Mi primera vez con Mónica

Estando en la facultad conocí a una compañera llamada Mónica. La conocí a través de otra compañera y en seguida noté mucho interés de su parte hacia mi: se reía por todo, no paraba de mirarme y sonreírme, etc.
Cogimos confianza mutua rápidamente. Para preparar una clase práctica quedamos por grupos para estudiar la materia y estar preparados para el día. Quedé con Mónica, Patricia, Fernando. Estuvimos en la biblioteca durante varias horas. Patricia y Fernando se marcharon alegando que continuarían en sus respectivas casas preparándose la materia. Mónica se ofreció a acercarme a mi apartamento. Aparcados junto al edificio donde residía, me insinuó de dar un último repaso, que estaba indecisa en algunas cosas.
La invité a subir y fuimos para mi cuarto. Ya en la habitación soltó sus libros y se tiró sobre mi cama diciendo que estaba agotada. Le dije que descansara un rato y me pidió que me echara junto a ella para no sentirse incómoda. Así lo hice, y así nos quedamos un rato, hasta que nos giramos y nuestras caras quedaron pegadas, nos miramos y comenzamos a besarnos.
A partir de ahí comenzamos a desnudarnos y a lamernos.
Mónica no era excesivamente guapa, pero tenía un cuerpazo, grandes pechos, que metí en mi boca mientras la oía jadear. Enseguida bajé hasta su rajita y comencé a hacerle sexo oral, uff, estaba empapada!
Se corrió varias veces. No paraba de desprender flujos que inundaban mi boca.
En agradecimiento me hizo una mamada increíble, supongo que por las ganas y por la práctique que luego supe que tenía.
Tras un rato me pidió que me la foyara. Me tumbé sobre ella e introduje mi verga en su coño y comencé a moverme mientras gemía y me pedía poya, que le reventara el coño con mi enorme poya, que nunca había foyado con un tio como yo, que estaba supercaliente.
En esa postura se corrió varias veces. Luego le pedí que se pusiera a 4 patas. Indescriptible la visión de su hermoso culo y aquél coño goteando. Y más indescriptible cuando me acerqué e introduje nuevamente mi poya en su coño y llegaron a mí sus olores más íntimos. Me excité de una manera como nunca antes lo había hecho. Decir que la embestí con todas mis fuerzas. Eso pareció volverla más loca aún. Mi poya ya entraba y salía con una facilidad asombrosa de su coño por lo húmeda que estaba. El seguir oyéndola gemir y llegarme sus olores me hicieron excitarme muchísimo. Saqué mi poya y eché una corrida increíble por su espalda. Se quedó un momento en esa postura con síntomas de agotamiento y con media sonrisa me dio las gracias por ese polvo.

Bueno, por ese primer polvo, porque durante año y pico foyamos muchísimas veces