Un soldado afgano disparó a dos estadounidenses causándoles la muerte durante un mitin de protesta contra la quema de varias copias del Corán en una base militar de EE. UU. El hecho se produjo en la provincia oriental afgana de Nangarhar. Ambas víctimas murieron en el acto, mientras que el atacante se dio a la fuga.

Al mismo tiempo centenares de afganos arrojaron piedras contra la embajada de Estados Unidos en Kabul. Intentaron sitiar la misión pero fueron disueltos por la policía.

Otros 2.000 manifestantes se congregaron alrededor de la base estadounidense de Bagram (situada a unos 60 km de la capital), en la que se produjo la quema de los libros sagrados del Islam, y que es también el blanco de esta nueva ola de indignación. Para dispersar a la gente, la Policía local empleó armas de fuego, luego de que murieran al menos nueve personas y otras decenas resultaran heridas.

400 afganos atacaron la base noruega situada en el noroeste del país, en la región colindante con Turkmenistán. Lanzaron cócteles molotov además de piedras. Sin embargo, de esta región no se ha reportado ninguna víctima tanto por parte de los atacantes, como de los militares europeos.

En la tercera jornada consecutiva de protestas un cuartel de los talibanes hizo un llamamiento a “atacar valientemente” las bases y convoyes militares de extranjeros en territorio afgano. Con eso se pretende “dar una lección a los invasores”.

El pasado día 21 el mando militar de la OTAN pidió disculpas por lo sucedido y se comprometió a dar “pasos para garantizar que esto no suceda de nuevo”. Este jueves el presidente de EE. UU., Barack Obama, ha reiterado sus excusas en una carta enviada a su par afgano, Hamid Karzai.