DeNunCianDo - El Drama de un huelgista en Venezuela

La historia de hambre de Franklin Brito para que le devuelvan sus tierras en Venezuela

El drama del venezolano comenzó en el 2004, cuando grupos chavistas invadieron su predio.

Brito no tiene demandas pendientes en su contra, no se le ha imputado cargo por algún delito. No ha robado ni ha matado, no ha violado ni ha ofendido. Pero está retenido desde hace 148 días en la habitación 1207 del Hospital Militar de Caracas, custodiado a cal y canto por uno o dos militares que controlan sus visitas, se asoman por las noches a ver si no ha escapado y no lo dejan caminar por el pasillo para estirar las piernas. Está preso.

Brito, que cumplirá 50 años en septiembre, está detenido por protestar con su propio cuerpo, al que ha sometido a seis huelgas de hambre, para hacer visible su drama. Con las cinco primeras -entre las que además se cosió la boca y se amputó el meñique de la mano derecha- exigió la devolución de sus tierras en el estado Bolívar, tras ser invadidas en el 2004 por grupos simpatizantes del Gobierno, y la indemnización por haber sido expulsado de su casa y su trabajo como profesor.

Biólogo de profesión y agricultor de oficio, asegura que esos castigos se los ganó por haber interferido con un proyecto del alcalde de la zona. Su pecado fue proponer a una corporación el uso de unas semillas específicas para salvar una cosecha de ñame. "Escucharon mi propuesta, que no costaba casi nada, y decidieron que era lo mejor. Al alcalde no le financiaron su proyecto. Yo no lo hice con intenciones políticas, pero en un segundo quedamos en la calle. Invadieron el fundo y nos botaron de los liceos".

A pesar de su extrema delgadez, Brito saca fuerzas y habla claro sobre cada etapa de su calvario. Él hace sus propios escritos legales, el último dirigido a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). En una larga conversación explicó a EL TIEMPO que interrumpió cada huelga de hambre con la llegada de alguna promesa oficial de resolver su problema. La última ocurrió el 4 de diciembre del año pasado, cuando el Instituto Nacional de Tierras (Inti) le aseguró que sus propiedades estaban libres de invasores y tenía el acceso abierto a ellas.

Para ese momento tenía casi seis meses sólo con hidratación básica acostado en las puertas de la sede de la OEA en Caracas y su deterioro físico era seguido muy de cerca por la prensa local. El propio presidente Chávez se había pronunciado sobre el caso pidiendo que le resolvieran el problema.

Legalizar la propiedad
Pero la promesa duró 24 horas, pues no implicó el retiro de los permisos de estadía a los invasores ni la entrega a Brito de un reconocimiento formal, por escrito, de que esas tierras le pertenecen.

Presa de la desconfianza, el agricultor exigió públicamente la entrega de un documento de propiedad y la legalización, "en forma de donación, como sea, pero que fuera legal", y de una cantidad de dinero en efectivo que recibió como indemnización por parte del entonces ministro del Interior, Jesse Chacón.

Por aquel entonces, dijo que mientras no se hiciera legal el trámite, para él era un "soborno". Entonces, fue llevado a la fuerza al Hospital Militar. Allí lo acompaña día y noche una de sus hijas y recibe la visita diaria de su esposa.

Su familia, comprometida con su protesta, vive en Caracas, ayudada por algunas parroquias y la solidaridad pública.

"De la plata que me han dado (el Gobierno) no hemos tocado nada, está a la orden de la Fiscalía, y no la pienso tocar hasta que la legalicen", repite enfático.

Los parapetos legales que se han acomodado para mantenerlo en esa especie de letargo jurídico comienzan con un amparo hecho por la Fiscalía General de Venezuela, que confusamente busca protegerlo de sí mismo. Sin embargo, según la ley venezolana, los amparos son personalísimos y sólo puede pedirlos un ciudadano para protegerse de otro ciudadano o del Estado.

Esa protección se sustenta en la evaluación hecha por un solo médico, que señala a Brito como afectado por "trastorno de ideas delirantes".

Sin embargo, Brito ha sido sometido a otras ocho evaluaciones psicológicas en los últimos cinco meses, y todas aseguran que sus condiciones mentales son normales.

¿Loco?

"El evaluado impresionó con un nivel de funcionamiento cognitivo que se ubica dentro de los límites que identifican a la inteligencia normal promedio, de atención y concentración", concluyen representantes de la Cruz Roja venezolana en un informe elaborado dos días antes de la evaluación que lo califica como "trastornado".
Incluso el propio director del Hospital Militar informó al tribunal encargado que Brito, médicamente, estaba dado "de alta", pues entre enero y febrero aceptó alimentos y se recuperó casi del todo.

Sin embargo, el juez del tribunal respondió que sólo esa instancia "evaluará" si Brito puede o no salir del recinto y exhortó al director del hospital a abstenerse de dar alguna opinión al respecto.

Desde ese momento, primero de marzo pasado, Brito empezó a tomar sólo suero, una vez más.

"No tengo límite. Será hasta que me muera o hasta que me arreglen este problema. La única manera de acabar con este tipo de abusos es resistiéndose (...) Es mi propia soberbia la que me da fuerza, de ver tanta injusticia. No puedo dejar que me hagan esto sin hacer nada".

VALENTINA LARES MARTIZ
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
CARACAS