Hege Dalen y su pareja, Toril Hansen estaban cerca Utöyan cenando en la orilla opuesta del nefasto camping, cuando se empezaron a escuchar disparos y gritos en la isla.
“Estábamos comiendo. Luego oimos disparos y después gritos horribles. Vimos cómo los jóvenes corrieron presas del pánico hacia el lago”, dice Dale en una entrevista.
La pareja de inmediato se movilizó y maniobró el barco en dirección al lago Tyrifjorden.
Dalen y Hansen condujeron el barco a la isla, recogieron a las víctimas jóvenes y heridos del agua en estado de shock, y los transportaron a la orilla opuesta a la parte continental. Todo esto sucedía a la vez que las balas golpeaban la parte derecha del barco.
Había tantos jóvenes que no cabían todos a la vez a bordo, y les tocó regresar a la isla en cuatro ocasiones.
Se pudieron rescatar a 40 jóvenes de las garras del asesino.