Samuel Moreno era "el director de la orquesta"
 

El exjefe jurídico del IDU declaró durante 22 horas ante la Fiscalía. Julio Gómez, Emilio Tapia y Álvaro Dávila, parte de la orquesta.

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Inocencio Meléndez en la versión libre que rindió a la Fiscalía.

El proceso del carrusel de la contratación estaba edificado sólo en el testimonio de los Nule. Y cuando está en veremos su posible aporte como testigos, llega la que podría ser la carta de salvación para la Fiscalía: Inocencio Meléndez, el exdirector jurídico del IDU, quien rompió su silencio en búsqueda del principio de oportunidad, para pasar de procesado a testigo.

El Espectador tuvo acceso a las 22 horas de testimonio que Meléndez rindió a mediados de junio ante el exfiscal Germán Pabón Gómez, en las que desnudó la supuesta red que se tejió alrededor del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) y en la que supuestamente el suspendido alcalde Samuel Moreno Rojas era el “director de la orquesta”. Como músicos: el senador Iván Moreno, Julio Gómez, Emilio Tapia y Álvaro Dávila.

Pero no son los únicos salpicados. Liliana Pardo, Néstor Eugenio Ramírez, Jorge Mojica, Carmen Lopera, María Clemencia Cantini, María Mercedes Castrillón, María Natalia Lorens, Giovanny Arenas, Salomón del Valle Díaz, Jairo Aragón, Manuel Pastrana Saagre, Jesús David Sierra y Rafael Landazi Castañeda forman parte de la lista.
Meléndez, desde que lo citaron a la formulación de imputación por el carrusel, sabía que iría a prisión. Por eso siempre llevaba la maleta lista en la cajuela de su carro. Hoy dice que quiere contribuir a la verdad. “No había dicho todo, porque me sentía presionado y con miedo. Consideré que debía darle la cara a la justicia y dar las explicaciones a los más de 16 mil alumnos que tuve”.

De Lucho a Samuel

Meléndez, quien trabajó en el IDU durante las administraciones de Luis Eduardo Garzón y Samuel Moreno, es claro en marcar una diferencia entre ambos con respecto al IDU. Mientras la primera la describió sin muchas influencias externas, la de Moreno la deja en entredicho. “Cuando llegó Samuel no se movía una hoja sin su consentimiento”.
Y su declaración contra el suspendido alcalde comienza desde que asumió en 2008. La influencia de Iván Moreno, Emilio Tapia, Álvaro Dávila y Julio Gómez comenzó desde el nombramiento del gabinete distrital. “En enero de 2008, en el lobby del Hotel Tequendama, tuve una conversación con Julio Gómez. Allí me dijo que había financiado la campaña de Samuel y que ese día estaban armando el gabinete. Que el alcalde lo iba a dejar manejar durante los dos primeros años el IDU, que los dos años siguientes a Tapia y que durante todo el período a Dávila”.

Según Inocencio, Gómez le dijo que Mercedes del Carmen Ríos, la alcaldesa de Suba, iba a ser la secretaria de Integración, y que Héctor Zambrano estaba definido para Salud, algo que tenía contentos a los concejales. Que el Acueducto, que tenía buen presupuesto, le tocaba a Iván Moreno y que su ficha era Miriam Margoth Martínez. Sin embargo, le dieron fue la Uaesp, con el aval de Álvaro Dávila”.

“Para la Secretaría de Movilidad nombraron a Villegas, quien tuvo mucha injerencia en el IDU con el tema de la malla vial. Incluso, nos hizo contratar a Ivonne Walteros como asesora de la estructuración financiera de la malla. Villegas tuvo que renunciar por un tema de DMG y también con el respaldo de Dávila nombraron a Fernando Álvarez, quien era gerente de Transmilenio. En el Fondo de Vigilancia dejaron a Patricia Otálora, respaldada por Julio Gómez”.
“Gómez me contó que en la repartición el IDU les tocaba a los Moreno y a ese grupito con Gómez, Tapia y Dávila. Incluso, que fue él quien le dijo al alcalde que ratificara a Liliana Pardo, pero Dávila no quería darle respaldo, porque quería a Ana María Ospina y a Montenegro. Hubo división”.

“Me dijo que el IDU era la joya de la corona y estaban buscando al candidato. Gómez me habló de ese combo con Emilio Tapia y Álvaro Dávila. Que todos los negocios eran en nombre del alcalde, pero que de lo que se ganaban iba para Iván y para Samuel”.

“La persona más cercana al alcalde era Álvaro Dávila. Él era la chequera del alcalde. Era el que se encargaba de cobrar las comisiones a través de los contratos de asesoría para adjudicar los contratos. Lo sé porque un día Miguel Nule me contó que habían suscrito contratos con Dávila”.

