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Colombia es mucho más que Santos y Uribe: Antonio Navarro

Para el exguerrillero y hoy político, Colombia hace rato está en la búsqueda de una alternativa de poder distinta a los partidos y políticos tradicionales.

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Antonio Navarro Wolf.

JARVEY LOZANO
Diario del Huila, Neiva

Antonio Navarro Wolf, exguerrillero del M-19 que pactó la paz con el gobierno de César Gaviria en 1990, y quien fue constituyente, congresista, gobernador de Nariño y secretario de Gobierno de Bogotá, estuvo en Neiva a nombre de los movimientos Progresista y Pido la Palabra, promoviendo la consolidación de una alternativa político electoral distinta al santismo y al uribismo, de cara a las elecciones de 2014.

En diálogo con DIARIO DEL HUILA, Navarro afirmó que Colombia hace rato está en la búsqueda de una alternativa de poder distinta a los partidos y políticos tradicionales, como lo evidencian movimientos como la 'Ola Verde' de las elecciones presidenciales de 2010, que más tarde que temprano una de esas olas va a llegar a la presidencia como ha ocurrido en el resto de países de Latinoamérica.

Además dio su visión del proceso de paz que inician gobierno y Farc, desde su experiencia como exguerrillero, de la propuesta de constituyente para reformar la justicia, de la incidencia de los jueces en la política, del proyecto El Quimbo y la concesión del río Magdalena entre otros temas.

¿Cómo nace el Movimiento Progresistas?

Progresistas es una confluencia de gente, de sectores que salieron de diversos orígenes. Una parte salió del Polo Democrático, otra parte viene de sectores independientes, hay una gente del Partido Verde, hay ahí unas personas que vienen de los partidos históricos, y hay una búsqueda de organizar una fuerza política nueva, fresca, que ascienda, que crezca, que se una con otros sectores que también están buscando caminos distintos a los existentes y que pueda realmente convertirse en una fuerza estable en los próximos años.

¿Pero acaso ese no fue el mismo intento del Polo Democrático Alternativo?

La izquierda y el centro izquierda ensayó meter todas las fuerzas en un solo partido, que fue el Polo Democrático hace seis, siete años, yo fui fundador de ese esfuerzo, y se descubrió que la diversidad se volvió imposible de manejar dentro de un solo partido, entonces ahora, la idea es que trabajemos en una lógica distinta, que cada uno se organice donde se sienta más cómodo, más a gusto y que podamos hacer cosas conjuntamente con otros sectores organizados, la izquierda y el centro.

¿Entonces Progresista y Pido la Palabra es el resultado del inconformismo del resto de los partidos?

Es el resultado de la búsqueda de una alternativa que hace rato se está buscando. Yo hacía una síntesis de las principales olas de opinión de los últimos años y eso es desde hace mucho tiempo, y la sociedad colombiana anda buscando un cambio político serio en el país, el último intento fue la 'Ola Verde', que llegó a tener ganadas las elecciones un mes antes de que llegáramos a la primera vuelta. Lo que pasa es que el candidato de esa 'Ola Verde' no estaba suficientemente actualizado con los temas de política nacional y de propuestas para el país y se empezó a desinflar antes del día de elecciones, pero no solamente se necesita una ola sino también estructuras organizadas que le den consistencia y continuidad al trabajo político más allá de las olas.

¿Después de esos intentos fallidos, es posible alcanzar el objetivo final?

Colombia es el único país de Suramérica al que no ha llegado una alternativa al nivel presidencial. Todos lo otros países lo han conseguido, faltaban Perú y Colombia, ya Perú lo tiene y a Colombia tiene que llegar.

¿Progresistas nace como oposición a Uribe y a Santos?

Nace como una diferencia, ni es Santos ni es Uribe, Colombia es mucho más que Santos y Uribe, eso es lo que estamos diciendo nosotros, y no solo es Progresistas, hay otros sectores que también son parte de esa tercería, de esa diferencia con los proyectos tradicionales. Es que Santos es un político tradicional urbano y Uribe es un político tradicional rural, pero son políticos tradicionales, son del mismo sector social que ha dirigido este país a lo largo de 150 años.

¿Cree que este es el momento de esa alternativa?

Colombia está buscando con todo el derecho una alternativa, y creo que nosotros tenemos que aprender de lo que ha sido esa búsqueda en los últimos años para presentar una alternativa que pueda realmente ganar.

