DeNunCianDo - Truculento cuentagotas

Truculento cuentagotas
Jueves, 11 de Noviembre de 2010 00:00

*Cerrar el círculo de procesos por chuzadas
*Faltan piezas clave en rompecabezas criminal

CADA vez que se piensa que no hay más margen de acción para sorprenderse por las revelaciones sobre la tramoya criminal que se montó desde el DAS para espiar a magistrados, dirigentes políticos y periodistas, surgen datos que llevan a la opinión pública a niveles imprevistos de estupefacción y preocupación. Lo último es el testimonio de un ex alto funcionario del organismo de seguridad que describe la forma en que la información recabada de forma ilegal terminaba siendo enviada a la Casa de Nariño, en tiempos del gobierno Uribe. Como si fuera una trama detectivesca propia de las épocas de la guerra fría se habla de una valija que era transportada en medio del mayor sigilo desde la cúpula del DAS a la sede presidencial, conteniendo sobres sin remitente ni remitido, que debían ser entregados de manera personal a altos funcionarios del sanedrín palaciego, con instrucciones de ser leídos en la más absoluta reserva y luego destruidos para que no quedara rastro del ilícito. Y más grave aún, esa estrambótica técnica de remisión de datos sobre lo que hoy se conoce como el escándalo de las chuzadas no se dio, según el testimonio, bajo la égida de un solo director, sino que se extendió a varias administraciones del organismo de seguridad que depende de la Presidencia de la República.

Revelaciones como las de la valija se unen a otras no menos bajas y sobre todo truculentas como las referidas a señoras de los tintos ‘reclutadas’ para entrar grabadoras a las sesiones de la Corte Suprema, los métodos poco ortodoxos con que la llamada ‘matahari’ ejecutó la infiltración al alto tribunal, las empresas fachada creadas para perpetrar el espionaje ilícito, el lenguaje en clave que se manejaba alrededor de la operación, los montajes de investigaciones para esconder las interceptaciones, el burdo rastreo financiero, familiar e íntimo a los magistrados, congresistas, periodistas y decenas de personajes.

En fin, un escenario circunstancial con detalles tan sórdidos que ya no permiten duda alguna sobre la “empresa criminal” que desde el DAS operó varios años. El Principio de Oportunidad parcial a la ex subdirectora de Operaciones del organismo de seguridad, Martha Leal; el aval de los jueces a los acuerdos de la Fiscalía con el ex director de Inteligencia, Fernando Tabares, y el ex jefe de Contrainteligencia, Jaime Alberto Lagos, así como las revelaciones del ex jefe de la Oficina de Análisis, Gustavo Sierra, y las pruebas sobre las chuzadas que entregó el ex director de Fuentes Humanas, William Romero… Todo ello permite armar gran parte del rompecabezas de la trama delincuencial perpetrada y echar por el piso las peregrinas hipótesis sobre complot en su contra con que inútilmente se trató de defender el anterior gobierno para esquivar su responsabilidad en este escándalo. A ello se suman las drásticas sanciones de la Procuraduría contra un buen número de los implicados, especialmente la destitución e inhabilidad por 18 años contra el ex secretario general de la Presidencia, Bernardo Moreno, hasta ahora el más alto cargo de la Casa de Nariño castigado por la más grave desviación funcional y criminal en las últimas décadas en el Estado colombiano.

La solidez de los expedientes penales y disciplinarios le permite a la opinión pública exigir de las autoridades que se cierre el círculo de esta investigación de una vez por todas. Las revelaciones a cuentagotas ya no son suficientes y se requiere pronta y debida justicia. Los procesos a los ex directores del DAS tienen que acelerarse y definirse ya su grado de culpabilidad. Los mandos bajos y medios están cerca de las condenas pero no así los ex integrantes de la cúpula del organismo y otros posibles responsables del anterior Ejecutivo, al más alto nivel. El paso del tiempo sólo abre campo a la impunidad.

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