Se entregó ante la Fiscalía el hombre que falsificó placas del carro bomba que explotó en Bogotá
 

Se entregó ante la Fiscalía el hombre que falsificó placas del carro bomba que explotó en Bogotá

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Gustavo Ladino aceptó haber falsificado las placas del carro Chevrolet Swift usado en el atentado, pero
negó haber participado en la explosión de ese vehículo en la calle 67 con carrera séptima.



El hombre, con más de 15 años de ejercicio como tramitador de documentos de tránsito, aceptó con arrepentimiento su culpabilidad en el delito de falsedad.

Aseguró que recibió 400 mil pesos por el trámite, que realizó el pasado miércoles en una oficina ubicada en el sector de Paloquemao.

Ladino dijo que fue contactado la semana pasada por un hombre. "Le dije: ¿para qué es? Que no vaya a hacer para algo grave hermano, porque yo tengo mi familia".

El hombre, que fue trasladado al búnker de la Fiscalía, podría dar algunas pistas sobre los autores del hecho, punto en el que hasta el momento no hay claridad, tal como lo reconoció el fiscal (e.)Guillermo Mendoza Diago.

"Con tan poco tiempo y sin haber todavía un informante o alguien que conozca bien de los hechos, es muy difícil afirmar nada. Estamos trabajando hipótesis y ninguna es descartable todavía", dijo el funcionario.
Sobre las personas que fueron capturas con explosivos el pasado 6 de agosto, Mendoza aseguró que no existen pistas que los relacionen con el atentado, pero que si es sospechoso.
"No es muy explicable que un grupo de campesinos esté en Bogotá el 6 de agosto en un vehículo con explosivos de alto poder. Eso despierta sospechas", agregó.
Darío Arizmendi denunció el retiro de la policía en los alrededores de Caracol Radio.
El director del programa '6 am hoy por hoy', de esa emisora, dijo que en la zona donde el jueves estalló un carro bomba, "se acabó el retén para que nadie pudiera parquear sobre la carrera séptima".
Si bien Arizmendi afirmó que se puede explicar la ausencia de seguridad por el operativo para asegurar la ceremonia de posesión presidencial de Juan Manuel Santos, dijo no tener explicación para justificar que "el seis de agosto seis personas, capturadas con 180 kilos de anfo, fueron puestas en libertad".

Y agregó que esto sucedió pese a "las advertencias y amenazas de que otros colegas y yo podíamos sufrir atentados".

Sobre las 5:30 de la mañana del jueves, un carro bomba, que habría sido hurtado a un suboficial del Ejército, estalló en la calle 67 con carrera séptima, al nororiente de Bogotá, dejando siete personas heridasy múltiples destrozos.
En declaraciones a la emisora Caracol, el ministro de Defensa, Rodrigo Rivera, asegurío que dará "instrucciones inmediatas" para que se averigue "quién tomó la determinación" de quitar la seguridad en los alrededores de la calle 67 con carrera séptima.

Enérgico rechazo nacional

el aleve atentado terrorista desató un enérgico rechazo desde todos los sectores de la sociedad.

Según los videos captados por cámaras de seguridad, a las 5:25 a.m. el vehículo Swift 1.3, de color gris y de placas BOO 483, se detuvo en la carrera 7a. entre calles 66 y 67. El conductor, de piel trigueña, y de 1,65 de estatura, caminó media cuadra hacia el norte y tomó la 67 hacia el occidente. Una mujer, de 60 años, que hacía ejercicio por esa zona pasó muy cerca del vehículo y luego tomó la calle 67. La mujer asegura que no tiene nada que ver con el hecho terrorista. Dos minutos después se presentó la explosión de 50 kilos de anfo, activada por control remoto.

Las autoridades se desplazaron hasta el barrio Britalia (Kennedy) donde figuraba la residencia del dueño del carro. Allí encontraron un automóvil de características similares al usado en el atentado y concluyeron que se trató de un caso de suplantación.

