37 años de cárcel pagará un policía por asesinato de indigente

La pena fue impuesta por el juez 12 de conocimiento contra Alfonso Vásquez Ciro.

Ciro es acusado de ser coautor en el crimen de un habitante de la calle en enero pasado.

Según la investigación, el patrullero Vásquez Ciro, en compañía del agente Héctor Villalobos, quien ya aceptó los cargos e hizo un preacuerdo con la Fiscalía, golpearon y asesinaron de un disparo al indigente.

El día de los hechos, en la zona de Puente Aranda, unos 16 habitantes de la calle estaban parados en una esquina y esperaban el bus que los lleva a los hogares de la Secretaría de Integración Social, donde les brindan alimentación, baño y lavado de su ropa.

Un camión de la Policía de placas OBG 277 pasó por el lugar y subió allí a los indigentes con otras personas indocumentadas que habían encontrado en la calle. El grupo fue llevado a la UPJ y cuando los hombres eran bajados del camión, Villalobos Ríos y Vásquez le quitaron una cobija a uno de los indigentes.

El hombre se quejó y uno de los uniformados le propinó patadas y puños. Posteriormente fue esposado y subido nuevamente al camión por Villalobos, quien lo golpeó con un bate de béisbol.
Al bajarlo del vehículo para que ingresara de nuevo a la UPJ, el habitante de la calle se cayó al piso. El policía de turno de la unidad judicial les dijo a sus colegas que no recibía personas golpeadas. Villalobos y Vásquez se lo llevaron de nuevo.

Los oficiales tomaron la vía a Choachí, por la avenida Circunvalar, y en el kilómetro 9 Villalobos asesinó al habitante de la calle con un impacto en la cabeza y le quitaron su ropa. El cuerpo fue dejado en el prado. Vásquez Ciro conducía el camión.

El agente de un CAI notó los movimientos de ese camión por lo que avisó a sus superiores. Después de que se inició la búsqueda del vehículo, este fue encontrado en un lavadero en el barrio Galán.
En ese lugar fue detenido Vásquez. Villalobos ya había huido. Las autoridades también encontraron un proveedor que no era del arma de dotación de los uniformados, manchas de sangre y la ropa del indigente fallecido tirada en un caño cercano.