando se marchaban uno dijo “¡Si volvéis a follar de nuevo en nuestro callejón, os llevaréis otra ración¡”. Y yo miré a mi marido y les grité “¡Entonces nos veremos pronto!”.

INDIVIDUAL 14-11-2012 19:44:38

Respuesta: Ataque en el callejón
 
Bien caliente

alexelmoro 14-11-2012 22:52:13

Respuesta: Ataque en el callejón
 
locotaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa


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