"Hubiera sido mejor ver a Falcao ante una defensa que no le pidiera autógrafos"

Pongamos un poco de sentido común. Cuando uno está vuelto mierda, apenas saliendo del hospital, donde la mitad le dice pobrecito y la otra mitad, inútil, qué prefiere: ¿irse con su familia, con sus amigos a recibir el cariño que le hace falta? ¿O sale a darse en la jeta con el duro de la cuadra para demostrar qué es el más verraco?

A Falcao hay que recuperarlo. Está en un momento anímico muy duro. Su auto estima está resentida. No es fácil ponerlo a calentar veinte minutos y dejarlo en la banca, o mandarlo a jugar con los juveniles, o ni siquiera convocarlo y condenarlo a ver los partidos en la tribuna, o dejarlo jugar los 10 minutos finales de algunos partidos y condenarlo a escuchar los pitos de los aficionados que ´lo ven como un ladrón que se gana un montón de dinero y no mete goles.

Cuando se está en convalecencia hay que llevarlo poco a poco y nada mejor que estos partidos de segunda para que el Tigre recobre la confianza, para que se reencuentre con la gente que no sólo lo quiere sino que lo tiene como su líder, que él se reafirme en qué tiene mucho para dar, que recuerde que hay un país que lo apoya, y tenga la fortaleza para regresar el martes al equipo donde lo ningunean y soportar una nueva tanda de desplantes.

Aquí no se trata de hormonas, de demostrar que es el putas de Aguadas, porque Falcao no tiene que demostrar nada, todos sabemos quién es y de lo que es capaz. Se trata de que la selección lo arrope y lo recobre para el fútbol.

Y respecto a la defensa, Pekerman que sabe mucho más de fútbol que el señor Vélez porque una cosa es hablar y otra actuar y ganar, le toca en estas instancias improvisar, acomodar, evaluar jugadores, pulir esquemas, ante la plaga de lesionados y de sentados en las suplencias que tiene jodida a esta selección y también mirar hacia el futuro en busca de los posibles relevos, porque esta zaga no es la que va a actuar en la Copa América, salvo Murillo que está pasando por un buen momento.

Los demás apenas los estaba evaluando, mirando sus condiciones y nada mejor que rivales que permitan darles minutos, llevarlos poco a poco como aprendices que son y no enfrentarlos a equipos grandes que los aplasten y de paso terminen su proceso, porque lo que importa es demostrar que somos las vacas que más pasto tapan y de paso complacer a los periodistas que no entienden de qué se trata un proceso y que se busca es regresar a un mundial y renovar un equipo. El Mundial de Brasil ya pasó y el equipo que quedó quinto en el mundo no es el mismo que tenemos ahora y hay que irlo ajustando para los nuevos retos.

Imagínense a un boxeador novato que apenas lleva un par de peleas como profesional, enfrentarlo a boxeadores curtidos y experimentados para probar de qué está hecho. Llegará el momento, pero primero hay que pulirlos, llevarlos poco a poco e ir elevando la exigencia a medida que pasa el tiempo. Eso sucede con todo en la vida, salvo para el señor Vélez que está convencido que Roma se hizo en un día,

No le creo a Bedoya pero sí le creo a Pekerman. Desde el año pasado se tenía prevista jugar contra equipos de Asia, pero los juegos con los escogidos al final se cayeron, por lo que debió improvisarse con estas dos selecciones. No se escogieron desde el principio. Tocó armar los juegos a última hora para no desaprovechar la fecha Fifa.

Pero el cuento no para ahí. El año pasado nadie contaba con la merma de calidad en la selección por culpa de las lesiones y la falta de fútbol por las suplencias. Como a falta de pan buenas son tortas, Pekerman se vio obligado a IMPROVISAR sobre la marcha y reemplazar los que iban a ser partidos de fogueo contra selecciones más competitivas, por partidos de entrenamiento para los nuevos dada la poca calidad de los rivales.

¿Que se ganó dinero? Sí, y mucho. Una carambola que llenó los bolsillos de la Federación, pero que le sirvió a Pakerman (es lo que particularmente me importa) para probar nuevos jugadores y recobrar la autoestima de goleadores como Falcao y Ramos.

Pero Vélez, el mismo que dijo que James era un agrandado y que Costa Rica era una vergüenza en el Mundial, ahora decide seguir metiendo cizaña contra Pekerman. No admite que al técnico le importen un comino los periodistas y sólo piense en los jugadores. Demasiado para su ego lastimado.