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Politica y Sociedad » Así es el día a día de la violencia en VenezuelaParticipa en el tema Así es el día a día de la violencia en Venezuela en el foro Politica y Sociedad. |
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Así es el día a día de la violencia en Venezuela
Calificación: de
5,00 Así es el día a día de la violencia en Venezuela El asesinato de Mónica Spear puso en primer plano una brutal realidad que afecta a los venezolanos. En la Funeraria Monumental del Cementerio del Este una larguísima fila de gente se organiza, el jueves a las dos de la tarde, para acercarse a los ataúdes de la ex señorita Venezuela Mónica Spear y su esposo, Thomas Berry, asesinados el lunes por hampones que querían robarlos. La gente camina lentamente bajo el sol y se despide de la actriz con la señal de la cruz y los ojos aguados. Tocan la madera, le dejan una, cientos de flores.(Vea: Estrellas y seguidores en el sepelio de Mónica Spear). A esa hora, en las puertas de la morgue de Caracas, una morena delgada llora desconsolada. Todavía no hay flores ni ataúd para su esposo, William, cuyo cuerpo está siendo revisado por los patólogos para entregarle el acta de defunción. Todavía no se siente viuda, pues esa misma mañana él salió temprano a arreglar su carro –junto con su hermano– y justo cuando se disponía a guardar el vehículo, ya resuelto el problema, de una camioneta se bajaron unos sujetos que le cayeron a tiros en su barrio de toda la vida, El Morro de Petare. La morena piensa en sus dos hijos pequeños y quiere suspirar muy hondo, pero no puede porque alrededor del edificio huele a muerto. Solo en los primeros ocho días del año han pasado por allí los cuerpos de 115 personas, lo que de alguna manera justifica el problema logístico que los amigos de su marido fallecido intentan resolver. “Estamos decidiendo a dónde llevar el cuerpo porque hemos hablado con tres funerarias que podríamos pagar y no hay cupo hasta mañana a las 5 de la tarde”, dice José Terán, amigo de William desde la infancia y quien luego explica que “así será la cantidad de muertos; no se dan abasto”. Esa es la nueva alcabala de los fallecidos en Venezuela: la espera por una capilla para despedirlos. Les pasó también a la exreina y a su esposo, a pesar de la fama de ella y del impacto causado por su asesinato. Es el nuevo capítulo de una realidad que los venezolanos han ido enfrentando poco a poco por obra y desgracia de la violencia criminal, que el año pasado dejó, extraoficialmente, casi 25.000 fallecidos (según la ONG Observatorio Venezolano de la Violencia). Estados de sitio “Por eso me mudé de Casalta III”, comenta el vigilante de 50 años Alexánder Fontana, al referirse a una de las zonas más rojas de la capital venezolana, donde el mismo día que asesinaron a Spear y a su pareja otros delincuentes mataron a puñaladas a un profesor universitario y a su madre al entrar a robar a su apartamento. “Una vez entré a mi edificio y, al subir las escaleras, vi a un muchacho tocando una puerta con una pistola. Le dije que si me iba a disparar lo hiciera de frente, pero no lo hizo. Me fui caminando de espaldas hasta que me encerré en mi casa. Luego se apareció a los dos días y me pidió disculpas. Otro día vi desde mi balcón cómo le disparaban al pasajero de un taxi y no aguanté más; me llevé a mi familia. No entiendo cómo nos está pasando. ¿Por qué nos están matando así, si los buenos somos más?”, se lamenta Fontana. La mudanza a la zona de Propatria le proporcionó un poco más de tranquilidad, pero advierte que tiene a su familia completa gracias a un régimen estricto de control y comunicación. “Mi hijo de 16 años lo tiene claro: ‘A donde vas, vas temprano. Cuando llegues, me llamas. Si se te hace tarde, te quedas. Me llamas apenas te levantes y no sales