Después de tres jornadas dedicadas a escuchar los argumentos a favor y en contra de la polémica ley de reforma sanitaria impulsada por Barack Obama, se quedó claro que la Corte Suprema de EE. UU. emitirá un dictámen sólo en junio, ya que no consiguió los seis votos que conforman el quórum necesario para emitir sentencia.

Cinco de los nueve jueces que integran el más alto tribunal –de tendencia conservadora– mostraron sus dudas sobre la autoridad del Gobierno para obligar a los ciudadanos a adquirir un seguro de salud bajo pena de sanciones.

En este mismo sentido, los republicanos consideran que la reforma atropella las libertades individuales, aumenta los costos del cuidado de la salud, recorta el programa 'Medicare' para ancianos y jubilados y socava la Constitución.

Por el contrario, los otros cuatro magistrados, de tendencia progresista, apoyaron la línea de la Casa Blanca, que defiende la iniciativa como uno de los logros del mandato de Obama y considera que permite la extensión del seguro médico a millones de ciudadanos, mas aún a los de ingresos bajos.

Al igual que la Corte, la sociedad está dividida entre los que se manifiestan a favor y los que están en contra de la reforma. Mientras que algunos consideran la ley es muy costosa e implica una injerencia en sus vidas, otros aseguran que el cuidado de la salud "es un derecho humano".

En este contexto, varios expertos opinan que la actitud ante la sanidad en EE. UU. es más bien una jugada política, de cuyo resultado depende especialmente el destino de los hispanos, porque determinará el futuro acceso a la cobertura de salud de una población, donde se registran los mayores niveles de obesidad, enfermedades cardíacas y diabetes, entre otras afecciones.