DeNunCianDo - Robo de celulares y equipos electrónicos: Así es la 'vuelta'

El robo de celulares y otro tipo de equipos de similares características suele ser tan lucrativo que tan solo después de tres días de constantes operativos para combatir este tipo de delitos se han reportado 16.080 teléfonos comercializados de manera ilegal, así como una cifra estimada en 27.000 de estos elementos recuperados y avaluados en $3.000 millones de pesos en el transcurso del año.

Una mañana de tantas, un hombre cualquiera se sube a un bus de transporte público con el fin de llegar a su lugar de trabajo. Son las 7:00 de la mañana, una de las peores horas para viajar con comodidad, cientos de miles de personas hacen lo mismo.
Un bus atestado de gente se convierte, entonces, en el principal escenario de una odisea criolla en la que una muy bien organizada banda de atracadores hará su agosto, valiéndose del tumulto de gente como su principal aliado.

Nada más cruza la registradora y paga el pasaje, nuestro hombre cualquiera se percata de que alguien –una mujer cualquiera- le ha tocado uno de los bolsillos de la parte de atrás del pantalón donde acostumbra portar su billetera con la clara intención de robarle la billetera.

Sin mayores pruebas que el haberse percatado de la intención de la delincuente, el desconocido decide poner a salvo de las manos criminales un botín que a lo sumo equivaldrá a $10.000 pesos, así como a un montón de documentos personales y tarjetas. Toma la billetera en su mano derecha y procura abrirse paso entre la multitud de personas que atestan el estrecho corredor del bus.

LA OCASIÓN HACE AL LADRÓN

El hombre pide permiso, forcejea y a medida que avanza debe hacer todo tipo de maromas y gestos para preservar el equilibrio, dejando sin querer al descubierto su celular, que lleva en su cinturón en un estuche que, seguramente, compró pensando en poner en dificultades a cualquier ladrón que tuviera la intención de quitárselo.
El bus avanza y el exhausto pasajero llega al fin a la meta empapado en sudor, ahogado por el esfuerzo y mascullando ira ante la actitud hostil de la desconocida, pero con la satisfacción de haber podido salvar una billetera cuyo modesto capital equivale a un almuerzo corriente, a lo mejor un tinto y el tiquete de vuelta.

Dicha más bien efímera porque mientras guarda su billetera una señora le informa de que alguien ha hurtado su celular. Fue él, le indica la señora mientras señala a un hombre de contextura gruesa y 1.75 metros de estatura, quien rápidamente timbra y desciende del vehículo en el que prosiguen su recorrido el resto de la banda integrada por dos mujeres y otro individuo encargado de “campanear” la vuelta.

De acuerdo con el director de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional, Julio Roberto León Riaño, hechos como el descrito anteriormente, denominados como cosquilleo en el argot callejero, suelen presentarse también en las principales vías de las ciudades capitales, en las que los celulares son robados bajo las modalidades de hurto o atraco.

Actividades delincuenciales en las que las autoridades también han reportado un incremento en la instrumentalización de menores de edad; población entre quienes tan solo en los últimos tres días fueron capturados 701 menores, junto a cerca de 1.200 personas quienes fueron aprendidos en flagrancia, durante una ofensiva desarrollada en las ocho principales ciudades del país.

SE ABREN BANDAS

Una vez realizado el robo, el delincuente se dirige a uno de los locales ubicados en el centro de la ciudad con los tres o cinco teléfonos móviles que haya podido hurtar en el transcurso de la jornada, en el que por un precio que oscila entre los 10.000 y 20.000 pesos, dependiendo del modelo, otra persona se encarga de abrir las bandas del ******o valiéndose de unos protocolos que cualquier persona puede consultar en internet.

Estos “laboratorios”, suelen contar con uno o dos computadores en los que se logra la reactivación de los equipos por medio de programas de software contra los que se pretende adoptar una legislación mucho más severa que permita inutilizar el teléfono una vez se reporte su robo, además de sancionar con mayor drasticidad este tipo de modalidad delictiva.

Hecha esta diligencia el equipo pasa a hacer parte de un mercado negro gracias al cual la mayoría de los celulares son enviados a Venezuela o Ecuador, países en los que este tipo de ******os pueden ser vendidos a un mejor precio que en el mercado interno o bien intercambiados por modelos que también hurtados en estos países que serán puestos a la venta al mejor postor por la tercera o cuarta parte de su valor en las principales ciudades del país.

Mercado en el que no hay preguntas y del que también suelen ser partícipes algunas de las personas que han sido víctimas de algún robo o atraco, dejando ganancias millonarias a unos cuantos pícaros que viven de la necesidad ajena, así como de cientos de miles de incautos.

UNA GUERRA PERDIDA

No obstante a los múltiples esfuerzos que en la materia viene adelantado la Dirección de Investigación Criminal e Interpol (Dijin) en procura de contrarrestar a esta mafia de carácter trasnacional, la legislación vigente tiene penas risibles y en algunos casos permanece maniatada frente a esta modalidad de hurto debido a que las leyes en este sentido son demasiado obsoletas al punto de que muchas veces ni siquiera contemplan el robo de este tipo de equipos.

En este sentido, el general León insistió en la necesidad de que el público no comprara este tipo de productos a los denominados reducidores, no obstante a que en apariencia su valor pudiera ser mucho menor al del mercado legal.

“Este tipo de celulares muchas veces son el producto de una lesión, cuando no de un homicidio, de manera que el llamado es a no comprar este tipo de equipos que son hurtados y llevados a estos centros de acopio como los nueve que fueron desmantelados recientemente por la Policía Nacional”, afirmó el alto oficial quien no dudó en calificar a este tipo de organizaciones como auténticos representantes del crimen trasnacional.

fte: terra.com.co