hasta que yo te busque. Punto... Ah, y preséntame a tus amigos’ ”, cuenta. Casi sin variaciones la receta se repite en todos los hogares venezolanos con hijos, en los que también ha cambiado el entorno. Desde hace cinco o seis años, casi todas las urbanizaciones de clase media han cerrado sus calles e instalado, con esfuerzo mancomunado entre vecinos, garitas de seguridad con cámaras de video. “No importa si la alcaldía da permiso o no, la gente cierra las calles y monta vigilancia. Se hizo en la mía. Hace años esperamos el permiso por las cámaras y no llegó, pero ha bajado el tema del ataque físico. Hay raponazos de carteras, celulares, pero ya no hay asesinatos”, cuenta Alfredo Duplant, un biólogo que vive en La California Norte y es vocero de seguridad del consejo comunal de la zona. Los estratos sociales más acomodados han resuelto parcialmente el problema con la contratación de escoltas y el blindaje de sus carros. Este último negocio, que hasta hace poco se manejaba en pocos lugares y con mucha discreción, hoy ha ganado amplio despliegue publicitario en radio y televisión. Pero cuando se trata de los barrios y zonas más populares, lo que manda es la reja y el toque de queda. “Llego a la casa a las 6 p.m. y ni mi hija ni yo nos asomamos por la ventana. Nunca ha pasado nada en esta calle, pero uno nunca sabe cuándo lo van a molestar”, explica Judith Quintana, una maestra de escuela del barrio José Félix Ribas. La violencia en los barrios venezolanos es un fenómeno tan cotidiano que va amalgamando la tolerancia de sus habitantes hasta el punto de que cierto nivel es considerado “normal”. La gente se conoce y casi siempre sabe quiénes son los “azotes” o los “mala conducta” que representan un riesgo y entonces les saca el cuerpo. “Si usted vive en un barrio y ya lo conoce, ¿qué va a hacer a otro? A mucha gente la han matado por estar en el lugar equivocado a la hora equivocada porque la vida en el barrio es así, ese es el sistema: si no tiene nada que buscar, no salga para que lo busquen”, dice Álvaro Vega, un carpintero oriundo de Bucaramanga que lleva 13 años viviendo en la difícil zona de Mamera, en el oeste de Caracas. Para Vega, al menos en su barrio, la inseguridad ha disminuido gracias al “patrullaje inteligente” promovido desde el gobierno revolucionario, así como las mejoras en infraestructura incentivadas por la misión Barrio Nuevo Barrio Tricolor. Asume el discurso oficial de que la criminalidad es producto de la falta de inversión social que hicieron los gobiernos “capitalistas de la cuarta república”. Crimen sin castigo El homicidio de Spear y Berry desató una reacción inusual en el Gobierno: reconocer públicamente que la inseguridad es un gravísimo problema nacional sobre el que tiene responsabilidad. Hasta ahora, el tratamiento del tema ha sido punitivo (multando a medios que lo informan), opaco (escondiendo cualquier cifra oficial desde hace 10 años) y errático (implementando 21 planes de seguridad que no han ofrecido resultados). En los medios de comunicación oficial no existe la fuente de sucesos; los asesinados no existen. Sin embargo, en su reconocimiento, el presidente Nicolás Maduro dijo que no quiere establecer una política represiva contra la delincuencia, “pues está probado que esto no ofrece resultados”, sino un esquema integral de educación de la población para evitar que caiga en el delito, repitiendo –casi cándidamente–: “Suelten las armas, vengan con nosotros, basta ya de la matazón”. Ese discurso no termina de convencer a los venezolanos. Al menos no a José, el amigo de William. “Parece que el Gobierno no sabe que cuando atrapan a un malandro, todos sus amigos o su familia empiezan a recoger plata para dársela a los policías para que lo suelten. Y lo sueltan”, dice. Su opinión es exacta a la de Fontana: “La policía actúa, cómo no. Los