Hasta Uribe y Londoño, acérrimos contradictores de Carlos Gaviria, reconocen su grandeza

Lo he dicho en otras oportunidades, pero bueno, a riesgo de volverme cansón, repito:

La guerra: Las investigaciones efectuadas por expertos internacionales y nacionales son acordes en señalar que todas las partes (Estado, particulares y guerrilla) cometieron graves delitos. El Centro de Memoria Histórica (creado por el gobierno de Alvaro Uribe) trae un recuento muy detallado que involucra a TODOS los actores del conflicto en los horrores cometidos. Por tanto, reconocer la responsabilidad de TODOS es el primer paso hacia la paz.

Proceso de paz: estoy de acuerdo en que se adelanten conversaciones con los grupos guerrilleros, se reconozca por ambas partes la responsabilidad en los crímenes cometidos durante la guerra y a través de los acuerdos conseguidos se impulsen las reformas liberales propuestas desde los años treinta del siglo pasado en el gobierno de López Pumarejo y aplazadas por muchos años.

Amnistías o indultos: No hay materia de discusión porque el Marco jurídico para la paz que es el que gobierna los procesos de paz, los prohíbe expresamente, así como el Estatuto de Roma que dio origen a la CPI y del cual es signatario nuestro país.

Justicia transicional: Es la que se aplica en los procesos de paz y da lugar a dos opciones. Una, no se puede procesar y condenar a todos los miembros de la guerrilla por ser materialmente imposible. Los procesos durarían muchos años, por lo que únicamente se procesaría a los responsables de los delitos más graves. Otra, son las penas alternativas. En el pasado (con el M-19, el Quintín Lame y el EPL, por ejemplo) se optó por el indulto, pese a la existencia de delitos tipificados en los Convenios de Ginebra. Esta vez se parte de la experiencia internacional en el sentido de primar los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación. Se deberán imponer varias clases de sanciones: pecuniarias y sociales como todo aquello que contribuya a la construcción de la paz. El desminado es un ejemplo.

Crímenes de guerra y de lesa humanidad: No son perdonables como ya se vio. Por tanto, los responsables están sujetos a sanciones. La pena privativa de la libertad es una de ellas, pero no la única. Dado su impacto social, hacerles conocer la verdad de lo ocurrido a las víctimas, reconocer públicamente su responsabilidad y solicitar su perdón, la entrega de bienes, el desarme de las estructuras militares, la entrega de rutas, cultivos y laboratorios dedicados al narcotráfico, la dejación de las armas, la desmovilización, y la prohibición de acceder a cargos de elección popular, son penas alternativas a considerar.

Militares procesados y condenados. Deben también ser favorecidos por la justicia transicional.

Desmovilizados: Pueden entrar a hacer parte del Estado como guardabosques, en el desminado y en la destrucción de cultivos ilícitos, por ejemplo y entiendo que se está trabajando con los asesores internacionales para procurarles facilidades que les permitan integrarse a la sociedad, con planes de salud, educación, vivienda y trabajo.

Participación en política: podrán constituir agrupaciones políticas, tener candidatos a las corporaciones públicas, elegir y ser elegidos.

La paz: Lo que se pacta en La Habana es el final de la guerra que de suyo le abre la puerta a la paz, pero no es la paz misma. La paz es un proceso muy complejo que se fundamenta en el respeto a las ideas ajenas. Las guerras dejan muchas heridas, muchos odios y la venganza a flor de piel. Desarmar los fusiles es lo menos difícil. Desarmar los espíritus lleva muchos años, pero hay que empezar con lo obvio, terminar la guerra.

No hay una paz perfecta y como ha sucedido en otros lados, habrá muchos insatisfechos, sobre todo los que quieren la tierra arrasada y la venganza saciada, pero como alguna vez lo escribiera Benjamín Franklin, "No existe una paz mala ni una guerra buena".