El proceso de paz resucita y a más revoluciones

Un proceso de paz, Misos, no sólo en Colombia sino en cualquier lugar del mundo es muy complejo. No es como ir a comprar pan en la tienda de la esquina donde uno puede escoger qué quiere. La complejidad es grande porque son dos enemigos que se sientan a dialogar con mutua desconfianza y muchos intereses de por medio. De ahí que su paso sea lento y tortuoso con muchas crisis. Baste ver los que ha habido en el mundo en las últimas décadas para valorar lo alcanzado hasta el momento en La Habana.

Resulta explicable la impaciencia del colombiano de a pie que quiere, como por encanto, que de un momento para otro cesen las acciones de guerra y los contendientes se vuelvan buenas personas esparciendo bendiciones a la par que el papa Francisco. Infortunadamente en el mundo real no es tan fácil. No basta con decretar una tregua. Hay que adecuar las estructuras para su cumplimiento y mientras se llega la hora, las acciones militares de ambos bandos se seguirán produciendo.

Lo relevante no es si al vecino le quemaron el camión, si en una vereda perdieron la vida dos policías o si hubo enfrentamientos con bajas en ambos bandos porque, infortunadamente, estamos en guerra y aún en medio de la tregua, no sólo habrá violaciones a lo pactado, sino acciones de otros grupos subversivos o de la delincuencia común. Lo que debe mirarse es el país en su conjunto y la disminución de las acciones violentas. Según observatorios neutrales, durante los cinco meses de la tregua unilateral de las Farc la violencia relacionada con este grupo subversivo se redujo en un 95% y la gran beneficiada fue la población civil.

Ahora, después de la crisis, viene una nueva tregua y esperemos que tenga similares resultados. Las fuerzas armadas y la policía bajarán la intensidad de su ofensiva, pero seguirán en pie de lucha combatiendo cualquier intento subversivo por revertir la situación o sacar ventaja y seguirá persiguiéndose sin pausa al ELN y a las BACRIM. En cuatro meses se hará una evaluación de fondo y si se ha avanzado en los acuerdos y sólo falta por detallar su logística, puede pensarse en un cese bilateral del fuego. A estas alturas, en la subsomisión técnica integrada por militares activos de alta graduación se habrá llegado al cómo y dónde llevarlo a cabo, al igual que pasó en su momento con el M-19.