atrapan, pero luego ves a los tipos tan tranquilos en la calle a los dos días”. El abogado Gonzalo Himiob, del Foro Penal Venezolano, experto en criminología, explica que una de las principales causas del auge delictivo venezolano es la impunidad. Cifras recabadas por su organización no gubernamental ofrecen una conclusión demoledora: de cada 100 homicidios, solo 8 llegan a tener sentencia definitiva, y de estos, solo 3 llegan a sentencia condenatoria. “¿Qué mensaje envía esto? Uno muy simple: que ser criminal en Venezuela es buen negocio, pues, no importa lo que hagas, la desestructuración del sistema judicial te da 97 por ciento de probabilidades de que sigas libre”, afirma. “Si a esto se le añade la degradación del poder adquisitivo y la calidad de vida de los venezolanos y que los principales líderes del Gobierno reivindican con sus discursos el desconocimiento de la ley para resolver conflictos –una tesis cuyo principal exponente fue el fallecido presidente Chávez–, tienes un coctel muy explosivo, con los resultados que están a la vista”, apunta Himiob, para quien la lógica preventiva expresada por Maduro es necesaria, pero no suficiente. “Lo que no dice el Presidente es qué se va a hacer con lo que se tiene ahora, la violencia endémica del momento. La política criminal del Estado no puede enfocarse en la prevención hacia el futuro, sino en el control y represión de la violencia. Hay que conjugar el sistema garantista de derechos humanos con medidas contundentes y verificables de la represión de la criminalidad”, concluye. Para ello, en esa primera reunión sostenida entre los gobernadores y alcaldes del país con el Presidente, algunos de los líderes de oposición pusieron exigencias concretas sobre la materia, como que el 10 por ciento de los ingresos extraordinarios de la renta petrolera sean destinados exclusivamente al equipamiento y formación de cuerpos policiales. Maduro prometió que en un mes tendrá más claro el plan para prevenir el delito y, aunque Venezuela entera se pregunta qué se hizo durante los últimos 15 años de “revolución”, no tiene más remedio que darle el beneficio de la duda. Un crimen que llevó al apretón de manos entre Maduro y Capriles Caracas (Reuters). Tras meses de insultos mutuos, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, y el líder de la oposición, Henrique Capriles, se estrecharon las manos el miércoles por primera vez desde la contienda electoral del año pasado, en una reunión sobre la violencia en el país convocada tras el asesinato de la exreina Mónica Spear y su esposo. El mandatario se refiere a menudo a su rival político como un “fascista” y “asesino” y lo responsabiliza de las muertes ocasionadas por una ola de violencia luego de que Capriles cantara fraude en las presidenciales de abril del 2013, donde Maduro se impuso por 1,5 puntos porcentuales. No obstante, ambos pusieron de lado sus diferencias y captaron la atención con un rápido apretón de manos al inicio de la reunión, convocada por Maduro para realizarse en el palacio de Miraflores y a la que acudieron con carácter de urgencia autoridades regionales del país luego del crimen que escandalizó a la opinión pública. Valentina Lares Martiz Corresponsal de EL TIEMPO | ||
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No Calculado | #1.5 |
SponSor | Re: Así es el día a día de la violencia en Venezuela |
12-01-2014 , 09:11:12 | #2 |
Denunciante Ultra | Respuesta: Así es el día a día de la violencia en Venezuela Favor leer las etiquetas, ya sabemos que en Colombia estamos peor... |
12-01-2014 , 11:14:28 | #3 |
Respuesta: Así es el día a día de la violencia en Venezuela
si es vardad que en Colombia se presentan cantidades de crimenes...pero no deja de doler que este pais hermano..decaiga de la manera en que lo está haciendo.....Maduro debe recapacitar....
