| Tyler Durden | 19-02-2009 09:20:53 |
Un estudio del Vaticano sostiene que hombre y mujer pecan distinto
El informe afirma que ellos son más proclives a la lujuria, y ellas, a la soberbia.
La Iglesia católica ha decidido convertir en sondeo el secreto de confesión, transformar en datos las confidencias de los fieles y divulgar con bombos y platillos las conclusiones. La más llamativa, según publica L'Osservatore romano --el periódico del Vaticano-- es que a los varones los pierde la lujuria (es su mayor pecado, el que con más frecuencia confiesan, el vicio que los atormenta), y que el infierno de las mujeres viene a ser la soberbia. O sea (y he aquí el hallazgo): se peca distinto según el sexo.
El estudio, elaborado por el jesuita Roberto Busa --un sacerdote casi centenario famoso por sus análisis de los trabajos de Santo Tomás de Aquino-- ha recibido el respaldo inmediato de la Santa Sede, y en concreto de Wojciech Giertych, teólogo de la Casa Pontificia que ha firmado el artículo en el rotativo del Vaticano. "Hombres y mujeres pecan distinto", escribe Giertych, quien ha clasificado los tradicionales siete pecados capitales según el orden en que son violados (o al menos en el orden en que su violación, a los ojos de Dios, preocupa). En el caso de los hombres, lujuria, gula, pereza, ira, soberbia, envidia y avaricia. En el de las mujeres, soberbia, envidia, ira, lujuria, gula, avaricia y pereza. Cada uno es libre de sacar conclusiones.
PREOCUPACIÓN PONTIFICIA
¿Es posible que sea esta una lista solo válida para los hombres y mujeres italianos? ¿Cabe la posibilidad de que asiáticos y africanos, por ejemplo, tengan su propio índice de pecados? No, sentencia Giertych. "Contextos culturales diversos generan hábitos diversos, pero la naturaleza humana es siempre la misma", explica. De modo que es un sondeo de alcance universal, y, según parece, también coyuntural: el entretenido estudio se divulga justo cuando más preocupado está el Vaticano por la caída de las confesiones. Los tiempos han cambiado, y un tercio de los católicos ya no lo ven con buenos ojos.
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