Estados Unidos designó un nuevo emisario ante el régimen cubano
 

El gobierno de Barack Obama eligió para el puesto a John Caulfield, actualmente a cargo de la Embajada en Venezuela. Washington destacó su perfil "discreto y profesional"

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El diplomático reemplazará a Jonathan Farrar, nombrado embajador en Nicaragua tras tres años en La Habana. La rotación de cargos fue considerada por ambos como una reasignación de rutina para ambos diplomáticos, según funcionarios consultados por el diario Nuevo Herald, que pidieron anonimato.

La secretaria del Departamento de Estado, Hillary Clinton, aprobó la asignación de Caulfield, que aún no se oficializó. En este caso, al no tener rango de embajador, no es necesaria la aprobación del Senado.

El flamante jefe de misión de la Sección de Intereses de los Estados Unidos (USINT) en La Habana pasó gran parte de sus 30 años de carrera en puestos consulares. Es considerado, tanto en Washington como en Venezuela, como un diplomático discreto y profesional que hizo lo mejor que pudo para dirigir la legación en Caracas sin la presencia de un embajador.

En 2008, fue designado como jefe de misión interino, pero pasó a ser el encargado de negocios y responsable de la dirección práctica desde que el presidente venezolano, Hugo Chávez, expulsara al embajador Patrick Duddy en 2010 y rechazara luego a su reemplazo, Larry Palmer.

Un funcionario cercano a Caulfield lo describió como un "buen funcionario, competente y con sólidos criterios políticos". Su biografía, publicada por el Departamento de Estado, informa que sirvió como cónsul general en las embajadas de Gran Bretaña y Filipinas, y como cónsul en Ciudad Juárez, México. Trabajó también en Perú, Colombia, Portugal y Brasil.

Por su parte, Farrar se ganó la reputación de mantenerse a cierta distancia de los disidentes cubanos. "Ha sido el único jefe de USINT que no se ha comunicado bien con nosotros", indicó desde La Habana la disidente Martha Beatriz Roque. "La impresión que tuve siempre es que se trata de un diplomático muy profesional y, por lo tanto, muy discreto", agregó el activista de derechos humanos, Elizardo Sánchez Santa Cruz.