El Barça más funambulista se cae en Riazor ante un valiente Deportivo (2-1)

¿Cómo puede el Barça en cuatro días golear al PSG en Champion y perder con un equipo que lucha por no descender en la liga española? ¿Contra el PSG sólo fue un espejismo? Porque contra el Deportivo se vio al mismo Barça de los últimos tiempos, impreciso, cansino, apoyándose apenas en las genialidades de los de arriba, aparte de un Messi sin ideas, apagado, sin los chispazos que fungen como choques eléctricos para resucitar a un equipo que desciende al mundo de los mortales.

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El Barça más funambulista se cae en Riazor JAIME RINCÓN 12/03/2017 - 18:10. El Barcelona pasó del éxito al fracaso en cuestión de días con una desgraciada visita a Riazor. Los azulgrana cayeron ante un Deportivo que castigó la soberbia del líder a balón parado. Los goles de Joselu y Bergantiños acabaron con el estado de euforia del equipo de Luis Enrique, que vuelve a dejar la Liga en manos del Real Madrid. En otro día con más fuerza que clase, con más ímpetu que fútbol, en otro encuentro donde Messi no fue Messi, en el último ejercicio de funambulismo, el Barça se cayó. Y lo hizo con todo el equipo en Riazor. Esta vez no hubo remontada, no hubo reacción. Y la Liga se vuelve a poner difícil. Y la euforia se le escapa al Barça entre los dedos. Porque sin fútbol no siempre se puede recurrir a la épica. La rapidez en la circulación es algo que el Barcelona parece haber perdido de manera irremediable. Al menos mientras Messi no ponga de su parte para alejarse de la estrecha vigilancia a la que le suelen someter los rivales. En Riazor volvió a firmar un discreto partido, desaparecido por momentos e impreciso en las combinaciones en otros. Si a eso le sumamos la ausencia de Neymar, que el Barça saliese escaldado de Riazor no debería extrañar a nadie. El Barcelona sobó el balón con parsimonia, sin pasión ni criterio. Le dio para dominar a un Deportivo con las ideas muy claras. El conjunto gallego se arropó en campo propio y marcó diferencias a balón parado. Supo sufrir y obtuvo una golosa recompensa. Tres puntos que saben a gloria. Movió medio banquillo para hacer el once Luis Enrique y las rotaciones no sentaron nada bien. Arda y André Gomes volvieron a ser una clara decepción y únicamente Denis aportó algo de dinamismo al ataque azulgrana. La primera ocasión, sin embargo, la encontró el héroe de la remontada. Esta vez, Sergi Roberto tuvo demasiado tiempo para pensar y buscó un pase atrás cuando Lux se preparaba para el fusilamiento del canterano. No se acercaba el Deportivo pero tampoco hizo mucha falta. Avisó Joselu y encontró una mano providencial de Ter Stegen que mandó el balón a córner. En esa misma acción, el meta alemán le ofreció una fácil reválida al punta del Deportivo. Trató de blocar el balón y lo dejó a placer para que Joselu hiciese el primero. Parecía espabilar el Barça tras el descanso. Lo parecía. Suárez igualaba con un remate efectivo casi en la primera jugada del segundo acto. Todo volvía a su sitio. El Barça a dominar y el Deportivo a esperar. Hasta que a los de Pepe Mel les dio por perder el respeto y buscar el segundo. Entonces la defensa azulgrana empezó a tambalearse. Todo se vino abajo en el minuto 74. En un cabezazo de Arribas que se fue al palo y que Fernández Borbalán consideró intervención divina de Ter Stegen, el balón volvió a la esquina. En otra acción de estrategia el Barça se complicó la Liga. Bergantiños ganó a Alba en el salto y obligó al Barça otra remontada que esta vez no llegó. No todos los días acontecen milagros. No siempre se puede recurrir a la gesta. Tuvo Suárez el empate en sus botas pero Lux no fue Trapp. Mel tampoco fue Emery ni el Deportivo tuvo el miedo que condenó al PSG. Y el juego del Barça, ejercicios de fe ciega al margen, fue el de casi siempre en los últimos tiempos. Y con eso no se pueden sacar los partidos cada tres días. Tampoco suele dar para títulos.

Fuente: Marca