¿Esa alternativa en qué se diferencia políticamente de los tradicionales?

En muchas cosas. En primer lugar tenemos que mejorar definitivamente la calidad de la política, cero corrupción. Una política de calidad tiene que hacer una diferencia muy clara, nosotros somos totalmente distintos de los progresistas que votaron la Reforma de la Justicia legislando en causa propia; segundo, de verdad hay que avanzar hacia una disminución de la desigualdad en Colombia, Santos habla de eso pero es poco lo que hace en ese sentido, definitivamente se necesita que la desigualdad disminuya en un país que tiene la desigualdad más grande en América Latina, por eso decimos que la prioridad por los pobres y por programas que realmente avancen por la equidad es fundamental, entonces el modelo económico que tenemos está mal, mal orientado.

Pero las estadísticas reportan un crecimiento económico constante dentro de ese modelo..

Sí, tenemos unas cifras de crecimiento pero lo que está creciendo es la minería mientras están estancados o decreciendo la agricultura y la industria manufacturera que son los que generan empleo y los que dan desarrollo a las fuerzas productivas, los que generan valor, y al mismo tiempo estamos haciendo un montón de tratados de libre comercio en momentos en los que lo rentable es importar, o sea nos estamos haciendo unos autogoles evidentes, entonces la política económica necesita una modificación de fondo.

¿En qué más se diferencia de la política tradicional?

El medio ambiente no puede ser un relleno en las políticas públicas. El calentamiento global llegó para quedarse, los temas ambientales deben ocupar los más altos niveles de prioridad en la toma de decisiones de esa naturaleza en el país.

La prevalencia de lo público. Lo público debe prevalecer sobre lo privado y el interés general sobre el interés particular y eso aquí lo vemos muy al revés, el conjunto de beneficios más grande que le han dado a los privados en la historia reciente se los dio la famosa confianza inversionista, y eso realmente no tiene sentido, aquí necesitamos que la prioridad sea lo general y no lo particular.

Y además, pues obviamente apoyamos la paz. La paz es una necesidad para el país, no podemos aceptar como razonable la posición de quienes dicen que la paz debe fracasar. ¡No! Queremos que la paz salga adelante, no somos capaces de predecir si va a pasar o no, o de adivinar si va a ser así o no, pero sí queremos que la paz salga adelante porque Colombia necesita resolver ese problema histórico de ser el único país de este continente donde permanece vigente la lucha armada.

Cómo convencer a un ciudadano que la propuesta de ustedes es diferente si los otros partidos tradicionales repiten el mismo discurso de la igualdad, de lucha a la pobreza, de defensa del medio ambiente, de la prevalencia del interés general sobre el particular...

Por eso le digo, no solo somos los Progresistas sino también otros sectores con los que nosotros estamos trabajando juntos, y estamos en un proceso de hacer algo, por eso Pido la Palabra por ponerle un ejemplo del tipo de partido en el que estamos trabajando, incluye académicos, gente de organizaciones no gubernamentales, empresarios, políticos como Alonso Salazar o Antanas Mockus, o Antonio Navarro para poner unos nombres, gente de medios de comunicación, etc. Yo creo que las olas se han presentado, se han activado de diversa manera a lo largo de nuestros últimos 30 años de historia, y se van a volver a presentar.

Se presentó con la reforma de la justicia, que tuvieron que darle un entierro de tercera porque si no iba a haber una verdadera rebelión ciudadana contra esos abusos del poder del Congreso y del gobierno y la relación clientelista entre el gobierno y el Congreso. De manera que eso se ha ido presentando, se va a volver a presentar, va a estar presente en las elecciones del 2014 y lo que tenemos que tener es solidez en las propuestas, un cuerpo organizado que permita que este esfuerzo llegue a todos los rincones del país y reaccionar adecuadamente en el momento que esa ola se presenta, o sea desde el Nuevo Liberalismo hasta la Ola Verde hemos tenido más que diversos intentos de los colombianos por encontrar una alternativa, del análisis de esa realidad nos lleva a concluir que en este momento organizando un cuerpo básico podemos lograr que esa ola por fin llegue donde debe llegar, que es a la Presidencia de la República.

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¿Ya tienen perfilado a un candidato para la Presidencia de la República?

