Lo que los hombres quieren

A ellos, los hombres, no les da lo mismo la posición que toman en la cama, en la mesa o en el sillón. Ellos prefieren, les gusta, gozan más cuando la mujer está arriba o cuando penetran por detrás. Las razones no son sólo parte del gusto personal.

Si hiciéramos una encuesta callejera sobre la posición sexual que más gusta a los hombres, la respuesta más recurrente sería la de “ella arriba” (con todas sus variantes). Las razones esgrimidas serán, entre muchas, que tienen mejor acceso y visibilidad a los pechos de la mujer, detalle no menor en el imaginario masculino.

Pero esta espontánea preferencia de los hombres tiene razones un poco más fundamentadas, por ejemplo, que permite a la mujer movimientos mejores y más libres, proporciona a ambos la posibilidad de un contacto físico íntimo y una buena visibilidad del cuerpo de su pareja, aspecto que en los varones es de gran importancia por cuanto son más sensibles a la estimulación visual.

La otra postura que prefieren es en la que pueden penetrar por detrás a su pareja. En esta posición, ellos pueden acariciar libremente el cuerpo de la mujer y en algunas formas lograr gran profundidad de penetración también.

Un tercer grupo de preferencias es en la que él se mantiene hincado en el suelo mientras que ella está recostada sobre una cama, mesa o sillón. En esta posición, los hombres puede acariciar los pechos, ver la vagina y moverse con mucha libertad.

Como los hombres ya saben, el éxito de una relación sexual no se basa en la penetración fuerte y rápida, sino en introducir y retirar con fuerza, probando distintos ritmos y profundidades, a veces suave lento, con profundidad, otras introduciendo sólo la mitad del pene, después rápido, fuerte, con movimientos circulares, de arriba hacia abajo o con penetraciones largas y profundas. Todas estas variaciones producen distintas sensaciones en una mujer y en el hombre y para cada una de ellas hay ciertas posiciones que facilitan y potencian una opción en desmedro de otras, aunque hay algunas que increíblemente las reúnen casi todas... depende de la imaginación.

Con el espíritu práctico que ha inspirado este artículo, las posiciones más apetecidas por los hombres son:

- El parado, ella mirando en la misma dirección de él, con las cuatro extremidades sobre la cama. La penetración es por detrás y permite al hombre amplios movimientos y penetrar profundamente, puede acariciar los pechos de su pareja. En esta postura la mujer tiene acceso al escroto masculino, zona de gran sensibilidad y ambos pueden estimular el cuerpo del otro.

- El extendido sobre su espalda con las rodillas flectadas o estiradas, ella sobre él, encima del pene, de frente. De esta forma se logra profundidad en la penetración, acariciar los pechos y ver la vagina. Ambos pueden estimular sus cuerpos y la mujer moverse ampliamente controlando el ritmo.

- El, de rodillas de frente a su pareja que estará recostada con la espalda en el borde de la cama, silla o mesa baja, con las piernas apoyadas en el suelo o levantadas hacia el pecho del hombre recogidas o estiradas. Esta posición permite una penetración profunda, también puede ver y acariciar los pechos y la vulva femenina, y, en general, todo el cuerpo, al tiempo que tiene la posibilidad de amplios movimientos de penetración.

- Ambos de lado, mirando en la misma dirección (¿se acuerdan de “la cucharita”?, bueno, esa) con la pierna superior levantada y flectada hacia atrás del hombre. Acá hay múltiples variantes que logran profundidad, acariciar extensamente los pechos y ellas pueden estimular el escroto de su pareja. Esta postura posibilita una penetración completa con pequeños movimientos que también permiten el control del orgasmo. Esta posición es recomendable cuando la erección del hombre es débil.

- La mujer se recuesta sobre el hombre con las piernas juntas. En esta posición hay contacto visual entre la pareja, cercanía y posibilidad de tocarse. Las piernas juntas de la mujer ejercen una presión sobre el pene, aunque puede dificultar el movimiento de las caderas.

- El hombre se sienta con las piernas extendidas, apoyado sobre las manos. La mujer se sienta reclinando su cuerpo hacia adelante. La mujer controla el ritmo y profundidad de la penetración. Es una postura estimulante para el hombre.