El espía caleño al servicio de Hitler

Tyler Durden · 22-02-2011 , 07:18:45

Fue en un cable internacional, a finales de los 90, cuando el periodista Víctor Diusabá se topó, en uno de los párrafos finales, con el nombre de Roberto L, el caleño que trabajó como miembro del espionaje de Hitler en Estados Unidos.
A partir de ese momento, Diusabá comenzó a investigar en periódicos de la época y encontró que, en efecto, Roberto L, quien nunca conoció al Führer, había estado a punto de morir en la silla eléctrica, en 1943, como lo revela en el libro El espía que compró el cielo, en el que relata su vida.
La labor, que le tomó una década de investigación y escritura, lo llevó a Cali para lograr información de primera mano con la familia del protagonista de su historia, a Estados Unidos para conseguir una copia del expediente desclasificado del juicio y a España, hasta el monasterio de la Cartuja de Jerez, donde terminó sus días el protagonista de esta "crónica literaria", como la denomina su autor.
"Todos los hechos históricos que aparecen en el libro son reales. Que Roberto L haya hecho parte de muchas de esas situaciones o no ya es juego del autor y también de personas que dicen que estuvo allí. Aunque, como vida de espía que se respete, hay cosas que no se sabrán jamás", dice Diusabá.
Roberto L creció en una modesta familia caleña del tradicional barrio de San Antonio, conformada por Nicolás, su padre, Clemencia, su madre, tres hermanos y una hermana. Desde muy joven mostró inclinación por la religión. Realizó sus primeros estudios en una escuela pública y sus buenas calificaciones le valieron el posterior ingreso al colegio de Santa Librada.
De allí pasó al convento franciscano de San Joaquín y luego llegó a Bogotá, en donde recibió las enseñanzas de sacerdotes. Su brillante carrera le permitió llegar a Roma, a la Universidad de Sapienza, en la que estudió Teología y Ciencia Canónica.
Todo iba bien hasta que ganó un lugar en un curso de derecho internacional en La Sorbona, de París. Su llegada a esa ciudad, en 1936, años previos a la guerra, fue como tentar al diablo. "Tenía una vocación religiosa indudable, pero también una inmensa atracción por todo lo germanófilo y allí terminó militando en el Nacional Socialismo, al que finalizó sirviendo como espía".
Ya como espía y con su don de gentes y su gran facilidad para los idiomas -dominaba el inglés, el francés, el italiano y el portugués- logró abrirse camino en Nueva York, desde donde envió información clave para los alemanes.
Aunque se volvió un diestro en el uso de sofisticadas técnicas de espionaje como la tinta invisible y las denominadas 'motas' (textos microscópicos), Roberto L fracasó casi en todas sus misiones, como lo relata el autor del libro.
"Él representó, en gran medida, el fracaso del espionaje alemán. La guerra la ganaron los aliados en el campo de batalla, pero la habían ganado antes en la inteligencia. Sin embargo, tuvo una gran estrella, que le dio otra oportunidad en la vida".
Pero qué le permitió evadir la silla eléctrica y ganar un juicio que no era nada fácil, pues su contraparte se llamaba Edgar J. Hoover, el polémico presidente del FBI en aquella época: "Lo logró gracias a su abogado y a su habilidad, pues él se hizo pasar por una pobre víctima, que es algo muy colombiano".
Cuando se salvó, Roberto L regresó a Europa para sumirse en el silencio y en la castidad del mencionado monasterio español. Tenía 50 años.

Pastorius, una de sus misiones
Roberto L partició en la arriesgada Operación Pastorius. "De alguna manera, fue lo más parecido al ataque de las Torres Gemelas. Se trató de una atrevida operación que buscaba,
en pequeños submarinos, insertar comandos alemanes en territorio americano con la tarea de sabotear centros neurálgicos en ese momento, como dejar a Nueva York sin energía o volar la estatua de la Libertad", comenta Diusabá.

Encargado de asesinar a oficial
Entre las muchas tareas que realizó Roberto L, se destaca la de suministrarle a un alto oficial alemán, que había traicionado la causa, un líquido letal desarrollado por un científico, que podía acabar con la vida de una persona solo con una gota ingerida. Sin embargo, la misión, en Lisboa, fracasó.

http://barranquilla.vive.in/libros/articulos/febrero2011/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR_VIVEIN-8878761.html

armando2007 · 22-02-2011 , 17:27:23

Interesante historia. Pero era malo el paisano

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