Un menú de paz donde faltan platos
 

Un menú de paz donde faltan platos

Por: DANIEL SAMPER PIZANO
http://www.eltiempo.com/opinion/colu...-8837640-1.jpg Daniel Samper Pizano

Como garantía de paz, la última meta es la justicia social; pero hay que combatir más la corrupción y respetar el medio ambiente.
Resulta evidente que el acuerdo de negociación entre la administración Santos y las Farc no es un programa de gobierno, pero en él se tocan algunos de los principales problemas nacionales. El que ocupa más renglones en el breve documento es el problema agrario, cosa comprensible porque la tierra ha sido el origen de la mayoría de nuestros conflictos sociales de los últimos dos siglos y podría seguir siéndolo en adelante.
Se destaca, así mismo, la inclusión de la justicia social como condicionante del desarrollo económico, la ampliación de la democracia como fórmula de participación y la lucha contra las organizaciones criminales y paramilitares como elemento de seguridad. Aparece la necesidad de impulsar la salud pública, la educación, la vivienda popular, las cooperativas y la erradicación de la pobreza. El énfasis en estos puntos es tan importante en la negociación como los postulados que hablan del desarme, pues sería grave error plantear una paz que no tenga como fin un cambio importante en las estructuras de la sociedad colombiana. Toda paz que no persiga metas de igualdad, inclusión social, repartición más justa del ingreso, democracia política y garantías en educación y salud para todos los ciudadanos será una paz endeble y efímera. El Frente Nacional anestesió el odio político, pero, al olvidarse del problema social, solo consiguió aplazarlo y enardecerlo.
Hay apartes reservados al narcotráfico, a la ayuda a las víctimas de la guerra y a la verdad. Y aunque, como digo, está claro que el memorando de trabajo no es una constitución política ni un menú exhaustivo de problemas, habría sido deseable que destacara más la urgencia de combatir la corrupción y proteger el medio ambiente.
El primero es un cáncer que nos está devorando. El mismo día en que se publicaban los ecos del acuerdo de negociación, la prensa informaba que había sido capturado otro congresista por un delito de apropiación indebida; que el antiguo jefe de inteligencia del Ejército había sido condenado por nexos con narcotraficantes; que las maniobras reelectorales del Procurador lo dejaron sin institución que pueda juzgarlo; que el magistrado de la Corte que más persiguió a los paramilitares dimitió por las presiones de algunos de sus pares; que un excoronel fue condenado a 33 años de prisión por asesinar a su esposa y que otro excongresista recibió sentencia de cárcel por estafa. La lucha contra la corrupción exige lugar prioritario en las negociaciones, toda vez que este mal degrada moral y económicamente al país.
En cuanto al medio ambiente, que, en consideración a las futuras generaciones de colombianos, debería ser el más importante ministerio, el gobierno de Santos acaba de tratarlo con el mismo desdén con que lo vapuleó el de Uribe. Este lo puso en manos de una vendedora de productos estéticos y lo convirtió en cajón del Ministerio de Vivienda. Santos lo sacó de allí. Pero primero nombró a una seudocuasiexministra y luego, quizás por tratarse de medio ambiente, nombró medio ministro. En efecto, Frank Pearl tuvo que repartir su tiempo con la misión secreta de paz en Cuba.
Ahora, al nombrar a un periodista como ministro, acaba de confirmar el escaso interés que le suscita la naturaleza, por más que haya jurado defenderla disfrazado de mamo arhuaco. Juan Gabriel Uribe es un buen editorialista y un hábil político, pero dudo de que haya visto nunca un cucarrón vivo y no recuerdo un solo artículo sobresaliente sobre el tema que lleve su firma. Ya anunció que hará compatibles los diversos intereses. Es decir, que hará política con la ecología. Pésima noticia, habiendo tantos especialistas calificados que sí saben de lo que están hablando.
Menos mal Pearl dejó un buen regalo de despedida: una norma que paraliza la voracidad minera en la Amazonia mientras no se organice la situación ambiental de la región. Algo es algo.


ESQUIRLAS. Sin Alberto Aguirre, que acaba de morir, Colombia es menos inteligente, menos autocrítica, menos libre.

Daniel Samper Pizano
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Fuente eltiempo.com