Sobre Julio Gómez dijo que lo conoció a través del concejal José Juan Rodríguez. “Como contratista ejercía influencia en las alcaldías locales y eso se prueba en los convenios interadministrativos que tienen sus empresas. Él no estaba acostumbrado a licitar, pero cuando la ley prohibió los convenios con cooperativas, le tocó competir. Fue cuando quiso pasar al IDU en 2007, sin tener infraestructura, y por eso no quedó exitoso en ningún contrato. Además, no tenía acceso a Garzón. Se conocía con Liliana desde el Fondo de Vigilancia y Seguridad, por el contrato de la estación de Ciudad Bolívar, que incluso lo iban a caducar. Liliana ya sabía quién era él. Él es amigo de los concejales, de algunos muy cercanos. Cuando llega la administración de Samuel Moreno, adquiere todo el poder”.

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Total influencia en el IDU

A la pregunta qué clase de influencia tenía Samuel Moreno en el IDU, su respuesta fue clara: “Total influencia”. Sin embargo, todo lo que relata sobre el IDU en este aspecto dice que se lo contó Liliana Pardo. “En el IDU no se hacía nada sin el consentimiento del alcalde. Era el que decía a qué contratista le debían adicionar. Aunque el IDU es descentralizado, la autonomía es media. Él nombra a todos los de la junta. El alcalde sabía todo lo que hacían Gómez, Dávila y Tapia. El secretario de Movilidad también sabía todas las irregularidades”.

“Quien mandaba era el alcalde. Los contratos se los ganaban sus socios. Los contratos se los ganaban los amigos del alcalde. Emilio Tapia, Álvaro Dávila y Julio Gómez. El cambio no era por plata, porque todo lo que se hacía era mandado por el alcalde y uno al jefe no le pide plata, porque lo bota. Operaban como combo”.

“Ellos procuraban tener el control de todo. Luis Eduardo Montenegro tenía su propio asesor jurídico. Además, un asesor técnico, el arquitecto Leonardo Tous, quien era el enlace que le daba la información de todo el IDU a Tapia, a Gómez y por ese conducto al alcalde y a Iván Moreno. Él siempre ha tenido vínculos con Tapia. Era el puente entre Montenegro y el combo que les menciono”.

“Tapia y Julio Gómez decían de frente: ‘Yo vengo en nombre del alcalde y de Iván Moreno’. Ellos manejaban los negocios aparte y el alcalde los legalizaba, porque le daba la orden a Pardo. El alcalde sabía todo. Samuel Moreno era el director de la orquesta”

Como lo hizo ante el procurador general, Inocencio habló de la famosa oficina paralela desde donde supuestamente manejaban en IDU los hermanos Moreno, Dávila, Gómez y Tapia. “Luis Eduardo Montenegro les decía los paralelos, pero era reconociendo que ellos mandaban y tenían poder externo al IDU. No era una oficina física”.

Contrato 137 de 2007

Uno de los principales problemas en las obras de la calle 26 fue el de los diseños incompletos, algo que ha sido parte de la defensa de los Nule para justificar los problemas de la obra y pilar fundamental de las investigaciones de la Fiscalía y la Procuraduría contra los funcionarios del IDU. Meléndez confirmó que la obra se adjudicó con los diseños incompletos y que parte de la responsabilidad estaría en el interventor: en Natalia Laurens y Luis Esteban Prada, para entonces la subdirectora técnica de diseños y subdirector general técnico. Y dice que la razón es clara: el exalcalde Luis Eduardo Garzón ordenó que los contratos de la Fase III de Transmilenio se debían firmar antes de que acabara su alcaldía, en 2007.

“Esa fue una decisión más política que gerencial. Eso se dio en plena campaña a la Alcaldía de 2008. El proyecto tenía muchos enemigos y de ahí el afán por adjudicarlo. Es curioso que para el Transmilenio por la séptima también había estudios y diseños, pero prefirió dejarlo para la siguiente administración. Lo mismo pudo haber hecho con la calle 26”, dijo.

El exjefe jurídico relató que quien mandaba en el IDU en 2007 era Ana María Ospina, subdirectora general corporativa, supuestamente muy cercana a Álvaro Dávila. Incluso, que con la llegada de Samuel Moreno en 2008 estaba esperando que la nombraran como directora, pero no lo logró porque no tuvo el aval de Manuel Sánchez. También habló de Giovanny Arenas, quien era el subdirector de Licitaciones. Dijo que él salió del IDU y se fue a trabajar con Dávila.

La Fiscalía le preguntó sobre la investigación que archivó la Procuraduría Distrital alrededor del proceso de la calle 26. Inocencio respondió que el procurador Hernán Bríñiz, quien fue al que le correspondió el proceso, lo archivó de manera poco clara. “Bríñiz era muy cercano al IDU y tenía varias cuotas allí, entre ellas una niña que trabajaba en la Unidad de Valorización (…). Bríñiz era amigo personal de Liliana Pardo”.

Grupo de los Nule

Con la adjudicación de la construcción del tramo 4 de la Fase III de Transmilenio a los Nule, fue al que le cayeron después los contratistas amigos de Samuel Moreno. Los polémicos empresarios lo ganaron, porque fueron los únicos que se aventuraron a realizar esta obra, pese a que le rebajaron el presupuesto en casi 35 mil millones. El competidor fue Julio Gómez con una empresa china, que quedó descalificada.