Eso hay que escogerlo por consulta popular, nosotros consideramos que ese es el mecanismo que debe realizarse en marzo de 2014 coincidiendo con Senado y Cámara, y en eso estamos trabajando de manera que sea el pueblo y el ciudadano el que decida quién debe ser el candidato o candidata entre una opción de alternativas que se van a presentar.

¿Pero no hay perfilados unos nombres ya?

Es que si me pongo a adelantarle nombres pues... esperemos.

Para que se vayan ilusionando los colombianos...

Sí pero cada hora tiene su afán, el afán de ahora es ir organizando una estructura, ir definiendo los puntos del programa, irlos volviendo concretos para que no sean carreta, que no nos pase lo que le pasó al doctor Mockus, que mientras más hablaba en la candidatura del 2010, más votos perdía porque menos concretas tenía sus propuestas, pero eso fue el problema de la candidatura de Antanas, de modo que cada día tiene su afán, los candidatos son para el 2014, todavía falta año y medio, calma...

¿Y cómo avanza el proceso a nivel nacional?

Yo he visitado unos 10 o 12 departamentos hasta ahora, estamos yendo a otras partes, la tradición de la organización política en Colombia está muy ligada a las elecciones, entonces cuando no hay tiempo de elecciones eso es difícil que la gente se motive a la actividad política. Nosotros necesitamos un movimiento que funcione 365 días al año de todos los años, no solamente en tiempo de elecciones, estamos buscando que eso funcione de esa manera, hay ciudades o regiones donde tienen más desarrollo, otras donde está empezando, otras donde está recomenzando, pero estamos en esa idea de que sí haya otra fuerza política que prevalezca en el tiempo, que sea estable y que trabaje todo el año.

¿Y dónde quedó la izquierda del Polo Democrático?

Bueno, el Polo Democrático fue disminuyendo su tamaño, sigue existiendo, de ninguna manera soy de los que cree que se acabó, sigue existiendo, yo ya no soy miembro del Polo, como muchos otros que fuimos fundadores y no somos miembros hoy, pero tenemos una relación constructiva con ellos, esperamos que tengan buen viento y buena mar como decía el otro día el presidente Santos.

¿Está de acuerdo con la eliminación de la Vicepresidencia de la República?

No estoy de acuerdo. A mi me parece más transparente que se escoja en fórmula con el presidente el nombre del vicepresidente. No puede ser que sea bueno para atraer votos pero malo para gobernar, que se escoja al mejor, pero yo estoy diciendo que es mejor que sea transparente la escogencia del vicepresidente y no que sea una componenda entre el presidente y el Congreso.

¿Qué tan optimista es de este nuevo intento por alcanzar la paz por la negociación política?

Si usted me pregunta hablando de porcentajes, qué porcentaje le pongo de deseo a que salga bien: el ciento por ciento; con los ojos abiertos, qué porcentaje le pongo: el 50 por ciento. Creo que es el momento en que hay mejores posibilidades de un acuerdo con las Farc a lo largo de todos los procesos que he visto, por la situación militar esencialmente. Yo lo digo porque yo fui guerrillero, de manera que a mi no me tienen que contar cómo es la historia de un proceso de paz porque hice uno.

¿Qué se necesita para llegar a la paz?

Para un movimiento armado la razón fundamental que puede llevar a la paz es la convicción de que no se puede ganar la insurrección armada. Yo creo que las Farc que se sentó en El Caguán pensaba que podía ganar, extrapolaron mal sus resultados militares y llegaron a la conclusión que se podía ganar, que si no se lograba la paz no importaba porque se podía ganar. Hoy está claro que no pueden ganar, esa es una condición necesaria para que haya un proceso de paz, no es suficiente, lo demuestra el ELN, hace muchísimo tiempo sabe que no puede ganar y sin embargo no se desmoviliza, de manera que por eso le digo, esa condición necesaria hoy está pero no sabemos si otras condiciones subjetivas que tienen que ver con la voluntad de la paz, con lo que están pidiendo las Farc, con la unidad interna de las Farc, con la claridad que tengan sobre el momento político, etc., los lleve a tomar la decisión de paz, esperamos que sí, queremos que sí, pero solamente el curso de los acontecimientos nos mostrará si tenemos razón o no.

¿Se necesita una reforma a la justicia como se viene impulsando con un proyecto de Asamblea Constituyente tras el fracaso de la reforma en el Congreso?

