“Si el ‘no’ gana en el plebiscito, el proceso de paz se acaba”: Mininterior

Sin necesidad, sin estar obligado a ello, Santos le apostó a una refrendación popular, peligrosa por la manipulación descarada de la opinión pública que ha hecho Uribe, para quien priman las venganzas personales sobre el bien del país.

Esta polarización es peligrosa porque la guerra tiene más audiencia en el imaginario colectivo. Es más fácil destruir que construir, máxime si se trata de una guerrilla cruel que ha concitado en su contra el desprecio del país por sus desmanes y su soberbia.

La apuesta es arriesgada, pero la ganancia dotaría de legitimidad al proceso y lo blindaría hacia el futuro, igual que pasó en el proceso de Irlanda del Norte. La feroz pugnacidad entre católicos y protestantes y las zancadillas al proceso de paz encontraron su remedio: un plebiscito.

Imposible, como en Colombia, poner cada uno de los muchos puntos acordados, a votación. Engorroso, demorado, absurdo, tanto que se hubieran necesitado varias semanas, e incluso meses, tener abiertos los puestos de votación ya que cada votante emplearía mucho tiempo para leer y votar cada punto, aparte de lo complicado que hubiera espantado a muchos y el peligro de reanudarse la guerra o volver a empezar el proceso si puntos fundamentales eran rechazados.

Por eso las partes (gobierno británico y el IRA) decidieron publicar todo lo acordado con anterioridad para que la gente lo conociera y lo discutiera, luego de lo cual podía acudir a las urnas, con pleno conocimiento de causa para aprobar o rechazar el contenido.

La decisión de Santos de publicar el acuerdo 30 días antes de las votaciones fue la correcta, pero aún hay más. Como lo dije en otro comentario, la mayor parte de lo acordado se encuentra publicado en el portal oficial del proceso de paz donde el pueblo colombiano se puede enterar de todo lo que hay al respecto. Este es el enlace: https://www.mesadeconversaciones.com.co

Por ello no hay disculpa de que no se conoce o de que no habrá suficiente tiempo. Sólo resta por conocer lo último y podrá decidir el pueblo si quiere seguir la guerra (si no se aprueba el proceso de paz, se termina) o si quiere terminar el conflicto armado y desarrollar a través de leyes lo concerniente a la reforma agraria, las víctimas, la lucha contra el narcotráfico, el estatuto de la oposición y la incorporación de los insurgentes a la vida política.

Si triunfa el NO, dentro de 10 o 20 años y después de miles de muertos y desplazados más, las partes se volverán a sentar a una mesa a conversar, como se hizo antes en los ochenta y los noventa, con sus respectivos hundimientos. Baste mirar quién causó esos fracasos: la misma extrema derecha, con otros protagonistas, que se lucra de la guerra porque es la única que le permite conservar sus privilegios que imponen la desigualdad y la inequidad