DeNunCianDo - El ocaso del dictador

Era el 1 de septiembre de 1969. El rey Idris de Libia era derrocado y la Revolución Libia alcanza su clímax. Esta revolución fue iniciada por un joven de 27 años llamado Muammar al-Gadaffi, de origen humilde e ideología socialista. Desde ese día y hasta la fecha, Gadaffi ha regido los destinos de Libia, un país ubicado al norte de África y conocido por ser un país con considerables reservas de petróleo.

El nuevo orden comenzaba en Libia: aunque basado en el socialismo, tuvo mucha influencia de la Sharia o ley musulmana: se prohibió el consumo de alcohol, aunque se permitió mayor participación de la mujer en la sociedad. También se nacionalizaron las reservas petroleras y se establece un nuevo sistema que se conocería como Jamahiriya (en árabe, Poder de las Masas), en contraposición a la democracia tradicional occidental.

Durante los primeros años de la Libia de Gadaffi el nivel de vida de la población libia mejoró considerablemente, llegando a ser el país africano con el mayor Producto Interno Bruto. Sin embargo, la nueva Libia de los años 70 sería conocida por ser un país prácticamente hermético, puesto que sus relaciones internacionales eran muy limitadas, pero más que nada trataba con el mundo árabe y la Unión Soviética. Trataba poco con los países occidentales, con los que sostuvo fuertes roces, especialmente con Estados Unidos.

Gadaffi se convirtió poco a poco en un líder controvertido y fue calificado por Occidente como un "paria", puetso que patrocinaba y respaldaba a los grupos extremistas. Su apoyo al terrorismo llevó a atentados en Europa como la bomba en la discoteca La Belle en Berlín y el atentado al vuelo 103 de Pan Am, que explotó en la población escocesa de Lockerbie. Estos atentados obedecieron, en parte, a una represalia por el bombardeo norteamericano a Trípoli en el que desafortunadamente murió su hija Jana.

Los atentados terroristas libios llevaron a la ONU a sancionar a la nación árabe en 1992 y Estados Unidos empezó a tomar medidas económicas. Este aislamiento del país posiblemente surtió efecto en Gadaffi, que durante los próximos años decidió transitar de la rebeldía a la diplomacia. Empezó acercándose a los países africanos, posteriormente a Asia, Europa y finalmente a los Estados Unidos, país con el que estableció relaciones diplomáticas formales en 2006.

A pesar de esta apertura, las cosas hoy en día en Libia no marchan de la mejor manera. La represión contra la oposición desde hace más de 40 años continúa, condenando a miles de libios a la muerte o al exilio y las libertades humanas siguen siendo coartadas. Ya no es la Libia próspera de los años 70, hoy en día uno de los mayores productores de petróleo padece una pobreza que afecta a más de la mitad de la población y un desempleo que supera el 30%, el más alto en el mundo árabe.

Sin duda alguna, el efecto de las protestas en Túnez y Egipto terminaría por permear un país que aparentemente podía estar al margen de este descontento generalizado en el mundo árabe, y ahora quien parecía el líder más prominente del Medio Oriente está en su peor momento. Su discurso del pasado martes fue sin duda la prueba de que este líder está en declive y que ahora empieza a perder apoyo de su círculo más cercano. Las continuas amenazas a los manifestantes sólo han terminado por incentivar las protestas. La oposición que exige cambios en el país sigue ganando adeptos, inclusive en las fuerzas armadas, que se han ido desmovilizando en favor de los que protestan.

Es, sin duda alguna, el anuncio de que su régimen de 40 largos años y el que ha llevado a lo largo de gran parte de su vida, está en su ocaso absoluto.