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LEONARD 06-04-2014 12:41:07

El chagualo-tema del xat, quitate la curiosidad
 
SU PASADO

En el corazón de Medellín, El Chagualo
Autor: Carlos Julio Álvarez
25 de Noviembre de 2009



Cuando se construyeron tres urbanizaciones en el barrio, éste pareció dividirse en dos: el barrio antiguo y el de los apartamentos.

En medio de la industria, atrapado por el cemento y protegido con un neumático, sobrevive quizá el último chagualo de este barrio céntrico de Medellín. Es de flores amarillas, un puntico de alegría, un oasis en medio de la nada, en medio del gris al que el ser humano se va acostumbrando.

“¿El Chagualo?” “¿Qué es El Chagualo?” Es una pregunta recurrente incluso entre sus mismos habitantes, porque pocos saben que así es que se llama precisamente uno de los barrios de La Candelaria.

Los unos creen que viven en Sevilla, o que simplemente es el Centro. Otros, aspiran a llamar su barrio Los Álamos; pero a pesar de los pesares, este barrio se llama El Chagualo, así como el árbol de flores amarillas o rosadas, que al ser guardadas en un libro, conservan ese aroma floral que se antoja a enamoramiento.

Es más, El Chagualo está perfectamente delimitado. Entre las avenidas del Río y Ferrocarril y la glorieta de Fatelares y la Calle Barranquilla, se congrega la industria, el comercio y la vivienda, como un todo, como un núcleo y a la vez desperdigados, ajenos los unos de los otros.

El barrio pareció dividirse en dos, en el momento que comenzaron a surcar los cielos las edificaciones que hoy componen las unidades residenciales Paseo Sevilla, Ciudadela Sevilla y Torres de la Fuente, que si bien hacen honor a un sector distinto, pertenecen a El Chagualo.

Así, quedó por un lado el antiguo Chagualo, el del comercio y la industria, calles barriales donde se puede comprar madera, intercambiar chatarra, mandar a arreglar el carro o adquirir el mobiliario para remodelar el baño. El antiguo Chagualo de casas grandes, a la vieja data, unas para vivir y otras para guardar retazos, espumas o telas.

Al otro lado, el nuevo Chagualo, el de los edificios, el de las piscinas y parques recreativos, apartamentos como una cajita de fósforo, desde donde ajenos y altivos, los habitantes pueden ver el resto del barrio, al que no parecen pertenecer. De hecho, quienes habitan los apartamentos, según dicen, temen cruzar las calles de sus vecinos. Pero acaso ¿dónde está el peligro?

El ‘hombre araña’

La comunidad de Ciudadela de Sevilla ha sido testigo de cómo el ‘hombre araña’ resultó siendo uno de sus vecinos. ¿Qué tiene en la mano? No se sabe, pero debe ser algo parecido a la pegajosa telaraña del conocido Spider Man.

El ‘hijuemadre’, como seguramente le han dicho muchos habitantes de esta unidad residencial, es capaz de treparse por las redes de gas hasta el piso 15, desde allí deslizarse hasta el apartamento de turno…y salir con las cosas de valor que se encuentre a su paso. Mejor dicho, están con el enemigo durmiendo al lado.

Hoy en día, y luego de ser cogido in fraganti, el ‘hombre araña’ posa en una cárcel. Pero su legado continúa, quizá en quienes vieron en él a un héroe épico, un ejemplo a seguir. Según las denuncias de la comunidad, la bandita que opera en la unidad, aprovecha la altura para detectar a desprevenidos transeúntes y ¡Zuaz! Ir por sus cositas, muchos de ellos, estudiantes de la Universidad de Antioquia.

Sin embargo, este no es el único sinsabor que inquieta a la comunidad. En silencio, como quien no quiere la cosa, pero con ese nudo que aprieta el pecho, muchos de los habitantes se están aventando a abrir la boca, a denunciar el cobro de vacunas en El Chagualo, a comerciantes y a quienes estacionan sus vehículos en las calles.

Se trata de un “no más”, no más de esa violencia silenciosa que la comunidad quiere fuera de El Chagualo, ese barrio dividido que con el paso del tiempo se acerca un poquito más, de a centímetros, cada vez que los problemas se van presentado para todos por igual, sin importar quien viva en una casa o en un piso 14 de apartamentos.

Gases lacrimógenos

Eso de que los problemas afectan a todos por igual, si que lo saben en El Chagualo, y más cuando, bien sea por el Día del Estudiante Caído o la visita de Condoleezza Rice, eso en la Universidad de Antioquia se prende.

Comienza la batalla campal en la que los estudiantes tiran artefactos al escuadrón móvil antidisturbios, y éstos a su vez, lanzan los gases lacrimógenos. “Pero en todo este tiempo ¿acaso no se han dado cuenta que el viento nos tira los gases a nosotros?”, preguntan en el barrio.

¡Ay cuando comienzan a sonar las explosiones!

Todo el mundo a correr para tapar las ventanas con las colchas e ir a la tienda por una bolsa de leche y así tener que echarse en los ojos una vez comience la contienda. Pero nunca es suficiente, y el gas lacrimógeno comienza a hacer efecto, los ojos se van irritando, la garganta comienza a picar, y uno comienza a llorar sin querer llorar, como picando cebollas.

Vaya tortura la de los habitantes de El Chagualo: protesta en la U de A, llorada segura para ellos.

Un barrio que suena a distante, a extraño. Sin embargo, de seguro, muchos lo han caminado, cuando han pasado la calle Barranquilla para tomar el bus. Lo han aspirado, cuando se han quedado en Bantú disfrutando eso de ser bohemio.