En medio del proceso de selección, Julio Gómez, que estaba descalificado, les dijo a los Nule que a ellos también los iban a rechazar y que como él era cercano al IDU les podía ayudar. Les cobró casi $1.500 millones y para pagarle fue que crearon un subcontrato con una empresa de Gómez, que nunca se ejecutó.

“A Camilo Pérez, un abogado que trabaja para los Nule, le pregunté por ese subcontrato y me dijo que había problemas con ese contrato, porque se hizo formalmente, pero que no ejecutaron las actividades, porque era para pagarle a Julio Gómez la intervención para que no rechazaran la oferta (…). Julio Gómez cañó a los Nule, porque no les iban a rechazar la propuesta para la construcción del tramo 4. También lo hizo Germán Olano, quien llevó a Gómez ante los Nule, pero él no tenía poder en el Distrito”.

Encuentro con Miguel Nule

“Yo soy profesor y los viernes solía viajar a distintas ciudades del país. En un viaje a Sincelejo me encontré con Miguel Nule y me contó que estaba muy afectado, porque se había encontrado con Samuel Moreno y con Emilio Tapia en el aeropuerto y que le habían pedido $5.000 millones para bajarle la suma de la resolución del anticipo. Me dijo que era un descarado, que hasta viajaban juntos”.

“En relación con la no declaratoria de caducidad me comentó que Álvaro Dávila le había mandado un mensaje a su Blackberry que decía: ‘Hey Migue, te voy a joder si no me pagas’. Y él me dijo que estaba muy molesto y que le iba a mandar una copia de un cheque a Samuel Moreno para que él no lo molestara más”.

“Como salió la resolución de la devolución del anticipo en contra, los Nule se sintieron engañados. Por eso se dolieron, porque no les cumplieron los compromisos , ya que la resolución la expidió por $72.000 millones y ellos ya habían llegado a unos acuerdos. Les estaban pidiendo una plata y les incumplieron. Nule me cuenta eso, porque estaba molesto. La plata era para bajarle el valor de los anticipos que les iban a cobrar.”.

La cesión del contrato

Sobre la cesión del contrato que tenían los Nule a Conalvías, indicó que fue por propuesta de la aseguradora. Esto frenó la caducidad del contrato. Meléndez agregó que sugirió algunos puntos para no incurrir en faltas disciplinarias y penales, pero no se cumplieron. “La irregularidad que observé en la sesión fue que Emilio Tapia, Julio Gómez, el señor alcalde e Iván Moreno querían quedarse con el contrato, cobrar por aceptar el contrato en sesión y por no caducarlo. Y querían quedarse con el contrato para que después se lo repotenciaran a ellos.

“El determinador de la sesión fue el alcalde. Luego, Carlos Alberto Ibáñez me dijo que había hablado con Andrés Jaramillo para negociar la adición del contrato y que por eso la condición que él le había puesto a Néstor Eugenio Ramírez, el nuevo director, era que la adición al contrato de la 26 era lo primero que tenía que hacer, porque se lo había pedido Tapia con el visto bueno del alcalde. Quiero señalar que Ramírez era cuota de Tapia”.

“A Néstor Eugenio lo había puesto Tapia como gerente de la Empresa de Renovación Urbana (ERU), fue la cuota que le dio Samuel y que toda la contratación de la ERU se la habían dado a él. Que Ramírez no le había fallado y por eso lo nombraron en el IDU. Lo nombran con el compromiso de que adicionara contratos”.

Inocencio dice que no cometió delitos

Pese a las evidencias que tiene la Fiscalía en su contra, Inocencio Meléndez dice que no delinquió como lo quieren hacer ver los Nule y que todo es un complot de ellos por los beneficios que esperan de la justicia. “Yo soy la línea débil de todo este carrusel, porque no tengo doliente”.

Sobre el capítulo del cobro de $4.500 millones a los empresarios, dice que es falso y que el apartamento con el que supuestamente le pagaron se lo entregó Carlos Arturo Gómez Cáceres como pago de honorarios, porque le ayudó a estructurar una propuesta para acceder a los contratos de 800 kilómetros de la red vial del Cesar. Según Inocencio, de ahí salió el alias ‘Morena Mía’, que se refería era a ese multimillonario proyecto.

“Acepto que hice esa asesoría siendo funcionario público y no podía. Eso es lo único que acepto. El carro que dicen que también me dieron me lo prestaron y lo devolví cuando supe de quién era”.
Gómez Cáceres trabajaba con los Nule y Galofre en el Cesar, donde tienen contactos y contratos con los que están haciendo lo mismo que con el de la 26.

Según Meléndez, Camilo Pérez, un abogado que trabaja con los Nule, le contó que lo querían hundir a él para salvar a Tapia y a Gómez.

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Samuelitos alias la Dra la corrupción campea en bogotá y no solo en el IDU en otras entidades Distritales si se destapara la olla va a ser peor.

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una vueltica por aca en cali

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que ventilador tan aspero!!!!!!!

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Que lo juzguen y lo condenen rápido (y contundentemente) para pasar al panorama de la contratación a nivel nacional.

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