La explosión produjo daños materiales en al menos 30 edificaciones del sector. Las más afectadas fueron dos sucursales bancarias y el edificio donde funcionan varias emisoras de Caracol y la agencia Efe.

"No nos van a aguar la fiesta (...) La seguridad democrática no va a bajar la guardia un solo milímetro", dijo el presidente Juan Manuel Santos, tras su arribo al lugar para conocer detalles de lo sucedido y expresar su solidaridad con vecinos y periodistas de la cadena radial. Esa misma solidaridad fue la que tuvieron los demás medios de comunicación, incluida esta Casa Editorial, con los colegas de Caracol, que no dejaron de transmitir un solo segundo, pese a la afectación de sus instalaciones.

¿De quién era el carro?

Al término de un consejo extraordinario de seguridad, encabezado por el alcalde, Samuel Moreno, no se atribuyó el atentado a grupo alguno. Sin embargo, versiones de organismos de Inteligencia manejan la hipótesis de que el hecho podría tener relación con grupos de extrema derecha o reductos guerrilleros.

Moreno anunció el reforzamiento de la seguridad en la capital y dijo que no se ofrecerá recompensa alguna. "Debemos incentivar la colaboración y la solidaridad de los colombianos sin necesidad de pedir algo a cambio", expresó.

El fiscal 22 de la Unidad Antiterrorismo de la Fiscalía fue designado para las investigaciones que permitan establecer si el hecho iba dirigido contra alguna entidad en particular o era un mensaje al nuevo Gobierno. "No quiero subestimar lo sucedido ni tampoco sobreestimarlo", insistió Santos.

La Policía determinó ayer que el carro bomba, originalmente de placas CSN 820, había sido hurtado el 31 de julio en alrededores de Cuadra Alegre, cerca de la Primero de Mayo con avenida Boyacá.

Aunque la denuncia por el robo no fue puesta sino hasta el 4 de agosto en una estación de Policía de Kennedy, se supo que el vehículo le fue robado a un sargento del Ejército, oriundo de Barranquilla, que lo último que recuerda es haber comido un perro caliente a las 4 p.m. Informes del Hospital Militar y de Medicina Legal, según la Policía, indican que fue "escopolaminado". El automóvil pertenece a un militar de alto rango.

La Secretaría de Salud informó que 36 personas fueron valoradas y siete heridas remitidas a clínicas del sector.

Dos fueron intervenidas por las lesiones sufridas.
De igual forma, 90 recibieron atención psicológica en el lugar.


Más voces de rechazo

"Deploramos el uso de la violencia para alcanzar objetivos políticos, incluida la intimidación a medios de comunicación", dijo a EL TIEMPO un portavoz del Departamento de Estado. Según el portavoz, Estados Unidos se une al presidente Santos en su solicitud de que los responsables sean llevados ante la justicia.

"Parece que se quisiera ahogar el nuevo aire de distensión creado en pocos días por el presidente Santos, con el restablecimiento de relaciones con Venezuela, la reunión con las altas cortes, el trato dignificado de la oposición y la mención de un posible diálogo de paz", afirmó la presidenta del Polo Democrático, Clara López Obregón.

"El hecho de que el coche bomba explotara junto a la sedes de la agencia de noticias EFE y de Caracol Radio -una de las más prestigiosas emisoras de radio de Colombia y de América Latina- le añade gravedad al hecho ya de por si execrable", expresó en un comunicado Naciones Unidas.

"Con estos actos cobardes no van a lograr de manera alguna sus propósitos: por el contrario, nos generan más fuerza, más vigor, más carácter y más conciencia para fortalecer nuestro trabajo para acabar con el terrorismo": Andrés González, gobernador de Cundinamarca.

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La onda radial pudo más que la explosiva

A las 5 de la mañana, Darío Arizmendi arribó al edificio de Caracol, como todos los días. Entró a su oficina, ubicada en el piso octavo y empezó a 'empaparse' con la información del día.

