Graeme Reeves, de 60 años, fue sentenciado por una corte de distrito de Nueva Gales del Sur después de que el juez Greg Woods lo halló culpable en abril por agredir a dos pacientes durante exámenes pélvicos internos en su clínica en la población rural de Bega en 2002 y 2003.
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Sydney • Un ex ginecólogo australiano fue condenado el viernes a 3,5 años en prisión por mutilar los genitales de una paciente, cometer agresión indecente con contra de otras dos e ignorar una prohibición a que practicara la obstetricia.

Graeme Reeves, de 60 años, fue sentenciado por una corte de distrito de Nueva Gales del Sur después de que el juez Greg Woods lo halló culpable en abril por agredir a dos pacientes durante exámenes pélvicos internos en su clínica en la población rural de Bega en 2002 y 2003.

Sin embargo, el juez desestimó otras acusaciones en contra de Reeves por agresiones sexuales similares hacia otras tres pacientes.

En marzo, un juez lo halló culpable de haber causado daño físico de manera maliciosa al haberle extirpado el clítoris a una paciente de 58 años durante una cirugía en el 2002 realizada para retirarle una lesión en los labios vaginales. El jurado no llegó a un veredicto por la misma acusación en un juicio efectuado en noviembre del año pasado.

El jurado en el proceso más reciente aceptó el argumento de la fiscalía en el sentido de que Reeves nunca le mencionó a la paciente que pretendía extirparle el clítoris.

Su abogado, John Stratton, dijo a la corte que su cliente pretendió salvarle la vida a la paciente al asegurarse que ningún tipo de cáncer se le expandiera a la zona genital cercana a la lesión, la cual resultó benigna, de acuerdo con un examen posterior.

El jurado escuchó las evidencias de que Reeves sufría depresión clínica y un desorden de personalidad al momento de las agresiones sexuales.

Woods dijo el viernes que Reeves debe pasar al menos dos años en la cárcel antes de que pueda solicitar su libertad condicional.

El juez también ordenó que Reeves jamás practicará la Medicina de nuevo si el hacerlo involucra tener contacto con pacientes.

La paciente que sufrió la amputación genital condenó la sentencia y la consideró muy indulgente.

"Mi condena es de por vida. Nunca pensé que iba a hacer lo que me hizo", dijo la mujer a los periodistas afuera de los tribunales.