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Medellín, bajo la presión de bandas
Por: REDACCIÓN ELTIEMPO.COM | 10:26 p.m. | 21 de Octubre del 2012

Un hombre conocido como 'Carlos Pesebre' es el nuevo capo de la mafia y 'los Urabeños' en Medellín.

Las cifras de homicidios bajan, según la Policía, pero la guerra silenciosa de la mafia y las bandas se mantiene en Medellín. Detrás de la ciudad pujante, empresarial y cálida, la realidad de miles de niños, niñas y jóvenes vibra en cada comuna, en cada barrio, en las empinadas calles.

EL TIEMPO encontró en su recorrido por la ciudad un avance sin medida de la banda criminal 'los Urabeños', un reacomodamiento tímido de la llamada 'oficina de Envigado' y un empleo desmedido de menores de edad para la explotación sexual, la complicidad en las extorsiones y actos delictivos como el microtráfico de droga.

Pese a los grandes esfuerzos de las líderes de organizaciones de derechos humanos y los jóvenes que les apuestan al hip hop y a distintas expresiones culturales, la verdad es que por lo menos 15.000 menores y adolescentes están inmersos en la guerra, que ha mutado y que, según el Secretario de Inclusión Social de la Alcaldía de Medellín, traspasó las fronteras de la seguridad y hoy es un factor social desbordado.

Su afirmación da argumentos para entender por qué, si los homicidios bajaron este año, los barrios siguen llenos de 'combos' y los comerciantes ya no saben qué hacer con la extorsión o el 'pagadiario'.

En un primer informe, del pasado domingo, este diario había puesto en evidencia la crítica situación de la comuna 13. Precisamente, al mediodía de ayer, uno de los 'combos' atacó a la Policía y mató a dos policías y dejó a varios civiles y uniformados heridos.

La herencia de la guerra

Hace dos años se demarcaron claramente las llamadas 'fronteras invisibles', unas líneas intocables para los habitantes de un barrio y otro, o de una cuadra y otra, y que se reconocen por una acera, la cancha de fútbol o la columna que sostiene el metrocable. Hace ocho días, Cristian Doria, de 15 años, se quedó dormido en el bus que lo llevaba hasta su barrio y fue asesinado a puñaladas por los 'dueños' del territorio vecino, sin poder siquiera explicar que todo había sido un error.

Estos 'combos', que en verdad son bandas delictivas nutridas por menores que no tienen mayores posibilidades económicas distintas de robar, extorsionar o 'graduarse' en sicariato, están recorriendo el camino de las míticas bandas de la época del cartel de Medellín y los paramilitares, en los años 80 y 90.

El 'reciclaje' de bandas se empoderó con la nueva mutación del narcotráfico, y muchas se 'reencaucharon' reclutando en sus filas a los niños que veían en sus hermanos, papás y primos los sicarios duros de la ciudad.
'La Terraza', en Manrique; 'los Triana', en Bello y las comunas 1 y 2, o 'los Pachelly', en el 12 de Octubre y el centro, le hacen frente al nuevo capo del negocio, 'Carlos Pesebre', o pactan alianzas con él.

Tras la captura de 'Sebastián', jefe de 'la oficina', el pasado 8 de agosto en Copacabana (Antioquia), las bandas que trabajan para esta organización empezaron a reacomodarse y pelearse el cupo vacante. Sin embargo, a la fecha no hay una cabeza visible, espacio que ha aprovechado la llamada banda criminal de 'los Urabeños'.

El año pasado, este grupo empezó a 'colonizar' espacios con alias 'Mi Sangre', quien fue enviado desde San Pedro de Urabá a Medellín por los hermanos Úsuga.

Pero, en febrero de este año, las cosas cambiaron y el mismo clan familiar le ordenó a 'Mi Sangre' retornar a Urabá y dejó en su reemplazo a un hombre que ha militado en todos los grupos y que, pese a tener 29 denuncias y 25 investigaciones, no tiene orden de captura vigente.

Quién es 'Carlos Pesebre'

Este, que ha utilizado el nombre de Carlos Mauricio Buchorot Mejía y quien aparece en el listado de los más buscados por la Policía, ya daba sus primeros pasos en la delincuencia en la época de Pablo Escobar y terminó en las milicias de la guerrilla en una de las comunas de Medellín.

Sin embargo, fue él uno de los informantes claves de la Operación Orión, en octubre del 2002, y varios militares aseguran que fue quien "dio dedo" (señaló) a los presuntos auxiliadores de las Farc.
Su 'papel protagónico' lo llevó a enrolarse en las filas del bloque 'Héroes de Granada', de las autodefensas, grupo del que es desmovilizado. Sin embargo, hoy no aparece en ningún registro y varias ONG aseguran que pagó 25 millones de pesos para que borraran su nombre.

Los oficiales de inteligencia del Ejército, que ya tenían información sobre sus andanzas, aún recuerdan cómo un diario de Medellín publicó la historia de la muerte de 'Pesebre', relatada por su madre, quien aseguró que lo había recibido 'descuartizado'. "Sabíamos que era mentira porque en varios monitoreos hablaba con otro delincuente", agregó uno de los investigadores.

Lo cierto es que 'Carlos Pesebre' tiene varias bandas y 'combos' a su servicio. Los ha comprado con 30 millones de pesos, fusiles y pistolas y un carro blindado por grupo. Inteligencia militar indaga sobre los campamentos que 'los Urabeños' han montado en una ruta que lleva al corregimiento de San Antonio de Prado. La guerra sigue y las cifras dejaron de ser el indicativo de la seguridad.

Ejército sigue en barrios

Hace cuatro meses, la aparición de 'los Urabeños', con uniformes y armas largas, en las goteras de Medellín obligó al Ejército a instalar un puesto en San Antonio de Prado, donde 'gobernaban' varias bandas.
Las tropas también continúan en dos comunas.

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Fuente El Tiempo