DeNunCianDo - A propósito del terrorismo mediático: Alerta naranja

Alerta naranja
Miércoles, 06 de Abril de 2011 00:00
Por FERNANDO NAVAS TALERO

“Sus vaticinios terroristas debilitan la legitimidad del Gobierno”

CUANDO el volcán Galeras amenaza con sus cotidianas erupciones, que ya deberían ser normales, se disparan las alarmas y si el fenómeno persiste lo habitual es que se divulgue el terrorífico anuncio de que la alarma naranja ha sido activada. A partir de este aviso los habitantes de la zona pierden su tranquilidad y la zozobra permanente los hace víctimas del miedo.

Es que el miedo ha sido históricamente causa y efecto de la manipulación del ser humano. Tanto que algunas de las teorías del Estado se han fundado en el empleo de este recurso como mecanismo aglutinante y despersonalizador para lograr el consentimiento del poder arbitrario. Rousseau, en el Contrato Social, afirma que “los usurpadores acarrean o escogen estos tipos de trastornos para hacer pasar, ayudados por el público espantado, leyes destructoras, que el pueblo jamás adoptaría si conservara su serenidad”.

Por su nostalgia, los áulicos del tirano de Siracusa, aquel famoso Rey alumno de Platón o de José Obdulio, que únicamente admitía una ley y un derecho a su pueblo, “el derecho a adorarlo”, han apelado a encender la alarma naranja, de vez en cuando, para excitar el poder de Juan Manuel y lanzarlo, por el espejo retrovisor, al viejo modelo de la “Seguridad Democrática”.

Algunos hechos destacados en el accionar de los subversivos ocurridos en los últimos días han servido para que los huérfanos de Uribe Vélez magnifiquen la situación de orden público para atemorizar a las gentes con la velada amenaza de que si no se regresa al pasado Colombia no tendrá futuro. Estos pregoneros hacen flaco favor a la Nación y prestan valioso servicio a la guerrilla. Sus vaticinios terroristas debilitan la legitimidad del Gobierno en ejercicio e incomodan la agenda del Presidente.

Su audacia llega al extremo de suponer una desmoralización en el interior de las fuerzas regulares del régimen y desacreditar la autoridad del Ministro de la Defensa. El mensaje ha calado, indudablemente. El don de mando del Almirante Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas se pone en duda y despierta celos en el interior de la institución, pues se dice que los troperos no están a gusto con el liderazgo de un marinero. Igualmente, se alega que la inseguridad jurídica invade a la tropa, temerosa de los procesos judiciales que se han promovido para establecer responsabilidad por excesos ocurridos en el pasado. La muerte de una juez que juzga a un militar acusado de violación a menores de edad se utiliza como prueba del recrudecimiento de la violencia.

Estas pruebas de fuego son las que el presidente Juan Manuel Santos tiene que sortear con carácter y decisión y con mayor razón si se sabe que son los suyos quienes conspiran para hacerle la encerrona, debilitarlo y someterlo a su hábil terrorismo. Lamentablemente su poligamia política si bien resulta cómoda en ocasiones, en otras es caldo de cultivo para las infidelidades de los eunucos.

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