Una cosa es tener un vecino bullicioso, con perro, rumbero o que grite todo el tiempo y otra tener al lado una clínica, un bar, una universidad o un estadio de fútbol.
Para los primeros al menos existe un manual de convivencia, que nunca será suficiente. Pero para los segundos, la cosa es más complicada, pues en la mayoría de los casos depende de normas urbanísticas, de Planeación o de polémicas decisiones de curadurías urbanas, que no siempre van en sintonía con el sentir de los ciudadanos.

Por esta vía han desaparecido barrios enteros, que sucumben ante la llegada de laboratorios clínicos, talleres de mecánica, EPS, oficinas de mensajería o iglesias de distintos credos. Y una vez que se produce la 'invasión', las autoridades no tienen más remedio que declarar el barrio zona de actividades múltiples. No valen quejas, llamados de auxilio o diálogo en las alcaldías locales, estaciones de Policía o entes de control. Se está a merced de estos vecinos pesadilla.

1. Universidades
Los disturbios protagonizados por estudiantes de universidades como la Pedagógica, la Distrital o la Nacional, tienen al borde de un colapso nervioso a los vecinos. Los comerciantes y los residentes del sector, que nada tienen que ver con sus protestas, son, como siempre, los más afectados.

2. SIM
Las oficinas de los Servicios Integrales para la Movilidad (SIM) se han vuelto un 'dolor de cabeza' para los vecinos. La de la foto está ubicada en la avenida 19 con calle 147. Los mal parqueados, los tramitadores y las ventas que atraen las oficinas desesperan a los residentes.

3. Bares y discotecas
No sólo funcionan en varios sectores residenciales de la ciudad, sino que no adecúan sus instalaciones para que el ruido, las luces y los carros no perturben. La foto muestra las discotecas cercanas a plaza de Las Américas. Los vecinos ya no aguantan las peleas de borrachos cerca de sus casas.

4. Obras
Las construcciones viales y de edificios de oficinas o apartamentos que duran meses erigiéndose llenan las calles barriales de camiones, volquetas y escombros y martirizan con los ruidos de la obra a los residentes que intentan dormir. Además, obstruyen la entrada y la salida de barrios y casas.

5. EPS
Los barrios residenciales que han sido ocupados por consultorios médicos al servicio de las Entidades Promotora de Salud (EPS) están atestados de 'mal parqueados' y ventas de comida. Hasta los garajes son invadidos.

6. Hostales
La construcción de 5 hostales en Suba movilizó a 1.000 habitantes en una protesta pacífica. Decían que las obras eran moteles disfrazados. Piden respeto por el uso del suelo. Esta situación se repite en otros sectores de Bogotá, como Venecia y Kennedy.

7. Iglesias
Católicas, cristianas o de otra orden, incomodan a residentes que no entienden por qué tienen que escuchar los cantos religiosos a tempranas horas de la mañana y, para rematar, que los carros de los asistentes ocupen todas las vías y aceras cercanas.

8. Estadios
Los eventos deportivos y musicales que se llevan a cabo en el estadio El Campín han afectado por años la tranquilidad de barrios como Nicolás de Federmán y Pablo Sexto. Cada vez que se arman peleas juveniles o de hinchas de los equipos de fútbol son el mobiliario urbano, el comercio y las casas las que terminan pagando por los actos delincuenciales. Eso sin contar la venta ambulante y la inseguridad.

9. Colegios
La gente se molesta, sobre todo, con la invasión de buses escolares en las calles. Ricardo Álvarez se queja del colegio Nueva Granada, en la calle 65 con 4a. "No podemos descansar por la pitadera y el cimbronazo de los buses. Suenan hasta los vidrios".

10. Lotes baldíos
Este lote de la calle 153 con avenida Novena fue un claro ejemplo de lo que significa tener un lote abandonado de vecino. Las plagas, los escombros y los habitantes de la calle son los primeros en llegar. Vecinos piden que sus dueños se encarguen de su mantenimiento.

7. Iglesias Católicas, cristianas o de otra orden, incomodan a residentes que no entienden por qué tienen que escuchar los cantos religiosos a tempranas horas de la mañana y, para rematar, que los carros de los asistentes ocupen todas las vías y aceras cercanas.