La violación conseguida con el apoyo de la vaselina no es violación

La violación conseguida con el apoyo de la vaselina no es violación
Por: humordon

Hay lenguas en Colombia que se ocupan con entusiasmo de los milagros de los políticos, y se dedican a ello solo porque a esos órganos del chisme no se les ocurre nada mejor que hacer.
Sin embargo, el disco duro de una lengua es incapaz de albergar los hechos de todos los políticos, y por eso algunas de ellas toman cursos de especialización en solo uno de ellos, lo que les confiere una eficacia viperina de buen tono.
No fue entonces difícil dar con las pocas lenguas especializadas en Juan Carlos Vélez, al que bien se le puede perdonar el hecho de ser senador de la República, pero no el agravante de ser uribista al mismo tiempo.
Fue por ellas que pudimos enterarnos de la razón y el momento en que la Política recibió a Juan Carlos en su seno abundante, o para ser precisos, en sus dos abundantes y disponibles senos.
Cuentan que se hizo político cuando, gracias a la doctrina inspiradora del uribismo, Juan Carlos se sintió poco o nada inclinado a realizar todas aquellas cosas que son consideradas honestas por la mayoría de nosotros los mortales.
Y que desde aquel momento él viene cometiendo con eficacia insuperable todas las cosas que suelen cometer los políticos, y que además encontró el modo de perpetrarlas con facilidad extrema haciéndose congresista, y con impunidad garantizada, haciéndose uribista.
“Vean en mí –dice un Juan Carlos orgulloso- el ejemplo de una vida que está por encima, muy por encima de las veleidades de la honestidad y la rectitud”.
Un hombre así, tan preñado de virtudes uribistas como lo está Juan Carlos, debió ser ungido como candidato a la presidencia de Colombia.
El dedo de Uribe consideró que aún no era apto para la candidatura, y no lo señaló, en efecto.
Explican que la cantidad y la calidad de la sumisión de Juan Carlos no fueron suficientes para dejar contento al Jefe, que en cuanto a exigir obediencia es riguroso en extremo, y considera además que sin la virtud de la subordinación completa a él no hay en Colombia estadista que merezca llegar a ser Presidente.
De modo que Juan Carlos debe ser contemplado por ahora como una estadista grande al que solo le resta adquirir, mediante el estudio y mediante la práctica, un bagaje más sólido de sumisión a Uribe.
En esa tarea loable se encuentra Juan Carlos. Y de ahí el anuncio que lanzó a los cuatro vientos de demandar por inconstitucional el referendo por la paz aprobado hace pocos días por el Congreso.
Cuando lo supo, cuentan que, a falta de caballo en que montar, Uribe montó en cólera. Y que luego tronó así: “¡Juan Carlos confunde la sumisión a mí con la debilidad¡ ¿Por qué ir tras un referendo cuando nuestro deber de patriotas es ir de frente y con todo contra la paz misma?”.
Falta poco tiempo para que leamos o escuchemos en los medios la noticia siguiente: “El senador Juan Carlos Vélez considera que a la luz del más puro uribismo la paz del presidente Santos constituye una violación sin vaselina de la Constitución de Colombia, y por lo tanto muy pronto presentará la demanda correspondiente ante la Corte Constitucional”.
Y si la demanda prospera, es probable que al dedo democrático de Uribe le dé ahora sí la real gana de comenzar a señalar en dirección de Juan Carlos.


Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de PEDROELGRANDE . Un aspecto muy importante que se olvida para tener en cuenta y mantener en mente es que los temas se traen para sano debate y no para irremediables diferencias. Saludos.
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