DeNunCianDo - Los votantes 'Alkosto'

Los votantes 'Alkosto'

La columna 'Voy y vuelvo' de Ernesto Cortés Fierro, editor jefe de EL TIEMPO.

Siempre me ha llamado la atención el disímil voto de los bogotanos. Un año elige a un matemático, otro a un tecnócrata, luego ensaya con un sindicalista y vuelve y le apuesta al político tradicional.

Los bogotanos han acertado con creces y también se han equivocado. Pero tenemos la ciudad y los gobernantes que merecemos por nuestras decisiones.

Pensando en esto, me puse a construir de manera subjetiva el perfil del votante capitalino. Obviamente, en este ejercicio especulativo no caben los ciudadanos que se dejan comprar o presionar por un líder de barrio.

Me refiero al ciudadano de bien, el que les sigue apostando a la democracia y a sus gobernantes por encima de presiones. Y la respuesta la hallé en William Vinasco.

Sí. Pero no por su popularidad como narrador de fútbol. Me consta que durante años se preparó a conciencia para ser Alcalde algún día y, de hecho, me extrañó no verlo en esta ocasión.

Pero ahora lo recuerdo en aquel comercial de televisión con una familia típica de clase media, tal vez estrato tres, con un carrito de mercado recorriendo los pasillos de Alkosto, allí donde se compra todo por cantidad a precios asequibles. Y sí, creo que ese comercial lo popularizó tanto que hace cuatro años alcanzó la bobadita de más de 300 mil votos.

Yo he visitado Alkosto, y el Homecenter, y el Éxito, y Carrefour... y me parece estar viendo en todas partes a ese votante típico bogotano: el que merca, busca rebajas, gasta en cosas útiles como una panela o inútiles, como un equipo de sonido 'lobísimo' para que suene en toda la cuadra; aquel que se va con toda la familia a hacer rendir la plata comprando la carne o los huevos sin marca al tiempo que se antoja de unas llantas rebajadas para el carro; el que entra en conflicto con su mujer porque ella quiere un tapete nuevo para la cocina y él le contesta que sí, pero que cuando tengan casa propia...

Esa clase media -estratos dos y tres- suma el 70 por ciento de la ciudad. Es la clase trabajadora que quiere vivienda digna, empleo para los hijos que crecieron, oportunidades para que lleguen a una universidad, seguridad o cualquier otra ilusión que los mantenga aferrados a la idea de que el próximo Alcalde sí será lo que esperan.
No, no es la clase alta la que vota y decide en Bogotá. Además, representan escasamente el 10 por ciento de la población.

Pero tal vez sí sea la que más influye porque tiene los medios para hacerlo, pero le inquietan más sus intereses particulares que los de la ciudad. "Dígame si usted va a pasar el TransMilenio por la 7a. frente a mi casa porque si es así, entonces no voto por usted", le dijo una elegante dama a un candidato hace poco. Egoísmo puro, el que antes de votar pregunta 'pero, ¿y cómo voy yo?'.

Pero no es propio solo de las clases altas. En el estrato uno también se ve: "Yo no voto por ese señor que nos puso andenes y nos bajó los carros de ahí... no ve que dañó el barrio", le dijo otra dama de Ciudad Bolívar a uno de los aspirantes.

En fin. Ojalá no volvamos a equivocarnos. Ojalá votemos a conciencia y que los candidatos se den una pasada por Alkosto y almacenes por el estilo, donde parecieran concentrarse los votantes y sus más anhelados deseos de cambio y prosperidad.