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12-01-2014 , 11:22:35 | #4 |
Denunciante Dorado | Respuesta: Así es el día a día de la violencia en Venezuela Última edición por PEDROELGRANDE; 12-01-2014 a las 11:24:29 |
12-01-2014 , 12:17:33 | #5 |
Denunciante Plata | Respuesta: Así es el día a día de la violencia en Venezuela |
12-01-2014 , 12:33:18 | #6 |
Denunciante Ultra | Respuesta: Así es el día a día de la violencia en Venezuela En Venezuela 'reina' la muerte A Venezuela la invadió una nueva plaga. Perniciosa, discreta y letal, cuando cae la noche se esparce sobre las carreteras oscuras, a la espera de que caiga su presa. La llaman ‘miguelitos’, son tachuelas, púas y clavos que desgarran cualquier neumático. Cuando el conductor para a cambiar su rueda, y a es demasiado tarde, los ladrones están al acecho. En cuestión de minutos los criminales se lanzan sobre sus víctimas, como carroñeros, para quitarles todo, incluso la vida. Fue lo que le pasó el lunes pasado a la exreina de belleza de Venezuela Mónica Spears, a su exesposo Henry Berry y a su hija Maya, en un crimen que tiene a Venezuela conmocionada, que contagió la agenda política y que les recuerda una vez más a los venezolanos la epidemia de violencia que los azota y los más de 24.000 compatriotas que murieron asesinados en 2013. Trigueña, con un espléndido pelo azabache y medidas perfectas, Spear era la mujer venezolana en todo su esplendor. Tenía 29 años y una carrera de actriz de telenovela por delante, impulsada por su quinto puesto en Miss Universo en 2005. Vivía en Miami, pero nunca se alejaba demasiado tiempo de Caracas. Berry era un británico idealista de 39 años al que flechó la exuberancia de la naturaleza del país, donde quería montar un proyecto de ecoturismo. En 2009 se casaron y tuvieron a Maya, la pequeña de 5 años que los mantenía unidos, más allá de su reciente separación. Ambos planearon pasar las vacaciones de fin de año juntos, en familia, por las carreteras de Venezuela. Pero el lunes 6 de enero, a las 10:30 de la noche, los ‘miguelitos’ se le atravesaron al destino de Spear, Berry y Maya en el kilómetro 194 de la autopista entre Puerto Cabello y Valencia. De repente estallaron dos ruedas del Toyota Corolla gris en el que viajaban. Llamaron varias veces al 171, el número de emergencia nacional, sin que les contestaran. En medio de la oscuridad se les apareció un ángel, una grúa blanca que Mónica paró atravesándose en la carretera. En menos de 20 minutos el operador del vehículo y su ayudante montaron el carro sobre la plataforma. Se apresuraron, pues sabían que en esa zona y a esa hora cualquier cosa podía pasar. Cuando se aprestaban a arrancar, cinco hombres armados caminaron hacia ellos, gritando y gesticulando. Los dos mecánicos alcanzaron a salir corriendo, pero los Spear Berry quedaron atrapados en el carro, habían caído en la emboscada. Les dispararon con pistolas 9 milímetros seis veces. Varias balas atravesaron la axila de la reina de belleza, otra terminó en el pecho del británico y un proyectil alcanzó la pierna de la chiquita. Cuando llegaron las autoridades, Spear y Berry estaban muertos, sin sus bolsos y cámaras fotográficas. La banda Los Rapiditos disfrutó poco tiempo de su mísero botín. Con una efectividad inusitada, las autoridades capturaron en solo 72 horas a cuatro hombres, una mujer y dos adolescentes, todos sospechosos de participar en el crimen. Y es que el asesinato rápidamente se volvió una tragedia nacional. En las redes sociales Mónica Spear generó 20.000 trinos por hora. En las calles de Caracas decenas de artistas salieron a pedirle cuentas al Congreso, mientras el presidente Nicolás Maduro reaccionó inmediatamente para que la muerte de la exreina no se convirtiera en una nueva crisis de gobernabilidad. Maduro citó a alcaldes y gobernadores, entre estos al opositor Henrique Capriles con el que se dio un fotogénico apretón de manos, prometió un nuevo plan para combatir la inseguridad y se comprometió a trabajar por encima de las diferencias políticas para coordinar planes de contingencia. Aunque la situación hace rato es crítica, este crimen prominente le recordó al país la tragedia que enfrenta día a día. Como escribió en Twitter la popular presentadora Camila Caníbal: “Mónica y Henry son la cara de miles de mujeres y hombres que han dejado a sus hijos sin