DeNunCianDo - Casos de niños 'mula' aumentaron 18 por ciento en el 2010

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A mediados de septiembre pasado, la Policía de Girardot fue sorprendida cuando, en su afán por poner tras las rejas a los expendedores de drogas, reforzó la seguridad en los alrededores del río Magdalena y encontró que menores de edad se lanzan a las profundas aguas, nadando o sobre un neumático, para transportar sustancias alucinógenas.
Movidos por promesas económicas desafían las peligrosas corrientes y las represalias de las redes de microtráfico si se dejan atrapar por las autoridades.
Los testimonios de los jóvenes, según el coronel Fabio Castañeda, comandante de la Policía de Cundinamarca, indican que les pagan entre 10 mil y 15 mil pesos por llevar la droga de un lado a otro del río, mientras que por ser 'campaneros' reciben 5.000 pesos.
Este es uno de los casos más sorprendentes que las autoridades han encontrado sobre la utilización de menores de edad para transportar estupefacientes, un fenómeno cada vez más creciente y del que no se salvan ni los niños, como ocurrió en septiembre en un retén en la vía Rosas - Popayán (Cauca). Allí, dos chiquillos de 2 y 4 años fueron utilizados para camuflar en un carro 19 kilos de cocaína, valorados en 73 millones de pesos.
La Dirección de Tránsito y Transporte de la Policía reporta -hasta noviembre- la incautación de más de una tonelada y 200 kilos de estupefacientes en poder de menores de edad que se movilizaban por las carreteras del país.
Y la Policía de Infancia y Adolescencia, adscrita a la Dirección de Protección y Servicios Especiales de la Policía Nacional, calcula que tres adolescentes por cada 10 que son sorprendidos transgrediendo la ley están vinculados a conductas de tráfico, porte o fabricación de drogas ilícitas.
Esta es también, después del hurto, la segunda causa por la cual los jóvenes son conducidos ante jueces especializados, con 7.682 casos entre enero y noviembre pasados -unos 1.200 más frente al mismo periodo de 2009-, y uno de los hechos punibles en los adolescentes que más incremento presenta este año, con 18,02 por ciento.
Llama la atención que este fenómeno se ha disparado más en ciudades intermedias. Por eso, Bogotá y Medellín, que reportan aumentos del 55,3 y 61,63 por ciento, respectivamente, son superadas por Bucaramanga (193,69%), Cúcuta (143,80%) y Palmira (95,92%).
"Muchos pueden ser consumidores ocasionales, otros distribuidores y otros más drogodependientes y a la vez miembros de una red. Existe una línea muy delgada, en la que quien transporta tiene riesgo de consumir y el consumidor, de traficar", señala el teniente coronel Pompy Pinzón, comandante de la Policía de Infancia y Adolescencia, quien explica que el incremento también se debe a la despenalización de la dosis mínima (en el 2009).
Pero para el magistrado Juan Carlos Arias, presidente de la Sala de Asuntos Penales para Adolescentes del Tribunal Superior de Ibagué, "casi todos los jóvenes que resultan involucrados en esa conducta son consumidores y a muchos les pagan la venta con droga".
Desde su experiencia con incautaciones en carretera, el general Rodolfo Palomino, comandante de la Dirección de Tránsito y Transporte, señala que en la mayoría de casos los menores acceden seducidos por ofertas de dinero, pero otros son víctimas de engaños o, en menor número, usados por los papás o acompañantes.
"Los jóvenes con necesidades insatisfechas fácilmente pueden ser seducidos por delincuentes y otras veces solo sirven de pasantes: reciben una maleta cuando van a abordar un bus, para que al final del recorrido o en el camino la entreguen a una persona", explica el oficial.
La misma posición tiene la senadora Gilma Jiménez, conocida por sus causas en defensa de los niños, quien dice que la utilización de menores para transportar drogas "está exacebarda" porque ellos no generan tanta prevención en las autoridades.
La senadora agrega que los distribuidores de narcóticos se aprovechan de que el Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes (contemplado en la Ley 1098 de 2006) no establece sanciones para el tráfico de estupefacientes, como sí sucede con la violencia sexual, el homicidio y la agresión personal. "No solo el menor queda por fuera de cualquier sanción, sino también el adulto, lo que ha desencadenado una perversidad adicional", afirma.
Pero además de la preocupación por la creciente vinculación de menores con redes del narcotráfico, los expertos encienden las alarmas porque allí puede estar el inicio en el consumo de drogas y, peor aún, en otros delitos.
Las cifras así lo demuestran. Según el magistrado Arias, se estima que entre el 90 y el 95 por ciento de los jóvenes aprehendidos por la comisión de una conducta delincuencial son consumidores de drogas ilícitas.
El problema es de todos
La solución no es llevar a los jóvenes a centros
El magistrado Juan Carlos Arias dice que la solución al problema de los menores aprehendidos con droga no está en los centros de rehabilitación, porque "los entrenamientos para drogadicción no necesariamente tienen buenos resultados". Propone trabajar en la prevención e integrar en la búsqueda de soluciones al Estado, colegios, universidades, ONG, al sistema de salud y a los padres.