La bolsa de Venezuela destaca como la mejor del mundo durante la crisis. Sin embargo, la inseguridad jurídica del país supone un obstáculo insalvable para los inversores internacionales. Aunque los expertos recomiendan no perder de vista este mercado, por el potencial que presenta si se produjera un cambio político.
En estos días se cumplen cinco años desde que el banco de inversión de EEUU Bear Stearns valorara a cero dos fondos que invertían en hipotecas subprime. Ese hecho, a primera vista poco relevante, desató una tormenta en los mercados financieros que a través de sus sucesivas réplicas ha convertido a casi todas las bolsas internacionales en un lugar inhóspito.
Pero existen excepciones. Y la más notable la representa la bolsa de Venezuela. A lo largo de estos cinco años de turbulencias económicas, el mercado bursátil venezolano ha experimentado un notable repunte superior al 500%. Y su ritmo ascendente no desfallece: en 2012 es, con diferencia, la más rentable de las bolsas mundiales, con una subida del 112,9%.
De las 14 compañías que componen el Índice de la Bolsa de Valores de Caracas (IBVC), tan sólo una registra una merma en su valor en el último lustro. En el lado opuesto, la Compañía Anónima Nacional de Teléfonos de Venezuela, la productora de envases Domínguez y Compañía y la papelera Manufacturas de Papel registran avances en torno al 2.000%. A priori, parecería un auténtico paraíso para la inversión y sin embargo es un terreno evitado por las principales firmas de inversión.
La primera decepción viene al considerar que Venezuela es un país con una elevada inflación, que conlleva una importante pérdida de valor de su divisa, el bolívar. Según datos de Bloomberg, la rentabilidad del índice IBVC en la crisis se rebaja hasta el 202% si se tiene en cuenta la depreciación de la moneda. Esta rentabilidad sigue siendo, no obstante, nada desdeñable, sobre todo si se compara con el 8,9% que pierde el Dow Jones, el más del 15% que caen la bolsa de Brasil, China o India o el 56,7% que se deja el Ibex, en el mismo periodo.
Por otro lado, Venezuela ha sido de una de las economías más pujantes en los últimos años. Según datos del Banco Mundial, entre 2004 y 2007 registró tasas de crecimiento superiores al 8% y aunque no ha sido inmune a la crisis –en 2009 y 2010 la economía venezolana se contrajo-, el pasado año dio muestras de una notable recuperación, al crecer un 4,2%. La evolución de Venezuela se encuentra muy ligada al petróleo y ésta es una de las primeras advertencias que hacen los expertos. En un reciente informe de perspectivas, Munir Jalil, economista jefe de Citi en Colombia y Venezuela, advierte de que "se están formando algunas nubes oscuras en las perspectivas económicas, ya que los precios del petróleo se han visto atrapados por debajo de los 100 dólares, recudiendo el nivel de ingresos del país". No obstante, mantienen una previsión de crecimiento del 5% para el presente año.
Pero no son los riesgos ligados al petróleo los que convierten este mercado en un territorio prohibido para los inversores internacionales. «Nosotros no invertimos nada en Venezuela, por varios motivos. El motivo principal es el recelo que suscita la inversión en dicho país por motivos de seguridad jurídica», explica Alejandro Varela, gestor de inversiones de Renta 4. Las políticas ejecutadas por el Gobierno de Hugo Chávez, que han degenerado en un amplio número de expropiaciones, la intervención y control de los operadores de bolsa y otras medidas del mismo tipo han provocado una inseguridad jurídica extrema. De hecho, según explican desde Ahorro Corporación, Venezuela ha sido degrado del nivel de mercado frontera (el nivel al que se encuentran Bostwana, Omán o Bangladesh), el último escalafón de inversión que contempla MSCI, considerada la guía de la inversión para la mayor parte de las firmas del mercado.
Estas cuestionas han derivado en una notable caída de los volúmenes de negociación en el mercado bursátil venezolano. De modo que, según datos del Banco Central de Venezuela, en 2010 se negociaron apenas 224 millones de bolívares (poco más de 40 millones de euros). La capitalización del IBVC apenas ronda los 11.000 millones de bolívares, según Bloomberg.
Un escenario poco alentador para la inversión que, sin embargo, conviene no perder de vista. Los problemas de salud de Hugo Chávez y la posibilidad de un cambio político en el país son considerados por los expertos como un posible estímulo para este mercado. Simon Lue-Fong, director deuda emergente Pictet AM, destaca el potencial de este escenario. «El mayor impulsor del interés de Venezuela es el panorama político, que parece estar mejorando», señala. No obstante, desde Pictet AM consideran actualmente más recomendable la deuda venezolana que la bolsa. «Si se hace bien esta inversión en renta fija puede generar mucha rentabilidad», apuntan.
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