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Ver la Versión Completa Con Imagenes : La farsa de los Premios Óscar por Iván Gallo


Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
! Master !
23-02-2015, 02:40:21
Muchos creen que cuando una película recibe un premio Óscar, esta se convierte en una obra maestra por obra y gracia de la Academia. Pensar en que Forrest Gump le ganó a Pulp Fiction en 1995 y que una década después ese bodrio sentimentaloide llamado Crash se impuso a la sólida y polémica Munich muestra un poco el pésimo gusto que suelen acompañar a los especialistas que dan estos premios.

Ni Hitchcock, ni Kubrick, ni el mismísimo Howard Hawks pudieron conseguirlo. Sus obras estaban a años luz de los estrechos conceptos bajo los que se rigen estos anacrónicos jueces. Orson Welles, tal vez el más grande de los actores-directores de todos los tiempos, recibió tan solo un Óscar por el guion de El ciudadano Kane. Martin Scorsese tuvo que ver como Taxi Driver, Toro Salvaje y La última tentación de Cristo eran ignoradas en el fastuoso evento. A los 63 años y después de cuatro décadas de carrera, recibió el ansiado reconocimiento por Los infiltrados.

En vez de darle el premio a mejor actor a Charles Chaplin por El gran dictador, Estados Unidos le dio una patada y lo echó como un perro. Su sátira al nazismo, realizada en 1940 cuando Edgar Hoover y la mitad del país veían con simpatía a Hitler, le valió el remoquete definitivo de comunista y por ende, enemigo de las buenas costumbres norteamericanas. Ya no era digno de vivir en el país de las libertades. En 1973, cuando era un venerable y senil anciano, la academia decidió aliviar sus culpas dándole un Óscar honorífico. Ya era muy tarde, el pobre Charlot ya no sabía ni como se llamaba.

La lista de injusticias que ha cometido la academia a lo largo de su historia es larga y triste. Ignoraron a actores insignes como Cary Grant quien fue nominado dos veces por películas menores. Ni su papel en Notorious, ni en Charade fueron siquiera tenidos en cuenta. Al recientemente desaparecido Peter O’Toole le bajaron el pulgar las ocho veces en que fue nominado. Ni siquiera su inmortal Lawrence de Arabia le valió la consideración de los siempre reaccionarios miembros de la Academia.

Otro alcohólico británico, lleno de talento y de tormento, se fue a la tumba sin la fea estatuilla. Richard Burton preparó con ahínco sus personajes en El espía que venía del frío y ¿Quién le teme a Virgina Woolf? Y el único consuelo que recibió fue tener una ardiente pelea, después de la ceremonia, con Elizabeth Taylor, su adorada y conflictiva esposa.

James Dean, quien perdió con esa nulidad llamada Yul Brinner por la prescindible El rey y yo, ni Montogomery Cliff, dos de los mejores actores del método, murieron sin el premio.

Entre los actores contemporáneos Leonardo Di Caprio, a pesar de que lo ha merecido con sus papeles en Los infiltrados o El lobo de Wall Street, no ha podido cantar victoria. Steve Buscemi, habitual en las películas de los hermanos Cohen y Tarantino, ni siquiera ha sido nominado.

En cambio actrices tan limitadas como Sandra Bullock o Julia Roberts se alzaron con el premio. Al igual mediocres intérpretes como Cuba Goodwing Jr., Nicholas Cage o Russel Crowe fueron premiados.

Este año, a pesar de haber ignorado a Interestellar, la selección de películas nominadas no desmerece. Tanto Birdman como Boyhood enaltecerían un premio cuya importancia está absolutamente sobredimensionada. Yo solía sentarme a ver la ceremonia por puro amor al cine, creyendo que era una fiesta para cinéfilos. Los malos chistes y el hecho de que con anterioridad ya se sepa quiénes son los ganadores (por lo general los que se llevan los Globos de Oro, repiten en los Óscar, ¿no se han dado cuenta?) han terminado por aburrirme. Este año espero que no se cumpla la costumbre y ojalá la entrañable Boyhood se lleve el premio a la mejor película. Sería un reconocimiento a los autores del cine, una especie que está en vía de extinción.

La orilla