Guardiola los pone rumbo a Mónaco

Confidencial
Guardiola los pone rumbo a Mónaco

El técnico reunió a toda la plantilla para pedirles que se olviden del Madrid y se centren solo en su próximo gran reto, la Supercopa de Europa



El Barça ganó sufriendo la Supercopa de España y también tendrá que sudar para repetir el título que levantó en 2009 ante el Shakhtar Donetsk ucraniano


De la Supercopa de España a la de Europa: el Barça ya trabaja para dejar atrás todo lo que ha rodeado a su doble enfrentamiento con el Real Madrid y concentrarse únicamente en el próximo gran reto del equipo, el choque ante el campeón de la Europa League en Mónaco.

La consigna de Pep Guardiola a sus jugadores ha sido clara: toca olvidarse del Real Madrid, de Mourinho, del entorno, de las relaciones con los jugadores del equipo blanco, de las agresiones y provocaciones; toca pensar en el que puede ser el duodécimo título de la `era Pep¿, la Supercopa de Europa.
El técnico del Barça ha mantenido una reunión con sus jugadores para transmitirles ese mensaje: en lugar de avivar el fuego de la pelea contra el Madrid, el vestuario tiene que hacer un esfuerzo para aislarse, pasar página y estudiar a su próximo rival con la atención que merece un título tan importante.
La fotografía oficial para la UEFA que el equipo realizó el pasado viernes fue el último capítulo de la Supercopa más caliente de las últimas temporadas. A partir de ese entrenamiento, el equipo se ha volcado en la preparación de la Supercopa de Europa frente a un rival con más potencial que nombre (el Oporto ha ganado sus dos primeros partidos de Liga y ha arrancado la temporada en un estado de forma espectacular).
La Supercopa de Europa es el desafío más relevante que afronta el Barça hasta finales de año, cuando se volverá a ver las caras con el Real Madrid en Liga y viaje a Japón para disputar el Mundial de clubes. Por eso Guardiola ha decidido aislar a su vestuario y paralizar todas las entrevistas individuales, al menos hasta después de la final de Mónaco.
En su discurso a la plantilla, Pep reiteró que al Barça le espera otra temporada llena de obstáculos. Lo sucedido en la Supercopa de España es solo un prólogo de lo que puede ocurrir durante una campaña en la que la presión llegada desde el Real Madrid y su entorno será aún mayor que el año pasado (segunda temporada de Mourinho, con un poder casi absoluto, y con más exigencia para ganar títulos).
Fue una reunión serena, en la que toda la plantilla escuchó con atención las palabras del entrenador. Fue, en la práctica, un discurso de preparación de la temporada, del aviso de los peligros que esperan en el camino, lo que queda por venir, los esfuerzos a los que estará obligado el Barça y la exigencia mental que conlleva una cuarta temporada con el mismo grupo, con objetivos de altura: repetir éxitos y empezar a marcar un ciclo histórico en el fútbol europeo. La temporada no ha hecho más que comenzar, pero el calendario es implacable y no existen demasiadas oportunidades de reunir a la plantilla al completo para mentalizar a todo el grupo.
Desde los despachos del Camp Nou también se avala la política de Guardiola de pasar página cuanto antes. La Supercopa ha generado un ruido mediático incontrolable, pero el club ha preferido no echar más leña al fuego, evitando denunciar el comportamiento de Mourinho ante los comités, con la confianza de que sea la propia justicia deportiva la que intervenga en la polémica. Las declaraciones de Piqué y Xavi, además de las palabras del vicepresidente institucional Carles Vilarrubí, expresaron el sentir del club y suponen el punto final del caso por parte del Barça.
La huelga de los futbolistas profesionales ha permitido al equipo ganar tiempo en su preparación del estreno liguero y concede al Gamper mayor importancia de la que tenía en el calendario inicialmente previsto. Guardiola no quiere dejar ningún detalle al azar y de hecho, prepara con esmero el partido ante el Nápoles viendo videos del conjunto italiano y planificando el reparto de minutos de sus futbolistas.
El Barça, al fin y al cabo, aún está en pretemporada, pero tiene menos de una semana para afinar su puesta a punto porque el compromiso ante el Oporto exigirá la mejor versión del equipo. El Gamper será un paréntesis en el camino hacia Mónaco, aunque el hecho de que no se haya disputado la primera jornada de Liga permitirá que los titulares habituales tengan más minutos ante el Nápoles.