DeNunCianDo - Moskus y Santos - diferencias... y similitudes

¿Qué tan diferentes son? Sus propuestas económicas son muy parecidas. Sin embargo, mientras Santos representa la continuidad y el establecimiento, Mockus se ha propuesto romper con las costumbres políticas y se ha convertido en la expresión del cambio.
De acuerdo con los resultados de las encuestas recientes, uno de estos dos hombres será el próximo presidente de Colombia: Juan Manuel Santos, del partido de la U, o Antanas Mockus, del Partido Verde. Llegarán a las elecciones como representantes de conceptos similares en lo económico y formas distintas de enfrentar la política en una Colombia fuertemente polarizada. Mientras Juan Manuel Santos representa la continuidad de la visión y la manera de ejercer el poder que ha residido en el Palacio de Nariño durante los últimos ocho años,

Antanas Mockus es el reflejo del ferviente anhelo de cambio que anima a una gran parte de la población del país que considera que los resultados pragmáticos de estos últimos ocho años se lograron a costa de una creciente falta de transparencia. Los excesos en la búsqueda de la reelección del presidente Uribe, la Yidispolítica, las chuzadas del DAS y otros eventos similares crearon en muchos colombianos la profunda sensación de una falta de transparencia en los más altos niveles del Gobierno. Buscan un cambio profundo, al punto de estar dispuestos a votar por Mockus para que defienda los principios que ha declarado, incluso a sabiendas de que su gobierno podría tener una difícil relación con el Congreso.

Ambos candidatos son personas de gran trayectoria en la vida pública del país, ampliamente calificados para desempeñar el cargo de primer mandatario de los colombianos y ambos lo ejecutarían con responsabilidad y compromiso. Los dos tienen logros brillantes y reconocimientos internacionales como servidores públicos. No son muchos los políticos colombianos que han atraído tanto la atención de los medios de comunicación internacionales como Santos y Mockus, y eso desde mucho antes de esta campaña presidencial. Como Ministro, Santos se desempeñó en tres carteras de importancia crítica (Comercio, Hacienda y Defensa), y en las tres alcanzó logros muy importantes. Como alcalde de Bogotá, Mockus transformó la cultura ciudadana y llevó a la ciudad a una época de cambio extraordinario, justamente cuando el país entraba en una profunda crisis. Si los colombianos buscan un Presidente experimentado, ambos candidatos cumplen la condición con méritos de sobra.

La realidad, sin embargo, es que a los dos les esperan retos enormes, más allá de la continuación de las políticas de seguridad democrática, confianza inversionista y cohesión social del actual gobierno. Colombia es uno de los países más desiguales del mundo, con índices de pobreza e indigencia inexplicablemente altos, una tasa de desempleo que bordea el 15% y niveles de informalidad del orden del 60%. Esto, sin tener en cuenta el gran atraso en infraestructura, la debilidad del sistema tributario, la precaria calidad de la educación, el desastre del sistema de salud, la ausencia de una política ambiental coherente que garantice la sostenibilidad, así como la corrupción y el clientelismo.

Todo esto lo tienen claro los dos candidatos y sus campañas están trabajando arduamente en la elaboración de un plan de gobierno que ataque dichos frentes. De hecho, podría afirmarse que, al menos en lo económico, sus propuestas son similares (ver pgs. 38 y 39). En ambos casos, sus colaboradores son profesionales del más alto nivel, que han estudiado durante años y conocen muy bien la problemática colombiana y lo que se requiere para el despegue del país. Juan Carlos Echeverry, en el caso de Santos, y Salomón Kalmanovitz y Alejandro Gaviria en el de Mockus, son excelentes candidatos a Ministros de Hacienda y sin duda harían muy bien la tarea.

La coincidencia en las tareas que quieren llevar a cabo en el frente económico es sorprendente. En lo laboral, tanto para Santos como para Mockus, la generación de empleo debe ser el resultado de un mayor crecimiento económico, producto de políticas económicas específicas que conduzcan a ampliar la demanda de empleo y la oferta de trabajadores calificados. Los dos insisten en la eliminación de los sesgos antiempleo, que tienen que ver más con el sistema tributario que con la legislación laboral. Santos propone una acción coordinada con los sindicatos y las centrales obreras liderada por su vicepresidente Angelino Garzón, mientras Mockus propone la reducción de los costos laborales como parte de una discusión más amplia sobre la estructura tributaria del país y el modelo económico y social vigente.

