Mecanismos de cooperación internacional en america del sur
 

Sueño y realidad en América del Sur

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Mayo 28 de 2010 | 09:05 AM. | Noticias
Por: Antonio José Ferreira Simões Una década pasó desde que Brasil tomó la iniciativa de convocar, en Brasilia, la primera reunión de Presidentes de América del Sur, realizada en el año 2000. Casi ocho años después, en mayo de 2008, el presidente Lula recibió a los jefes de Estado de la región para la firma del tratado que fundó la Unión Sudamericana de Naciones (Unasul).

Para quien hoy observa la intensidad de la agenda regional, es difícil imaginar que, hasta hace poco, los líderes del continente jamás se hubieran reunido. Diez años atrás, la articulación de América del Sur no pasaba de ser un sueño. Hoy, es una realidad concreta.

Las estadísticas comprueban el éxito de la integración sudamericana. Desde el año 2000 el comercio total de Brasil con la región pasó de US$ 22 mil millones para US$ 63 mil millones. En 2002, nuestras exportaciones para los vecinos sumaron US$ 7,5 mil millones.

En 2008 alcanzaron 38,4 mil millones: un aumento de 412%. En 2009, el índice de bienes industrializados en las exportaciones brasileñas para la región alcanzó cerca de 90%- vendimos, en nuestra vecindad, bienes de alto valor agregado. Esas mercancías generan renta y empleos con cartera de trabajo firmada para millones de brasileños.

La presencia de las empresas brasileñas en América del Sur es creciente, ha transformado la infraestructura de países vecinos, con la construcción de carreteras, aeropuertos, hidroeléctricas, petroquímicas. Para apoyar ese esfuerzo, Brasil financia parte de los proyectos, sobre todo por medio del BNDES.

El total de financiamientos en 2009 llegó a US$ 8 mil millones para América del Sur. Cerca de US$ 3,1 mil millones se refieren a proyectos en ejecución o ya concluidos, y otros US$ 4,9 mil millones a proyectos ya aprobados.

Son obras que ayudan a la economía brasileña y contribuyen con el desarrollo de los países de la región. Las inversiones directas de las empresas brasileñas también han crecido.

En Argentina, por ejemplo, la cantidad total es estimada en US$ 8 mil millones. América del Sur es el espacio primordial para la transnacionalización de las empresas brasileñas.

Ni ingenuidad ni ideología explican la vertiente sudamericana de la política externa brasileña. Por ser Brasil la mayor y más diversificada economía de la región, es inevitable que el país ejerza el papel de propulsor de la integración. Solidaridad no es sinónimo de ingenuidad.

Porque queremos abrir mercados en América del Sur nos interesa que nuestros vecinos también sean cada vez más prósperos.

Brasil desea que la prosperidad y la justicia social se rieguen por América del Sur. La política solidaria no es incompatible con la búsqueda de nuestros legítimos intereses.

Un Brasil que contribuye con la prosperidad continental refuerza sus credenciales como factor de estabilidad y progreso en el mundo. Junto a eso, avanzan la democracia y un sistema económico abierto.

Será preciso, sin embargo, reforzar la conciencia de nuestros intereses comunes a largo plazo. Si los franceses y los alemanes hubieran optado, al final de la 2ª Guerra Mundial por las ganancias a corto plazo, perdiéndose en la mezquindad de la contabilidad de las reparaciones y en el ejercicio de las recriminaciones ¿habría sido posible construir el edificio que es hoy la Unión Europea?

La política externa brasileña para América Latina no se pauta solo por una visión pragmática de viabilidad de negocios e inversiones, sino también está imbuida de una visión política, estratégica, social y cultural a largo plazo.

Aquí, idealismo y realismo se combinan: el primero nos inspira a buscar un futuro mejor; el segundo nos estimula a colocar manos a la obra.

Fuente: Partido Comunista Colombiano.