padres víctimas de la violencia en Venezuela”. La misma semana del crimen, las secciones judiciales de los periódicos reportaron tres mujeres asesinadas y dos jóvenes muertos en una balacera en Caracas; una masacre de siete muchachos entre 14 y 20 años en Ocumare del Tuy; un estudiante en Mérida abaleado. Según el diario , en lo corrido del año ya 101 cadáveres han ingresado a la morgue de Bello Monte en la capital, el 90 por ciento por muerte violenta. Víctimas que hacen parte de una lista pavorosa, que engrosan estadísticas deprimentes. En 2013, 24.700 venezolanos perdieron la vida según el Observatorio Venezolano de la Violencia. Desde hace unos años el gobierno no publica datos de violencia. Por eso hay una guerra de cifras: mientras las autoridades insisten que los homicidios bajaron un 30 por ciento, la ONG dice que se rompió un récord absoluto. Cuando en 1999 Hugo Chávez llegó al Palacio de Miraflores, se registraban 5.000 asesinatos por año. Aunque ya era demasiado, la cifra es mínima frente a los niveles actuales, con un país con menos pobres y desigualdad. ¿Qué pasó? Es un debate sin fin, algunos culpan el tono beligerante del gobierno; otros la actitud desafiante de la oposición, unos acusan al petróleo y la cultura de dinero fácil que creó y hay quienes señalan la corrupción, la impunidad, la crisis carcelaria o el narcotráfico, que convirtió a Venezuela en ruta de tránsito. Lo cierto es que hoy no hay un venezolano que no tenga una historia como la de esa amiga que nunca llegó a un cumpleaños porque le hicieron un secuestro exprés, de esa noche que no pudieron viajar por seguridad, de esas madres que no duermen cuando sus hijos salen a rumbear, de ese conocido que se hizo millonario blindando carros o de los dos bolsos que se cargan: el que se usa y el “robable”. Como le contó a SEMANA Patricia, una venezolana que vive en Colombia, “hay una extrema paranoia, en carro andamos a 180 kilómetros por hora, siempre de día, siempre pendientes de los huecos, los puentes, cualquier obstáculo puede ser una trampa. Dejamos de salir en las noches y nunca parqueamos en la calle, en cualquier momento nos pueden asaltar”. El viernes 10, miles de personas, anónimos, exreinas, actores y familiares fueron a darles el último adiós a Mónica Spears y a Henry Berry en el Cementerio del Este. Bajo los grandes árboles que rodean el lugar el padre de la reina les dijo a los medios: “No hay palabras para describir el dolor, esto es algo que nunca debió haber ocurrido. Ella amaba el país, no pude en ningún momento sacarla de allá a pesar de que le dije que el país estaba inseguro”. Tristemente, en Venezuela, hay amores que matan. |
12-01-2014 , 13:07:56 | #7 | |
Denunciante Dorado | Respuesta: Así es el día a día de la violencia en Venezuela Cita:
La delincuencia y educación de nuestro pueblo Por: Jorge Alvarez Casañas | Domingo, 12/01/2014 Hoy nos encontramos en el medio de un debate sobre la delincuencia en nuestro país, bienvenido ese debate siempre y cuando el mismo sea con la sana intención de brindar ideas para bajar el índice de criminalidad que nos azota; algunos piden que no se politicen estos hechos pero eso es imposible por cuanto todo echo humano es político, entonces lo que se debe pedir es que no se manipule politiqueramente. Ahora creo que se debe ir a la génesis de este problema para diseñar soluciones o políticas públicas que nos ayuden a combatir tan terrible flagelo, en ese sentido debemos enumerar unas cuantas causas que a través del tiempo han ido sumándose para crear este desesperante estado de inseguridad que tiene secuestrada a la sociedad sin distingo de condición política o de clase y asi tenemos que: 1.- Deficiente control de la inmigración: No es posible que por declararnos en la Constitución como integracionista y defensores de los derechos de los pueblos latinoamericanos hallamos permitido y aun lo hacemos, que por nuestras fronteras, por aire o mar, entre cualquier bicho de uña que viene a nuestro territorio a reproducir formas irregulares de vivencias o sobrevivencias que no eran propias de nuestra cultura. No significa esto que no debemos convivir en nuestro país con ciudadanos de otros países, sean estos de cualquier procedencia, no, lo que se pide es que este ciudadano extranjero debe ser sujeto de control por parte del estado antes de ingresar al país a