El reacomodamiento de la Unidad Nacional

►CDaniel◄ · 21-11-2010 , 06:57:24

El ministro Germán Vargas Lleras le habría prometido fidelidad al presidente Juan Manuel Santos e incluso dar un paso al costado si éste busca la reelección.

Avanza alianza Partido Liberal-Cambio Radical

Cuando el presidente Juan Manuel Santos nombró a Germán Vargas Lleras como su ministro del Interior y de Justicia, no faltó quien dijera que era como poner al ratón a cuidar el queso. Pero lo que no sabían los críticos es que la relación entre estos dos líderes políticos había empezado de cero. Según conoció El Espectador, en un reciente diálogo privado Vargas Lleras le prometió “fidelidad absoluta” al Jefe de Estado durante todo su gobierno y le dijo que en caso de la búsqueda de la reelección, estaba dispuesto a aplazar sus aspiraciones electorales.

Hoy, cuando el mininterior protagoniza duros choques con el Partido Conservador e incluso con la U y sus contradictores no dudan en acusarlo de que está en campaña, Santos permanece tranquilo y cree que en el fondo los problemas en el Gobierno de Unidad Nacional son de protagonismo o celos. Lo cierto es que el panorama político parece reconfigurarse y los antiguos consentidos en los mandatos de Álvaro Uribe Vélez están relegados a un segundo plano, lo que tiene incómodos a algunos.

En la actualidad, el nuevo protagonista de la coalición de Gobierno, el Partido Liberal, en contra de lo que muchos quisieran, ha gozado del respaldo de Vargas Lleras y el mismo presidente Santos, asumiendo como propias las principales banderas del Gobierno: la ley de víctimas, la restitución de tierras y el proyecto del primer empleo. Esta nueva configuración contará con un ingrediente adicional que ya está generando molestia en el conservatismo y en la U: la casi confirmada unión entre liberales y Cambio Radical para constituirse en la bancada más fuerte del Legislativo.

Dirigentes de estos partidos le aseguraron a El Espectador que ya tienen escrito el documento en el cual se establecen los puntos fundamentales de este acuerdo político, que contempla “asumir la condición de actuar en bancada, luego de un examen riguroso en el cual se verificará la identidad y coherencia ideológica”. En segundo nivel, se comprometen a establecer mecanismos para la conformación de listas de orden local y regional para las elecciones de 2011.

Incluso, hay quienes han puesto sobre la mesa la fusión en un solo partido y que el liberalismo absorba a Cambio Radical, algo que tiene como gran impedimento el tema de la plata. Dar ese paso significaría acabar con la personería jurídica de Cambio Radical, es decir, perder el derecho al reconocimiento de los gastos de funcionamiento y reposición de votos, que en el reciente cuatrienio representó poco más de $11 mil millones para el movimiento que presidía Vargas Lleras.

Con la consolidación de este acuerdo, el Partido Conservador —bastión del gobierno Uribe— terminaría aún más relegado en protagonismo, importancia y, aunque ningún parlamentario lo reconoce, burocracia. Y es ante este nuevo panorama que los dirigentes de la colectividad azul se niegan a pasar a un segundo plano y se aferran a la coalición de la llamada Unidad Nacional.

El senador conservador Juan Manuel Corzo, uno de los principales críticos de Vargas Lleras, advierte que si Cambio Radical y el Partido Liberal establecieran acuerdos para lastimar a otros partidos de gobierno, esto sería un contrasentido y un golpe duro a un proyecto político que sólo lleva 100 días. “Yo participé como compromisario en el acuerdo de la Unidad Nacional, adquirimos responsabilidades. Si éstas no se cumplen, se fracturará la coalición. Sin embargo, si el Partido Liberal y Cambio Radical se unen y deciden actuar dentro del proyecto político del presidente Juan Manuel Santos no habrá problemas”.

Para el politólogo Alejo Vargas, “los episodios sucedidos en la semana demuestran un reacomodo dentro de la Unidad Nacional, en el cual Cambio Radical y el Partido Liberal están aprovechando para asumir como la bancada más fuerte del Congreso, en coincidencia con la orientación política de un mandatario que claramente tiene un talante más liberal que el ex presidente Uribe”.

Por este motivo, algunos sectores de la U y del conservatismo defienden la lealtad con Uribe y lo imponen como un protagonista de primer nivel en las elecciones regionales del próximo año. “Mientras el Partido Liberal y Cambio Radical ya tienen una meta fija, que es ganar en los comicios, la U y los conservadores tienen que resolver con votos la disputa interna entre uribismo y santismo, que seguramente se verá reflejada incluso en la posibilidad de un nuevo equipo ministerial luego de las elecciones”, asegura Alejo Vargas.

Por su parte, el analista Rafael Nieto argumenta que Cambio Radical retomó la importancia perdida al cierre del mandato de Uribe y entró un nuevo protagonista al escenario del poder: el Partido Liberal. “Ante este panorama no sólo se ha sentido incómodo el Partido Conservador, sino también la U, lo cual se ha reflejado en las declaraciones de los voceros y dirigentes de las dos colectividades, como Armando Benedetti, Juan Lozano, José Darío Salazar y Roberto Gerlein, entre otros”.

Nieto sostiene que ninguno de estos partidos saldrá de la Unidad Nacional, pero están siendo desplazados en protagonismo, burocracia e importancia para el Ejecutivo, lo que se ha hecho evidente en la cercanía de Vargas Lleras con el liberalismo. Ahora, es claro que Vargas Lleras —sin duda un hábil jugador político— sabe que choques como el generado esta semana con los conservadores son gajes del oficio y el desgaste normal del ministro de la política. Y también entiende que al final se le medirá por resultados, es decir, por proyectos aprobados en el Congreso.

Por eso, bien se puede decir que este primer round lo ganó el Ministro, porque hizo ir a los voceros de la mesa de Unidad Nacional a la Casa de Nariño y comenzaron a avanzar en el estatuto anticorrupción y la ley de víctimas, dos de las iniciativas que más estaban estancadas.

Es claro: el mapa político nacional está cambiando, el talante liberal que muestra el presidente Santos genera rabia en el llamado uribismo ‘purasangre’ y los conservadores; las elecciones locales y regionales de 2011 anuncian prueba de fuego para ese reacomodamiento de fuerzas. Y está en manos del Jefe de Estado mantener la solidez también con un horizonte previsible: aspirar a un segundo mandato. Y en ello ya tiene un alfil invaluable: Germán Vargas Lleras.

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