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 El problema de los “niños problema”Participa en el tema El problema de los “niños problema” en el foro Discusiones Generales. |
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| #1 | |
| Usuario Expulsado Denunciante Ultra  |  El problema de los “niños problema”
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El problema de los “niños problema”  Quienes crecimos en ciudades pequeñas, entendemos cómo los más afectados por los cambios del nuevo milenio son los niños. Lejos de las cifras de la inseguridad, nosotros, los dueños de las calles en los pueblos ochenteros, sabemos que la mitad de la vida se jugaba allí mismo, y que a las frutas se accedía de primera mano, con un simple tirón del árbol. Épocas de juegos a las escondidas, cuentos de espantos y algunas veces, reunión familiar a la luz de las velas. Pero dado el mundo de nuestros tiempos, parece de locos pensar en una pandilla de chiquillos cazando luciérnagas al son de la oscuridad total. Los no menospreciados motivos actuales han obligado en muchos casos -y a mucha gente-, a cambiar para sus hijos las normas de prevención y sus rutinas. Aun así, queremos alejarnos lo más posible del cliché generalizado tan propio de los que pensamos en el tiempo pasado con amor. La naturaleza está dada con el cambio, y a partir de él, podríamos analizar casi que todo nuestro contexto y mejorarlo. Tal vez muchos de ustedes, felices habitantes de los lugares más hermosos de Colombia, puedan cerrar los ojos y oler todavía esos matices de las horas del almuerzo, el bullicio de una familia numerosa en los albores del recuerdo. En esos pasillos de casas amplísimas, crecíamos al menos con dos hermanos; y la mayoría de esos lugares estaban rodeados de árboles e infinitos murmullos y manifestaciones de vida. Sin embargo, más de 7.000 millones de habitantes de la Tierra es una cifra considerable para considerar un hacinamiento, por lo menos gestante. La planificación urbanística lo sabe hace décadas; un momento en la historia en el que treparnos apenas un piso arriba del otro, también dejó de ser cosa de locos. Siendo justos, pues el ánimo no es otro que ser neutrales, pasa con facilidad que los padres les digan una y otra vez a sus hijos: ‘¡Por favor quédate quieto!’. Y con tan poco espacio -por lo menos comparado con el que contábamos antes-, es natural que el espíritu saltimbanqui del pequeño resulte molesto. Aunque todavía no se precisan las causas, para algunas voces al margen de la medicina alopática no debe ser sorprendente que los niños hiperactivos pululen cada vez con más facilidad. Incluso así, la reducción de su perímetro de movimiento, el sedentarismo creciente, un núcleo familiar inestable y la ausencia de los padres, no son razones por sí solas. Por más válida que sea la reflexión inicial, pues también hace parte del posible diagnóstico, lo cierto es que según algunas cifras, el 70 por ciento de los casos del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es atribuible a causas genéticas, y del total de quienes lo sufren, la cifra de niños es tres veces mayor a la de niñas. ¿Una epidemia creciente? La identificación de este trastorno puede, en muchos casos, ser un largo proceso. Sus síntomas, que no son otros que rasgos infantiles salidos de proporción, deben ser analizados por un grupo de médicos especialistas en diversas disciplinas. Descrito como una alteración conductual, tan severa a veces que puede trascender la adolescencia, el TDAH tiene su origen en una anomalía neurobiológica. Según los investigadores, los síntomas más asociados son: falta de concentración y atención, no pensar antes de actuar, pero sobre todo, ser un incapacitado en el arte de quedarse quieto. Aunque podría decirse que estas son características elementales de la infancia, los niños hiperactivos enfrentan continuas decepciones académicas y su relacionamiento social no es el mejor. Por lo que se sabe, sus manifestaciones aparecen generalmente antes de los 7 años de edad y los primeros en notarlos son padres y profesores. Para sacarse la duda de si hay un ejemplar de estos en su casa, vea la habilidad de sus hijos para terminar las labores, la constancia con las que emprenden una actividad y la memoria que poseen. “Otras características propias de los niños hiperactivos son la dificultad presente en el momento de seguir instrucciones, perder juguetes y otros objetos, hablar sin parar e interrumpir conversaciones con frecuencia, ser muy impacientes y hacer comentarios imprudentes constantemente. En ciertos casos se debe a una disminución del oxígeno en la sangre en el momento del parto, pero las razones genéticas y ciertos problemas en el crecimiento –como una alimentación inadecuada- pueden ser determinantes”, afirma la doctora Luisa Rugeles, médica pediatra de la Universidad del Rosario, con una amplia experiencia en el tema. Cómo ayudar desde el hogar No es por puro capricho que se le llame núcleo primario a la familia. En esta, se