Aquí ha habido todo tipo de argumentos, salió el hoy ministro de Justicia, Fernando Carrillo diciendo que para la justicia no se necesitaba una reforma constitucional, Álvaro Uribe está proponiendo que haya una constituyente para hacer una reforma a la justicia ¿Quién tiene razón? ¿Carrillo o Uribe? Probablemente no se necesiten hacer muchas reformas a la Constitución porque aquí se ha vuelto un deporte reformar la Constitución ¿Cuántas reformas le ha hecho este Presidente? Y quiere seguir, ahí están anunciando que van a suprimir la Vicepresidencia. Sinceramente creo que los temas de congestión de la justicia se resuelven sin reforma constitucional y nunca estuve de acuerdo con que los notarios fueran quienes tuvieran que administrar justicia en causas civiles por ejemplo como estaba planteado en la reforma, a mi parece que es un tema de fortalecer la rama judicial con jueces y no de poner a abogados o a notarios a ejercer funciones judiciales, todo porque hay una congestión en la justicia civil, en los procesos que tienen que ver con deudas y con asuntos de naturaleza civil. Ese tipo de problemas de la justicia no requieren una reforma constitucional y en eso estoy de acuerdo con Carrillo.

En Norteamérica se habla del 'Gobierno de los Jueces', algunos dicen que a Colombia llegó el 'Gobierno de los Jueces'. ¿Están incidiendo los jueces colombianos en la política?

Sí, han aumentado sin duda su incidencia en la política, muchas veces para bien. La Corte Constitucional ha sido una corte que ha desarrollado y vuelto real elementos de la Constitución que no lo han hecho las leyes, ni el gobierno, de manera que diría que esa mayor importancia de los jueces en la toma de decisiones de una sociedad es una realidad y tiene muchos elementos positivos, dependiendo de la corte de la cual se trate. La judicialización exagerada de la política me parece inconveniente, que también está sucediendo, pero en general me parece que la justicia lo ha hecho bien a lo largo de los últimos años, y hay unos esfuerzos por quitarle ímpetu, por coartarla, mire usted todos los procesos por paramilitarismo, importantísimos para una sociedad, no hay un país del mundo donde haya habido una judicialización de actividades ilegales del tamaño que ha tenido Colombia y uno lo que siente es que hay una ofensiva en contra de quienes lo han hecho, que no termina y que está buscando es volver los tribunales unos tribunales más amigos del status quo y menos eficaces contra la ruptura del orden institucional.

El proyecto El Quimbo ha generado polémica por el impacto ambiental, el desplazamiento y ruptura de tejidos sociales, se han hecho advertencias. ¿Su opinión acerca de esta megaobra?

¿Quién y con qué razones decidió que era más importante una hidroeléctrica que tener seis u 8.000 hectáreas de tierra produciendo alimentos, o dedicadas a la agricultura tierras muy fértiles? Ese es el punto central de la discusión. Alguien decidió sin preguntarle a nadie más que era mejor una hidroeléctrica y punto. Yo creo que eso es un tema de fondo ¿Cómo vamos a hacer la política pública de desarrollo minero-energético en este país? ¿Vamos a coger tierras fértiles y a inundarlas a o abrir minas a cielo abierto? ¿Vamos a desplazar campesinos? o ¿Qué es lo que vamos a decidir? A mí me parece que ahí está el punto fundamental: alguien porque le dio la gana o porque le hicieron una oferta de inversión, toma decisiones que el país no sabe cómo toman y que el país está dispuesto a discutir y a revaluar, ese es el asunto de El Quimbo, lo más importante ahí en la discusión es si es correcto inundar tierras de vega, de primera calidad, para convertir eso en una hidroeléctrica.

Ahora se está hablando de la concesión del río Magdalena para su aprovechamiento...

Esas son las decisiones que no se pueden tomar a puerta cerrada, que no se pueden tomar a la cañonga, es decir, va porque va, y entonces cómo hacer, y el modelo de desarrollo de este país qué? Depende de los sitios donde se vayan a hacer o a proyectar hacer represas, es imposible hacer una represa sin inundar tierras, pero cuáles son las que se van a inundar, dónde, en qué condiciones con qué lógica, con qué argumentos, eso es lo que tenemos que discutir públicamente.