La ética de Salud
 

Por: Felipe Zuleta Lleras

NO RESULTA SORPRENDENTE QUE en su columna de hace una semana doña Salud Hernández haya arremetido en contra de los abogados Jaime Lombana, Néstor Humberto Martínez y los canales Caracol y RCN.

Y no es sorprendente porque la ibérica columnista se ha dedicado, desde que llegó a las páginas de El Tiempo, a defender los intereses de sus empleadores. Eso, por supuesto, no la descalifica como periodista, pues es claro que ella le debe su carrera en Colombia a su entrañable amigo Francisco Santos, quien la trajo al país, le dio trabajo y le ayudó para que se convirtiera en colombiana (desde el punto de vista legal), pues ella no ha logrado entender la idiosincrasia de sus nuevos compatriotas.


He visto a doña Salud una vez en la vida. Es presuntuosa y dogmática, calidades estas que no la descalifican por sí misma como no sea porque se siente poseedora de la verdad revelada. Por su actitud sesgada es que en su pasada columna ataca a los abogados mencionados y a sus poderdantes, acusándolos de defender de manera solapada los intereses de los canales privados. La diferencia entre los abogados y ella es que los primeros hacen su trabajo de frente y ella, por el contrario, defiende los de sus empleadores amparada bajo una supuesta independencia periodística.


De todos es conocido que el diario de Planeta pretende quedarse con el tercer canal de televisión. En ese propósito ha contado con la complicidad del Gobierno Nacional y de los miembros del Consejo Nacional de Televisión. Lo que han hecho los abogados de los canales privados es denunciar las innumerables ilegalidades en las que han incurrido los comisionados de televisión, infracciones que han sido aun evidenciadas por la Contraloría y la Procuraduría.


Doña Salud debería más bien examinar esas ilicitudes en vez de atacar a quienes las denuncian. Esas ilegalidades sólo benefician al diario que la emplea y de eso no hay la menor duda. Pero por supuesto que esos “asuntos menores” no la mortifican, como no lo han hecho las acusaciones que el criminal Salvatore Mancuso ha hecho en contra de los otrora dueños de El Tiempo, los ciudadanos Juan Manuel y Francisco Santos. Ataca doña Salud a Lombana y Martínez, y calla frente a las gravísimas declaraciones de Mancuso. Extraña y laxa manera esta de interpretar las leyes.


Insisto en que es censurable que la prestigiosa periodista acuse a los abogados de hacer lo mismo que ella hace: defender los intereses de quienes le pagan, con la diferencia que los primeros lo hacen en el ejercicio de su profesión y de frente y doña Salud lo pretende mostrar como un acto de independencia periodística. Es como si yo escribiera esta columna y no les contara a los lectores que El Espectador me paga, que este diario pertenece a los dueños de Caracol TV y que en el pasado fui asesor de la familia Santo Domingo. ¡Así no, doña Salud!