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Viaje a los dominios de las pandillas de Cali
Por: REDACCIÓN JUSTICIA | 8:08 p.m. | 20 de Octubre del 2012

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Las comunas 13, 14, 15 y 21 son las que más pandillas concentran y donde están las fronteras invisibles. Foto: Juan Carlos Quintero / EL TIEMPO

Hay 134 grupos en 17 de las 22 comunas de la ciudad.

"Aquí no se puede vender droga porque hay grupos más grandes a los que hay que pagarles impuestos. Hay puntos de venta donde se mueven entre 8 millones y 10 millones de pesos diarios. Se vende marihuana, 'perico', bazuco y popper, aunque ese no tanto porque es de puros gomelos".

Las palabras del 'Panadero', un pandillero de 36 años que desde los 14 está en las calles, resumen lo que vive hoy Cali, en 17 de sus 22 comunas: 2.134 jóvenes armados y dispuestos a hacer lo que sea, hasta asesinar, por mantener el control de unas cuantas cuadras claves para el microtráfico y otros negocios ilegales.

Durante meses, un grupo de investigadores de la Personería de Cali se adentró en barrios en los que jóvenes que siguen la misma ruta del 'Panadero' aprenden desde niños a ganarse la vida arriesgándola a diario.

El resultado de ese trabajo fue una reveladora radiografía sobre las lógicas que mueven 'combos', parches, 'oficinas de cobro' -la escala delincuencial- y el hecho de que solo el Distrito de Aguablanca, uno de los más pobres, agrupa al 44 por ciento de las pandillas de la ciudad.

Ahí, con nombre propio, la Personería encontró que en casi cada cuadra hay enfrentamientos por territorios. El cuadro se repite en todas las capitales. En Bogotá, solo en Ciudad Bolívar existen 43 pandillas en esa localidad, y en Cartagena 2.000 jóvenes de 30 pandillas se disputan los cinturones de miseria.

"La importancia de tener esta información es que le permite al Estado saber lo que está pasando para tomar medidas que logren salvar a los jóvenes", asegura Andrés Santamaría, personero de Cali.

Aunque el problema no ha alcanzado las magnitudes de 'las maras', que en países como Honduras tienen 36.000 pandilleros en 326 grupos, o Guatemala, en los que hay 14.000, las causas y los factores que alimentan su crecimiento son los mismos: violencia, falta de oportunidades, pobreza, ausencia de Estado y la presencia de narcos que pescan en río revuelto.

Según el estudio, bandas criminales como 'los Urabeños' y 'los Comba' utilizan a esas pequeñas pandillas para el 'narcomenudeo', el tráfico de armas y para el entrenamiento de las llamadas 'oficinas de cobro' (sicarios).

Pero también les sacan provecho las Farc, que, según la Policía, habrían contratado a uno de esos grupos, 'el parche de Zulley', para el atentado contra el exministro Fernando Londoño.

Cinco, en toda el área

"Lo principal es el robo. Salimos a robar, y con eso ya se compran las armas, por medio de la droga. Hay un capo aquí que maneja todos los territorios, surte de armas a las pandillas para que acaben con las otras. Buscan sobre todo pelaos de 13 a 15 años para sicariato", dice 'Pistolo'.

Él está con 'los Warner', la pandilla que mayor presencia tiene en la comuna 8 y cuyo objetivo "es exclusivamente criminal", según la Personería: "No responde a la defensa territorial, sino al negocio del tráfico de sustancias ilícitas".

'Los Warner' es una de las pandillas que el documento incluye entre las cinco que tienen presencia en todo Cali. Cuentan con armas automáticas gracias a la alianza que han hecho con las 'oficinas de cobro'.

"Inicialmente está la parte de robo de bicicletas, de celulares, de cadenas, e inicia una venta de microtráfico y de armas que es manejada por 'los Rastrojos' y 'los Comba' en algunas partes. 'Los Rastrojos' han montado oficinas de cobro y vienen controlando cada una de las pandillas, formándolas y organizándolas para conseguir el total manejo de terrenos", asegura otro de sus integrantes.

Uno de los descubrimientos del informe es que los narcos están apuntándoles a las barras bravas para aprovechar su presencia en toda la ciudad.

"Miembros de las barras bravas mutaron a grupos de delincuencia que concentran fundamentalmente sus actividades en el atraco callejero y el comercio de drogas ilícitas en mínima escala", afirma la Personería.
"Si usted en este barrio no pertenece a una pandilla, no es. Si usted por ejemplo es de 'los Lecheros', por obligación para ir a coger un transporte a la avenida Los Indios le van a 'tirar' -asegura 'Pistolo'-. Aquí se maneja una frontera que es invisible".

Y lo más preocupante es que por esas fronteras invisibles en barrios como El Vergel, de la comuna 13, una de las más complejas, ha aumentado la deserción escolar, porque los jóvenes han abandonado sus estudios. "No pueden asistir al colegio que está ubicado en otro barrio por miedo a ser asesinados", reza en el informe.
Para las autoridades, todo este mundo delincuencial ha contribuido a que Cali tenga una de las tasas de homicidios más altas del país, 83,5 por cada 100.000 habitantes, según Medicina Legal. Tan solo el pasado viernes en la noche, la Policía atribuyó un asesinato de una niña a las disputas entre pandillas, de las que pocos han logrado salir vivos.

Los casos en otras ciudades

En Bogotá, según la Secretaría de Gobierno, hay 132 pandillas en 18 de las 20 localidades de la ciudad. En Barranquilla, unos 600 muchachos entre los 14 y 25 años hacen parte de 43 grupos, mientras que en Quebradablanca (Risaralda) hay 52 en las comunas 1, 8 y 9.

Fuente El Tiempo