Las dos propuestas destacan como esencial trabajar en la formalización de la economía y plantean estrategias muy similares para lograrlo. Ambos diagnósticos ven en el bajo nivel de las cotizaciones en salud y pensiones un resultado de la informalidad que únicamente podrá resolverse si avanzamos rápidamente en la integración de más empresas a la economía formal. Ambos candidatos reconocen la urgencia de una reforma tributaria estructural, que aumente el recaudo y genere un sistema tributario más sencillo, eficiente y equitativo. Los dos proponen aumentar la base del IVA y la eliminación de algunos incentivos y exclusiones. Ambos desarrollarían estrategias educativas que lleven a la gente a entender por qué es importante pagar impuestos. De hecho, a ambos les obsesiona la idea de que la educación es la clave del desarrollo de largo plazo en el país.

En infraestructura, Santos y Mockus insisten en la necesidad de fortalecer los esquemas de concesión y corregir los problemas de las entidades del sector en la estructuración de los proyectos, la contratación y la regulación y el control. En el manejo ambiental, los colombianos contamos con el compromiso de los dos en cuanto a que adecuarán la legislación y las normas vigentes para garantizar la preservación del medio ambiente y la sostenibilidad. También están de acuerdo en darle un uso correcto a las regalías y acabar con la corrupción que ha caracterizado la administración de estas.

Respecto a los riesgos que implica el cambio de la estructura productiva del país hacia una creciente importancia del petróleo y la minería, podemos estar tranquilos. Tanto Santos como Mockus están al tanto de los riesgos que implica la enfermedad holandesa y planean crear un fondo de estabilización para el manejo del ingreso de capitales externos provenientes de la explotación de minas e hidrocarburos. En el frente externo, en los dos casos, el país seguiría su curso hacia la negociación de más tratados de libre comercio, ya que tanto Santos como Mockus son aperturistas.

Quizás en los puntos que más se diferencian los dos candidatos desde la perspectiva económica es en su posición frente a los subsidios y las ayudas focalizadas. Asimismo, en el manejo fiscal, en la medida en que tanto Mockus como sus asesores son más conservadores. Tras verificar esta lista de semejanzas, podría parecer que la elección va a ser aburrida, o que la excitación de los seguidores de uno y otro candidato es inexplicable.

Sin embargo, el resultado de las elecciones no tiene nada de monótono o predecible. Las diferencias podrán parecer limitadas en objetivos de las políticas, pero son radicales en la forma como los candidatos buscarán lograr esos resultados. Y esa diferencia en la forma traerá implicaciones de largo alcance respecto al carácter que tendrán la política y el manejo de lo público en Colombia a partir de 2010.

El punto central que define la diferencia es la manera como cada uno de ellos entiende la gobernabilidad; particularmente, en lo que tiene que ver con el Congreso.

Según Mockus, el hecho de no contar con el apoyo del Congreso no es un inconveniente para sacar adelante los proyectos de gobierno. Mockus cree que, si sale elegido, será como respaldo a su compromiso de defender unos principios centrales de respeto a lo público y que ese compromiso le impide considerar transacciones en escenarios políticos donde los intereses particulares queden por encima de lo público. Plantea como alternativa la democracia deliberativa, en la que los intereses se defienden con razones, con transparencia y con todas las cartas sobre la mesa. Considera que, en la medida en que las reglas del juego estén claras para todos, se puede llegar a resultados.

Santos, por su parte, cree que para que un Presidente pueda sacar adelante su agenda de gobierno necesita el apoyo de su partido y necesita hacer coaliciones en el Congreso. Su experiencia propia y su lectura de la historia le han enseñado que el pragmatismo es esencial a la hora de gobernar.

En síntesis, tenemos dos candidatos extraordinarios, educados en las mejores universidades, rodeados de equipos excelentes, dispuestos a trabajar incansablemente para hacer realidad su visión de Colombia. ¿Podría Santos gobernar sin permitir que el país se quede atrapado por el lastre de la política tradicional? ¿Podría Mockus lograr resultados aunque no negocie prebendas con la clase política? Ese es el asunto.