estimulan y reprimen las habilidades de los hijos, pero sobre todo, es la pantalla natural a través de la cual los niños adquieren información. Lo indispensable, si se tiene un hijo hiperactivo, es aprender a mantener la calma. Enojarnos o regañarlo por todo, solo aumentará su sentimiento de frustración y terminará creyéndose el cuento del ‘niño problema’. “No debemos confundir autoridad con maltrato. Los regaños solo profundizan la distancia entre los padres y los hijos. Así que llenándose de actitud positiva, lo ideal es concentrarse en tomar las medidas adecuadas. Establecer normas y rutinas, construir un hogar que les proporcione seguridad, asumir una autoridad clara y conjunta, y afianzar la comunicación grupal, son deberes de los que tienen hijos con TDAH”, complementa nuestra asesora. Pero fuera de la casa también surge una responsabilidad, no menos importante. Al ser el lugar donde el niño pasa la mayor parte del día, el colegio es una institución determinante para la superación de este síndrome. Tips para padres y maestros - Es primordial elegir la institución correcta. La comunicación entre la casa y el colegio es indispensable, pues sumando esfuerzos, padres y profesores pueden educar al niño para que no abandone las actividades sin terminarlas. - Planear una alimentación balanceada que no incluya excesos de ningún tipo. - Distribuir el tiempo empleado en la enseñanza, para que esta se focalice en la calidad y no en la cantidad. - Normas claras en los dos lugares son indispensables. Estas ayudan al relacionamiento armónico. También son indispensables para la formación de un carácter equilibrado. - Los niños deben crecer sabiendo que no siempre pueden tener un “sí” a sus solicitudes. -Tanto en el colegio como en el hogar se deben reforzar los juegos de memoria, los acertijos y actividades que impliquen resolver pistas. Son una excelente manera de mejorara la concentración del niño. - En la casa debe haber un lugar adecuado y exclusivo para estudiar. No basta la comodidad; tener materiales a la mano y eliminar los distractores, son claves. - Se deben supervisar los tiempos que el niño gasta viendo televisión o usando el computador. - Programar actividades extracurriculares que ocupen su tiempo libre y le permitan liberar energías. - Debe leer un libro hasta terminarlo (de acuerdo a su ritmo). Después, hágale preguntas sobre la historia, incentivando su comprensión de lectura. - Encomendarle tareas fáciles, que canalicen su energía. Por ejemplo, recoger los juguetes o poner los puestos de la mesa en su lugar. - Las instrucciones o comentarios deben ser acompañados por acercamientos físicos, cambios en el tono de la voz o señas que ayuden a captar la atención del niño. - Realizar ejercicios de relajación, unos 30 minutos diarios, divididos en dos sesiones, al día. Medicamentos… ¿sí o no? Según la doctora Rugeles, quien además de conocer los tratamientos habituales ha visto la evolución de pacientes con terapias alternativas como la homeopatía y la musicoterapia, lo indispensable es tener una guía médica que les brinde al niño y a los padres las opciones que se requieran. “Generalmente, una vez diagnosticado el síndrome, se unen esfuerzos de distintas especialidades. Los tratamientos terminan combinando, según el caso individual, la terapia conductual y la ingesta de algunos medicamentos”. Sin embargo, es normal que muchos padres sientan inquietud por el suministro de estos últimos a sus hijos, pues muchos niños son enrolados en tratamientos a los 4 o 5 años de edad. Pero, por otro lado, son varios los expertos que los recomiendan, pues según ellos, los efectos secundarios no se comparan con los resultados. Los más comunes se llaman estimulantes y ayudan, sobre todo, a la concentración. Por su parte, los sicólogos se concentran en la terapia conductual, la cual exige un trabajo continuo por parte de todas las personas relacionadas con el niño, especialmente su familia. Los médicos y padres deben observar de cerca cómo reaccionan los pacientes a la medicación. “Los efectos secundarios más frecuentes son la pérdida de peso y de apetito, ciertos grados de insomnio y dolores de cabeza o estómago. De cualquier forma, nosotros como médicos guiamos los tratamientos, pero es indispensable el interés de los padres para buscar otras alternativas efectivas, de acuerdo con el grado de hiperactividad, puntualiza la doctora Rugeles. FUENTE: eluniversal.com.co  | |
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 No Calculado | #1.5 | |||||||||||||||
| SponSor  |  Re: El problema de los “niños problema”
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14-11-2012
, 14:31:42
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| Denunciante Bronce  |  Respuesta: El problema de los “niños problema”
el hermanito de mi novia...la madre q sufre de eso..es una ladilla ese niño :l
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| Etiquetas |
| niños problema, salud |
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