Lo han escuchado, al pasar por los talleres de vehículos. Lo han probado, al comer las cocaditas costeñas y las arepitas de queso que venden al frente de la U de A…ese es el desconocido Chagualo.


SU PRESENTE

El Chagualo se renueva para Medellín

El barrio inseguro que los medellinenses recuerdan, se transforma en un epicentro de la ciudad para la ciencia, la cultura y la tecnología.

Los chagualos que abundaron en la zona se han extinguido. Ese arbusto, al cual deben el nombre del sector, es tan solo un adorno, un recuerdo. El Chagualo, el barrio de Medellín entre la calle Barranquilla y La Minorista y el margen oriental del Río Medellín y la Avenida Carabobo, se ha transformado drásticamente en pocos años. Muchos lo recuerdan como un sitio inseguro, con abundantes bodegas y talleres de mecánica. Es, en realidad, un epicentro de la ciencia, la cultura y la tecnología de la ciudad.

El Chagualo es una zona que se transforma. Del suelo han manado edificios con pequeños apartamentos, que parecen fósforos apretujados en cajetillas. Fue la construcción de las unidades residenciales Paseo Sevilla, Ciudadela Sevilla y Torres de la Fuente, el primer síntoma del cambio que se avecinaba. Los edificios dividieron en dos El Chagualo: los habitantes de las torres y el resto del barrio.

Para Medellín, y de acuerdo con el Plan de Ordenamiento Territorial (POT), en la zona se concentran los referentes de las nombradas ciencia, cultura y tecnología: Ruta N, la Universidad de Antioquia, el Parque de la Vida, la Sede de Investigación Universitaria (SIU) y el Metroplús. Muy cerca de estas, el Jardín Botánico, el Parque Explora, el Parque de los Deseos y su planetario.

Para Álvaro Olaya Peláez, vicedecano de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Antioquia, fundada hace medio siglo en El Chagualo, por historia “el sector ha sido peligroso y ha tenido mucha prostitución”. Agrega, por ejemplo, que la construcción de la SIU motivó a vecinos a cambiar y reformar las fachadas de sus viviendas para hacerlas más vistosas.

“El POT toma una decisión importante de intervenir el sector y mejorarlo. Mejora para los peatones, con el Metroplús y la intervención arquitectónica de vivienda. Ahora hay una dinámica diferente y cambia urbanísticamente el sector”, agrega Olaya Peláez.

Al restaurante de Luz Herrera Sosa no regresaron camioneros ni mecánicos. Cuenta que todo empezó a cambiar dos años atrás, cuando compraron algunos de los parqueaderos del sector y construyeron edificios con Viviendas de Interés Prioritario. “Desde la construcción fue cambiando la dinámica del barrio. Fueron cerrando parqueaderos y talleres de mecánica. En los edificios hay mucha gente nueva y los mecánicos y muleros no han vuelto, porque ellos consumían mucho”, afirma Luz, mientras observa Capri, una de las unidades nuevas.

Jairo González, quien ha trabajado en mecánica por dos décadas en el sector, asegura que las ventas han disminuido un 80% en los últimos dos años. “A nosotros prácticamente nos están sacando de acá. Los carros casi no vienen ya, porque no hay parqueaderos”, dice. Hace veinte años, agrega, El Chagualo era una mina para hacer dinero con los automóviles; pero hoy, va camino a convertirse en una zona residencial, o así es como él se imagina el sector en un lustro.

Otra es la mirada de Carlos Pacheco, de 40 años y residente de la Urbanización Turín, una de las nuevas unidades residenciales de El Chagualo: “Toda la vida he vivido por aquí y este cambio hace que se valorice el sector. Esto antes era un parqueadero, no era nada agradable, la gente pensaba que esto por acá era un atracadero”. En esta unidad construyeron dos torres con 415 apartamentos. Mínimo, se pensaría en 1.000 personas habitando este lugar, siendo la mayoría de ellos nuevos inquilinos del barrio.

El nuevo Chagualo

Muy cerca de esta unidad, en donde tiempos atrás funcionó Fatelares, se construye un Easy, que tendrá una extensión de 7.800 metros cuadrados. A su vez, almacenes de cadena y supermercados. Esta obra le dará un nivel comercial a El Chagualo y acercará a los habitantes de barrios vecinos y se conectará con la Minorista.

A la vez, en El Chagulo nacen nuevos negocios, almacenes, oficinas. Muchos de los habitantes se sienten más seguros, aunque esperan contar con un Centro de Atención Inmediata –CAI- de la Policía en el barrio.

El Parque de la Vida, ubicado frente a la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, ha sido otra de las obras que ha cambiado el sector. Según Álvaro Olaya Peláez, “ha cambiado el sector salud, porque le da a la promoción de la salud un espacio que no tenía. Ojalá la ciudad encontrará ahí un sitio para promover la salud, la vida y la lúdica alrededor de la ciudad”.
Para Greta Romero De Luque, directora del Parque de la Vida, con esta edificación de 5.000 metros cuadrados se pretende romper el paradigma de que la salud solo se asocia con enfermedad, sino que se relaciona con el autocuidado y la responsabilidad de cada persona para cuidar sus cuerpos y el entorno.

Con este nuevo espacio y las nuevas edificaciones concentradas en el sector, El Chagualo de hoy es un espacio pensado para todos los medellinenses, un epicentro para la ciudad en ciencia, la cultura y tecnología.


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