Venezuela se suicida

La inteligencia no es el mayor ingrediente clave para lograr un objetivo, es la persistencia el constituyente indispensable. La gran familia del socialismo del siglo XXI lo sabe por transferencia desde la isla madre. Con muchos años mintiendo y con un séquito de esclavos reales y virtuales, donde el resentimiento y frustración con caldo de cultivo, los camaradas de Tirofijo en Venezuela acudieron a la repetitiva, trillada pero efectiva táctica de insistir en lo mismo. Ayer 15 de Febrero lo comprobaron ganando un “referendo” que aprueba la reelección indefinida de excelentísimo presidente venezolano.

Analizando este sombrío panorama, me asombra la capacidad que tiene Chávez y sus marionetas para desarrollar un show que logra tapar el sol con las manos y como encantador de serpientes hipnotiza a una considerable muchedumbre que se mantiene en un estado animado gracias a las pequeñas migaja que logra distribuir a lo largo y ancho de su bien montada estructura política. Me asombra el parecido que esta situación tiene con el intento del grupo de intelectuales de las FARC mientras intentan que sus camaradas queden ante el mundo como una parte de un conflicto, escondiendo de tajo los siniestros y espantosos ultrajes a las que someten a sus esclavos soldados y secuestrados mientras desconocen o minimizan sus crímenes de lesa humanidad.

Esta peligrosa receta que sirve para inducir a este gran suicidio colectivo requiere los siguientes ingredientes:

Mezcle el mismo mensaje una y otra vez con un generoso presupuesto.


Use descaradamente una chequera firme, como la de PDVSA, y sumerja a su aturda a su audiencia con incontables mecanismos que lleguen al subconsciente. El uso de generosos espacios en TV, radio, prensa, mensajes vía celular, vía “misiones” a la cubana o en supositorios de esperanza. Obviamente esto no podría revolverse sin los ejércitos de periodistas e incautos partisanos que no encuentran reparos en vestirse de rojo, aplaudir y delirar ante cada uno de los graciosos y elegantes discursos del gran comandante en jefe. Si no tiene petro dólares, use Narco dólares. Es lo mismo. Si no tiene ejércitos de periodistas, con un grupo bien motivado de “intelectuales” basta.

Distorsione la realidad de tal forma que la suya sea la mejor.


No hay nada más seductor que decirle a la audiencia lo que quiere escuchar. Por ejemplo, si está pasando por un mal momento, sus colaboradores están desmotivados, tienen la irresistible tentación de dejar la lucha y recibir beneficios, entonces “libere” a un par de camaradas que le digan a los demás que lo que usted hace es lo mejor, que son fuertes, humanos y tienen un proyecto político maravilloso, que dejaría en pañales el paraíso de cualquier religión. Por cierto, invoque todas las figuras religiosas posibles. Repita hasta el cansancio la palabra “nuevo”. De esa forma usted hará olvidar de un tajo todas las porquerías que haya hecho antes. La gente no mirará los hechos, sino que creerá lo que quiere creer. En esencia, la gente necesita esperanza para vivir. Désela en dosis humanitarias.

Ofrézcales a sus beneficiarios varias opciones, mientras sean la misma.


¿Quiere paz, bienestar, tranquilidad, cambio o futuro? Asegúrese que todas apunten hacia usted. Usted es el gran dador de todo lo bueno, el mesías, el redentor de todo sufrimiento. Ya usted sabe que la gente está bien jodida. Entonces asegúrese que quien intente asociarlo a usted con esa realidad sea calificado como enemigo de la paz. No muestre hechos, ya que ellos los incriminarán invariablemente, repita una y otra vez palabras que resuenen en las mentes de quien tiene la esperanza de vivir mejor a su costa. Quien lleve 10 años en una excelente posición de poder, esto le va muy fácil. Quien lleve 40 años en el monte, asegúrese de tener un grupo de sabios a su favor. Tendrán en el gran público casi el mismo efecto.

Finalmente amase hasta perpetuarse.


No hay nada como mantenerse por siempre en una posición de dominio, mientras le repite a los demás que linda es la democracia. Si ha estado 4 décadas en la selva, intente mantenerse en ella por lo menos y evite la deforestación ya que con el correr del tiempo se le pueden ir acabando los rincones donde esconderse.

Larga vida al emperador que descubrió esta fórmula mágica, cuyo único antídoto es la educación libre e intercambio cultural, de esos que hay que evitar a toda costa (nada de TLCs ni cosas por el estilo).