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CASTRO RUZ 01-07-2010 12:17:49

Mi amiga, la espia de rusia.
 
Mi amiga, la espía de Rusia


http://www.pacocol.org/images/storie...cky_pelaez.jpg

Julio 1 de 2010 | 09:07 AM. | Noticias
Por: Winston Orrillo
Premio Nacional de Periodismo del Perú.
Sobre Vícky Peláez, presa en las ergástulas de Estados Unidos.
Estoy seguro que ninguno de los americanos que piensan -porque alguno habrá que lo haga- creerá en la difundida noticia de que la muy querida “chola” Vicky Peláez, reportera hasta los huesos y periodista de polendas, se había metamorfoseado en “espía al servicio de Rusia”.

Esto suena a humor negro, si no fuera la más preclara muestra del intento de amedrentamiento que, en el llamado “paraíso de la libertad”, se hace contra una periodista -y contra el periodismo, en general- que se atreve a poner la pica en Flandes, denunciar el sinsentido del Establishment y decirle al pan, pan y al vino… vinagre (en este caso).

Las columnas de Vicky Peláez, cusqueña si mal no recuerdo, eran como un tábano, como un permanente aguijón que desenmascaraba la pseudo-democracia del “american way of life” y, en cada una de sus notas, reportajes o artículos de opinión, sentaba cátedra acerca de lo que sigue siendo la misión fundamental del periodismo: decir la verdad le pese a quien le pesare.

Reedición de la mítica lucha de David contra Goliat, la pluma impertérrita de la periodista peruana era un permanente ariete contra la mascarada en la que se funda la avariciosa y genocida política del imperialismo norteamericano y sus turiferarios.

Decir la verdad es reeditar lo que escribiera nuestro más ilustre pensador, José Carlos Mariátegui. Mutatis mutandis, él pergeño lo que sigue: “para un intelectual, para un pensador (para un periodista, añadimos nosotros) la prisión no es sino un accidente de trabajo”.

El haber urdido ese mamarracho de acusación contra Vicky Peláez, lo repetimos, es un caso más de amedrentamiento contra la libertad de expresión. Tarea para la SIP (digo, es un decir), pero mejor se la encargamos a la querida FELAP. Y a los organismos defensores de los periodistas en nuestro país, llámense Colegio de Periodistas o Federación Nacional de Periodistas.

Abanderada permanente del hombre nuevo y de sus expresiones en la patria de Martí, en la República Bolivariana de Venezuela, en la Nicaragua de Sandino reencarnado, en la meseta altiplánica de Evo y su élan milenario, en el Ecuador de Rafael, que echa al tacho de basura el TLC. Éstos son en realidad, sus delitos: Pensar libremente (y escribirlo), amar ese nuevo mundo, esa nueva humanidad que ha emprendido su marcha de gigante, y no se detendrá hasta lograr su segunda y definitiva independencia. He ahí una suma de las culpas de Vicky Peláez.

Su acusador: el imperialismo y su reencarnación en la mascarada de Obama, Premio Nóbel de la Paz, paradójico y desvergonzado organizador del envío de miles y miles de soldados -de carne de cañón norteamericana, pero más del contingente de inmigrantes tercermundistas- para que succionen el petróleo del Medio Oriente, y a quien hasta sus propios generales escarnecen.

¡Qué se puede esperar de un país que mantiene un insensato y criminal bloqueo de más de medio siglo, contra la Cuba invicta y paradigmática; y a cuyos mejores hijos -sus Cinco Héroes- mantiene en ominosas prisiones, acusados de terrorismo, a ellos que, precisamente, infiltrados entre la mafia de miameros, buscaban obliterar los atentados ídem (terroristas), que se organizaban desde ese nido de ratas contra el pueblo revolucionario de Fidel.

Ya nuestro hermano mayor, el Comandante de América Ernesto Che Guevara, nos había enseñado a no creerle “ni un tantico así” al imperialismo y a sus cantos de Sirena. En eso estamos.

¡Cómo silenciar la voz pugnaz de Vicky Peláez? Inventándole un prontuario de espía al servicio de Rusia… pero un poquito demodé (anacrónica) la acusación, caída como está la Cortina de Hierro y sofocado el llamado “peligro rojo”. Parece que en la CIA aún se encuentran en el siglo pasado. Entre el imperialismo y la historia, hay un mar muerto. Pero cualquier camelo se puede pasar, si se cuenta -como ellos cuentan- con el muy moderno terrorismo mediático.

Ya veremos, en los días que advendrán, llenas columnas y páginas de los pasquines de la emputecida trasnacional informativa, en las que se dará cuenta del “prontuario” de nuestra hermana y ejemplar periodista Vicky Peláez. Están advertidas estas situaciones previsibles, que se extienden, asimismo, a la telebasura y a las cotorrientas radioemisoras, igualmente turiferarias del statu quo.