Arizmendi estaba listo para saludar a sus millones de oyentes, cuando una fuerte explosión sacudió la cabina. Eran las 5:27 de la mañana.

Se escuchó una voz levemente ronca: "¡Atención!, se acaba de presentar una gravísima explosión aquí en el estudio de la Cadena Caracol de Colombia, en el máster central. Ha caído buena parte del techo sobre los estudios de la primera cadena de América Latina", relató Arizmendi.

Sus escoltas lo rodearon y le pidieron que evacuara el lugar. En la redacción, la periodista Greace Vanegas se resguardó debajo de su escritorio. La explosión la había sorprendido mientras escribía los últimos párrafos del boletín de las 6 a.m."Sentí que el edificio se iba a caer", contó Vanegas. Al frente del cañón noticioso quedaron las comunicadoras Érika Fontalvo y Narda Guarín. "Seguimos adelante con Narda, porque la información es un servicio público y así hay que actuar frente al terrorismo", afirmó Fontalvo. A las 6:15 a.m. llegó Gustavo Gómez, conductor del programa 6 a.m. 9 a.m.
Hoy por hoy. A unos metros estaba la periodista de La W Camila Zuluaga. "Cuando sonó la explosión me estaba poniendo las medias", les decía a sus colegas. Otro miembro de la mesa de trabajo de La W, Alberto Casas, no pudo ingresar al edificio en su carro. Debió transmitir, vía celular. Felix de Bedout estuvo al frente del programa y sentenció: "No nos van a intimidar". Ricardo Alarcón, presidente de la compañía, fue enfático al afirmar que no podía asegurar que el carro bomba hubiera estado dirigido contra Caracol. En el edificio donde opera la emisora también funcionan las oficinas de la agencia Efe.
'Pensamos que se trataba de un terremoto': vecinos

Claudia Narváez, residente del Edificio Calle 67, amaneció con cientos de pequeños vidrios colados entre sus cobijas. "Fue una sensación caótica", agregó nerviosa la mujer.

"Uno no puede imaginarse el daño que genera una acción como esta. Quienes sean los que estén detrás no deben saber la tristeza, la impotencia y la desolación que causan", señaló una residente del sector, aún nerviosa por la emergencia.

Nancy Hernández, otra damnificada y que vive y trabaja cerca del edificio de Caracol Radio, nunca olvidará el estruendo que levantó su cama del piso la madrugada de ayer y que, además de dejarla de pie en un segundo, le robó la tranquilidad del resto del día.

Sin una gota de maquillaje y con el traje de dormir aún puesto, salió apresuradamente de su hogar para averiguar por la suerte de sus compañeros de trabajo, que llegan a su salón de belleza más temprano que ella.

Allí, en medio de la confusión, encontró a Miriam Forero, su colega y la herida más grave del atentado.

Para Julio López, un residente de la calle 68, el impacto del estallido será un episodio que difícilmente borrará de su mente.

"Pensamos que se trataba de un terremoto.
Yo estuve en el de Armenia, pero esto fue más grave", contó López. Minutos después de la explosión, tres aseadoras salieron llorando del edificio de Caracol Radio. "Estábamos cambiándonos cuando escuchamos el totazo. Quedamos transparentes del susto", relató una de las trabajadoras.

Gobierno les responderá a los afectados
Guillermo Escobar, director de la Depae, aseguró que las autoridades visitan las unidades habitacionales una por una para valorar sus afectaciones. "Se evaluarán 1.168 predios", afirmó Escobar. El director de Acción Social, Diego Andrés Molano Aponte, señaló que por instrucción directa del Presidente se dará atención prioritaria a los afectados. Para cubrir los daños materiales de las viviendas se les entregarán a los propietarios dos salarios mínimos legales vigentes. En el caso de los locales, además de este subsidio, se les brindará la opción de líneas de crédito especial con el Banco Agrario, por sumas que pueden ir hasta los 250 salarios mínimos legales vigentes.

TOMADO DEL, TIEMPO.COM.