Militares de Pakistán han realizado un lanzamiento exitoso de su misil balístico de corto alcance Hatf IX, capaz de portar una ojiva nuclear.

Desde que en el mes pasado la India efectuó un ensayo de su misil Agni V, con un alcance de más de 5.000 kilómetros, este ha sido el tercer ensayo de misiles pakistaní.

Anteriormente, a inicios de abril, Pakistán ensayó su misil de medio alcance. El de corto alcance, el Shaheen-1 (Haft-4), también es capaz de portar tanto munición convencional, como una ojiva nuclear.

Tras obtener su independencia del Reino Unido, en 1947, India y Pakistán se enfrentaron en tres guerras (en 1947-1949, en 1965 y en 1971) por el dominio de la región de Jammu y Cachemira, sin contar otros múltiples conflictos armados de menor escala.

La región sigue siendo una de las más militarizadas del mundo. La situación, de hecho, es que Pakistán gobierna la mitad de la zona, China una pequeña parte, y la India la otra mitad.

India y Pakistán desarrollan su arsenal de misiles y periódicamente realizan sus pruebas desde 1998, año en que ambos Estados anunciaron que poseían municiones nucleares, convirtiéndose formalmente en la sexta y la séptima potencias nucleares (sin contar a Israel, cuya posesión de armas nucleares no está reconocida oficialmente).

El desarrollo de la bomba nuclear por parte de Pakistán siempre ha tenido una gran importancia psicológica para sus gobernantes y se remonta a la dolorosa derrota de Pakistán frente a la India en la guerra del 1971, que terminó con el nacimiento del Estado independiente de Bangladesh.

Fue la época en que el entonces gobernante de país, Zulfikar Ali Bhutto afirmó que “el pueblo estaría dispuesto a comer hierba, si fuese necesario, para fabricar la bomba nuclear”. De esta forma Pakistán se ha convertido en el único país islámico poseedor de armas nucleares.