De todos modos, es hora de ver, enhiestas, las voces de los colegas periodistas e intelectuales no solo, por cierto, del Perú, sino de toda Nuestra América, a favor de esta limpia y denodada periodista que, como decía Martí, “en las entrañas del monstruo”, se atrevía a denunciarlo, con el desafío de peligros como el que ahora la mantiene -esperamos que temporalmente- confinada.

Saludos a Vicky Peláez, honra a su pluma salutífera y desmitificadora.

(Con información pcperuano)

armando2007 01-07-2010 14:26:06

Respuesta: Mi amiga, la espia de rusia.
 
Una historia siempre tiene dos caras, pero el terrorismo mediático que es lo mismo que la mercenaria libertad de expresión, trabaja para dar noticias sesgadas para generar un estado de opinión basado en un solo lado de la historia.

armando2007 01-07-2010 15:26:54

Respuesta: Mi amiga, la espia de rusia.
 
Otra historia de la misma noticia


Una peruana, ¿espía rusa?
Por: Judith Correa / Especial de El País

“¿La conoces?”. Es la pregunta de una amiga, al leer una nota en la primera plana del portal de CNN: “Acusan a la periodista peruana Vicky Peláez de ser espía para Rusia, junto a otros 10 más, en Nueva York”. ¿Vicky, espía rusa? ¡No puede ser! ¡Pero si apenas sabía algo de inglés! Es mi primera reacción. Quizá ya no sé lo que es realidad o ficción: en mi querida Ciudad Juárez el surrealismo mortal ya no tiene límites.

Llamo a su casa en Yonkers, un suburbio del norte de Nueva York pegado a casas públicas del Bronx. A esta hora, pienso, todavía no ha entrado a trabajar a El Diario/La Prensa, de Nueva York: a la mesa de redacción de nacional e internacional donde buscaba y pegaba notas de agencia. Sin tener que llamar a las fuentes, sin conocer a los políticos. Muerta en su pasión de reportera intrépida que renacía cada semana al escribir su columna, sin pelos en la lengua. Y con la que cada día se ganaba más enemigos. Dentro y fuera de esa redacción, donde fue líder sindical hasta hace unos meses.

Fuimos compañeras hace tres años cuando yo cubría la alcaldía de Nueva York. En su cara se reflejaba lo que pensaba. Sus columnas hablaban de justicia social, una mujer de izquierda. Siempre cuestionada por su ideología. En Perú, incluso por su secuestro en 1984 durante unas horas por el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (Mrta) cuando trabajaba para el canal de televisión Frecuencia Latina, creando un nuevo estilo de narrar las noticias en directo. Y en su ciudad adoptiva —porque Vicky es ciudadana estadounidense— tampoco se libró de las críticas por sus posturas liberales que no ocultaba.

Nacida hace 55 años en una familia humilde de Cuzco. Clara, abierta, sonriente, atractiva, con su melena larga y rizada, que escribía en el teclado con dos dedos y vestía con ropa de colores. Que iba a clases de pintura, seguía por conciertos a su hijo menor, un prodigio del piano, y cocinaba cebiche, siempre que podía. Desde hace un tiempo menos: para ahorrar, porque no sabía cómo iba a pagar la matrícula del adolescente si éste no recibía una beca.

Waldo Mariscal, su hijo mayor, un arquitecto de 38 años, contesta el teléfono. Para negar cada una de las acusaciones: “Yo no veo la luz, no tenemos un buen abogado, sólo un defensor público”. No hay dinero con qué pagar. Ese es el problema, me cuenta. La casa está destrozada, comenta. Hay cámaras ocultas hasta en los inodoros, el teléfono está intervenido. “Esto parece una película de Alfred Hitchcock. Es horrible”.

El domingo en la noche, cuando Vicky, su hijo de 17 años, y su segundo esposo, Juancho Lázaro —un uruguayo que hablaba con acento el español y naturalizado peruano— regresaban de una fiesta, su vehículo fue interceptado por dos unidades del FBI. Leo el documento de la investigación realizada desde los años 90 y presentada en la Corte de Nueva York. Y ahí Vicky y Juancho son agentes de la Federación Rusa, que recibieron entrenamiento intenso en lenguas, escritura invisible y telecomunicaciones, antes de llegar a Estados Unidos.

Es más, se dice que Peláez recibió un paquete con dinero en 2000 en un parque de un país suramericano de un representante del gobierno de Rusia. Y que su esposo también recibió dinero en 2007. Cuanto más leo pienso que estoy sumergida en una película del Agente 007. Aunque la Vicky que yo conocí se queda bastante atrás. La película sigue hoy con su comparecencia a la corte. Podría pasar 20 años tras las rejas.
http://www.elespectador.com/impreso/...ana-espia-rusa


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