No al chantaje presidencial, sí al paro estudiantil

Una falsa idea ronda con relación a los estudiantes universitarios, se suele creer que en especial los que provienen de las universidades públicas para protestar por sus derechos deben recurrir a la violencia, sin embargo la Secretaría de Gobierno de la Alcaldía de Bogotá informó que en la marcha por sus derechos del pasado 10 de noviembre hay un balance positivo de lo ocurrido en la jornada de protestas estudiantiles. Los estudiantes lograron demostrar que en contra de las falsas creencias les interesan realmente sus derechos y sobre todo, la calidad de la educación.

Las protestas que deben seguir dándose no deben caer en el juego que ha planteado el Presidente Santos. Los estudiantes no deben ceder al chantaje presidencial, las leyes se dejan de hacer porque no se necesitan o se hacen pensando en los derechos de los ciudadanos, en especial de las minorías. Los estudiantes y docentes que sabemos que es lo que realmente se requiere de la educación en el país no pararemos en nuestro esfuerzo por conseguir que la educación sea de calidad, gratuita, estatal, y de ahí la importancia de que continúe el debate público sobre la educación como derecho.

Muy importante que por primera vez se unan a una causa tan importante los padres de familia, quienes sienten que una nueva bestia los amenaza como consecuencia de una ley que pretende continuar con la escalada de la privatización neoliberal y la formación de obreros calificados y poco pensantes; los futuros estudiantes universitarios, los estudiantes de educación media, se han unido porque ven que sus derechos se recortan y que su futuro se cubre de una peligrosa sombra, tras de la cual su formación tan solo podrá ser un espejismo; los profesores, nos unimos porque vemos que la educación cambia su sentido ya que el estado olvida que debe comprometerse con la educación como estrategia para construir una sociedad más democrática y pluralista en la que no solo los más ricos accedan al saber y a las élites del poder y no, con la educación clasista y excluyente de los menos favorecidos.

Cabe destacar que por fin la fuerza pública asumió un papel más respetuoso de los derechos de los ciudadanos, aun cuando no puede negarse que algunos miembros de esta si crearon escenarios de provocación a los estudiantes, tal vez siguiendo esa idea del ex-vice-presidente que considera que el rol de la fuerza pública es la represión, los falsos positivos y la doble moral de la que ha hecho gala como puede verse en su videoblog: "Le miden el aceite al presidente".

Las diferencias entre el Gobierno y sectores estudiantiles por cuenta del proyecto de reforma a la Ley 30 de Educación Superior no pueden ser una excusa para negar derechos, sino una expresión del dialogo; en la que no cabe el chantaje, sino una respuesta seria que debe ir más allá de prometer retirar la iniciativa del Legislativo y demostrar que hay un verdadero interés en buscar mayores consensos.

Se hace necesario continuar en el debate y buscar así, la construcción de la propuesta de un nuevo modelo de educación. Solo cuando se reconozcan los derechos de los estudiantes estos regresarán a clases.


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