DeNunCianDo - (LARENSA MENTIROSA)La crítica inútil

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Carlos Castillo Cardona

La tendencia universal es la de lograr la integración de medios, con lo cual se pretende cubrir los mercados de la publicidad y controlar gran parte de la información pública.

La cinematografía de Hollywood, la prensa escrita y la televisión de Estados Unidos no dejan de tener explosiones críticas sobre el trabajo periodístico.
Algunas veces, estas críticas están hechas para que un medio critique al otro. O se haga la autocrítica. Resulta sorprendente este fuego cruzado si se tiene en cuenta que desde tiempo atrás se han venido conglomerando empresas, conformando verdaderos carteles de los medios, con lo cual estas críticas podrían ser autodestructivas.
La tendencia universal es la de lograr la integración de medios, con lo cual se pretende cubrir los mercados de la publicidad y controlar gran parte de la información pública; por lo tanto, es interesante reflexionar sobre la contradicción que a veces emerge entre estos grupos de medios.
Sería muy simplista, aunque no es descartable, suponer cierta hipocresía en esas críticas, tratando de legitimar una pretendida independencia y libertad de expresión. Como es bien sabido, algunos periódicos, canales de televisión o cadenas de radio incorporan algunas voces que se apartan de las líneas dominantes de esas empresas, de su ideología subyacente o de los intereses económicos que los guían.
Esas voces disidentes dan cierta sensación de amplitud y democracia de los medios. Lo importante es que no sean muy protuberantes, pero que existan sin molestar mucho. Es decir, que no sea tan poca su luz que no alumbre, ni tanta que queme al santo.
Lo mismo ocurre con las autocríticas que estos medios se hacen. Aunque, como suele suceder, el periodista es el que está en medio del conflicto de intereses.
El cine ha sido especialmente crítico. En la página web Periodismo y Medios de Comunicación en el Cine se reseñan más de 190 películas, que empiezan con El reportero del diablo, de Billy Wilder, de 1929, y terminan con Criadas y señoras, de Tate Taylor, del 2011.
La lista muestra que todo director memorable, y no solo de Hollywood, hizo películas que relacionan periodismo y poder. Poder político y poder económico. La corrupción no es extraña a los tratamientos de esa relación. O son periodistas y medios de comunicación heroicos que se enfrentan desarmados ante los grandes poderes o, por el contrario, son seres y empresas corruptas al servicio de oscuros intereses.
En esas películas están presentes los problemas de la valentía del periodista y de su ética, las dificultades que tiene con su periódico o con sus dueño, la obligación de ser honesto con su público. No importa el sitio: en radio, en televisión o en la prensa escrita, la contradicción está presente.
La preocupación y crítica de estas relaciones parece que nunca terminarán mientras existan el poder y la política. En la televisión por cable acaba de terminar la primera temporada de Newsroom, una serie de HBO. El creador y libretista, Aaron Sorkin, ligado antes a la serie The West Wing, que muestra los conflictos y dificultades de la política en la Casa Blanca de Washington, y a la película La red social. Sorkin, por lo tanto, está acostumbrado a presentar dificultades.
En esta nueva serie trata de mostrar la producción de un noticiero en una cadena de televisión por cable. Su idea, según sus propias expresiones, es la de no caer en el estereotipo popular de ver a políticos y periodistas como maquiavelos o como tontos. Su interés es el de presentar a un grupo altamente eficiente de periodistas. Y, efectivamente, lo logra.
En ese grupo que hace las noticias se ve su preocupación por buscar la verdad, hasta donde sea posible; ser responsable con el público; ser profesional; defender los principios; reconocer los errores; dedicar todo el tiempo a su trabajo; trabajar bajo presión; desafiar lo que hay que desafiar, y enfrentarse a los propietarios del canal, cuando eso sea necesario.