fin de controlar elementos indeseables o dañinos para nuestra sociedad; ejemplos como la practica desordenada de la venta buhoneril, la practica desordenada del servicio moto-taxi, la construcción de casas en lugares no aptos, el desorden y la informalidad en el transporte público terrestre de las camionetas, el secuestro, el sicariato, el cobro de vacuna, etc son prácticas que se exacerbaron o nacieron como consecuencia de la llegada indiscriminada y sin control de la inmigración no selectiva, si bien también llegaron hermanos latinoamericanos que han aportado sus conocimientos y esfuerzos al país, no podemos dejar que servicios tan importantes como el transporte de pasajeros o la distribución de alimentos o productos sean prestados informalmente por elementos que solo piensan en sus intereses particulares y nunca en el del usuario o el del estado; con salvadas excepciones un extranjero nunca va a ver al país donde llega con una visión de estado sino desde su visión particular o sea nunca lo va a sentir como su país, por eso es el Estado con una política pública coherente quien lo debe obligar a conducirse de acuerdo a nuestro ordenamiento jurídico y a nuestras costumbres y no ellos imponernos la suyas y menos cuando son perversas como ha sido hasta ahora nuestro caso; lamentablemente hemos copiado practicas nefastas traídas del extranjero que ligadas con nuestras prácticas propias crearon el coctel nefasto. 2.- la educación de nuestro pueblo: ¿Qué se nos enseña desde niños en nuestra sociedad? Tanto la educación sistemática como la educación asistemática en términos concretos nos enseña a competir y a consumir. Aquellos valores de formación social, moral y cívica se perdieron en el tiempo como consecuencia de la puesta en práctica de un modelo de desarrollo que solo apunta al consumismo, estamos tan preocupados por consumir las cosas materiales que nos ofrecen los mercados capitalistas mundiales y que pagamos de buena gana con la renta petrolera que no nos dimos cuenta que teníamos que cuidar nuestras fronteras para evitar la mala inmigración y con ella el desborde de la inseguridad, en vez de sembrar el petróleo con una educación de calidad, sembramos odio a través de la competencia capitalista. Un muchacho de un barrio, de una urbanización o de un pueblo, con una educación sistemática de mala calidad, con una educación en el hogar sin valores, sometido a una constante ráfaga de información de parte de los medios de información sobre la violencia y el consumo sin límites ¿qué creen ustedes que pase por su mente si necesita algo de lo que ofrecen las ofertas publicitarias y no tiene la forma ni el conocimiento para producirlo honestamente? La delincuencia es la consecuencia lógica de no tener la posibilidad de competir en un mercado capitalista que cada día le cierra más los espacios a la juventud, el capitalismo ve al joven solo como el destinatario de sus productos en su mayoría productos baladíes y éste al no poder obtenerlo formalmente en el mercado capitalista, delinque para obtenerlo. ¿Qué creen ustedes que va a hacer un policía mal pagado y mal formado si él, su mujer o sus hijos tienen una “necesidad” de estas que crea el sistema, un Ipod o un teléfono inteligente o un DS y con su sueldo no lo puede pagar? Ustedes saben la repuesta. En definitiva la delincuencia es producto de la sumatoria de multifactores que hemos dejado que se acumulen a través del tiempo y no hemos actuado adecuadamente desde el estado con políticas publicas coherentes para enfrentarlas; las enumeradas son solo algunas, tal vez las más importantes. Si el estado no comienza por organizar y controlar quién y con qué calidad e intención entra un extranjero al país, si no controla y organiza la movilidad interna de una manera formal, si no controla y organiza la distribución y venta de mercancías o alimentos de manera formal y si no controla y organiza un desarrollo urbanístico que acabe con el informalismo y la marginalidad, entonces nunca vamos a dar ni siquiera un paso para bajarle el copete a esa pandemia social que llamamos inseguridad. | |
12-01-2014 , 17:22:34 | #8 | |
Denunciante Popular | Respuesta: Así es el día a día de la violencia en Venezuela Para los que acostumbran lavarse la jeta despotricando y hablando babosadas de Venezuela
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