Uno de los ejemplos de este gobierno autoritario que se apoderó del país durante ocho años. Quiso arrodillas a la justicia, pero cuando le fallaron sus cálculos, arremetió ferozmente contra ella, en especial contra la Corte Suprema de Justicia.

Trampeó, compró conciencias, calumnió, utilizó el poder de su policía política para espiar, conspirar, perseguir, amedrentar, guerra sucia que no doblegó a la valerosa Corte, que siguió investigando los crímenes de los parlamentarios que en grave contubernio con los paramilitares querían gobernar el país a su antojo.

Quiso tomarse la Fiscalía general por asalto para tapar sus crímenes, igual quiso hacerlo con las Corte Constitucional, pero para fortuna de la democracia colombiana y de sus instituciones, le fallaron sus cálculos y no consiguió que le eligieran un fiscal de bolsillo y la propia Corte donde había colocado a varios de sus integrantes, impidió un tercer mandato.

El ex Magistrado Valencia Copete hay que resaltarlo por su valentía, por haberse enfrentado a quien en esos momentos manejaba el país a su antojo, dueño de leyes y conciencias. Por fortuna, hoy, el ex mandatario ya pasó a uso de buen retiro, y aunque sigue conspirando contra la democracia, poco a poco se va quedando solo, y a estas alturas solo cuenta con sus amigos que de poco le sirven, pues están en la cárcel, asilados, huyendo de la justicia o a las puertas de la cárcel.

Un nido de delincuentes que avergüenza la democracia colombiana. No creo que pase a mayores la investigación de la Comisión de Acusaciones, pero es suficiente castigo para este señor feudal el ver que el Estado policial que pretendió instaurar en Colombia, se diluyó y hoy emerge, para fortuna de los colombianos, una democracia en trance de recuperación.

Falta mucho para limpiar el desastre de ineptitud y corrupción de estos ocho años, pero la buena noticia es que ya se empezó y con la modernización de sus instituciones y el entierro del fundamantalismo, la locomotora del desarrollo eche a andar, pues como dice el presidente Santos, si se consigue la paz, Colombia dejará atrás el país de castas aristocráticas y ejércitos privados, obstáculo de un país incluyente y con justicia social