Falleció el exmagistrado Carlos Gaviria Díaz

Me duele y mucho y en estos momentos recuerdo el par de horas que pasé en su apartamento haciéndole un reportaje sobre su vida, su obra y su entereza. Hablamos de muchas cosas y allí conocí al hombre más allá de sus sentencias que revolucionaron no solo el derecho constitucional sino el país mismo. Era un hombre bueno, de esos que escasean por estos días.

Limpio, vertical en sus valores, demócrata y firme ante la moral maleable, la corrupción y el autoritarismo. Soñaba con un mejor país y luchó por ello sin descanso. Mis respetos por un gran colombiano, del talante del profesor Mockus y el doctor Fernando Hinestrosa. Pocos como ellos. El dolor es grande... sólo me queda repetir con León de Greiff.

“Señora Muerte que se va llevando
todo lo bueno que en nosotros topa"

No es cierto y lo digo con conocimiento de causa. Carlos Gaviria era un demócrata ante todo y como tal era respetuoso como el que más del Estado de derecho y sus instituciones, de las libertades individuales y los derechos fundamentales de las personas. De ahí el respeto que se ganó entre sus adversarios políticos, tanto de izquierda como de derecha que lo admiraban y lo respetaban.

Al participar en la creación del Polo quería construir una alternativa política, lejana del compadrazgo, la corruptela y el festín burocrático de los partidos tradicionales. No era comunista, ni estaba de acuerdo con el fundamentalismo del MOIR, y esto le causó problemas al interior del Polo. Sólo quería construir un estado democrático donde todos cupieran. Rechazó siempre los extremos políticos y si quisiera calificar su posición política diría que era un liberal de izquierda, situado en el centro del espectro político.

Pero como sucede en los Estados conservadores, donde la derecha ha creado un país excluyente e inequitativo, ser demócrata y luchar por los principios liberales es sinónimo de comunista.