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Ver la Versión Completa Con Imagenes : Pilas Denunciantes¿Compartir es un delito?desde esa óptica todos los internáutas, iremos a la cárcel


Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
PEDROELGRANDE
20-07-2014, 22:30:04
Compartir no es delito

por Sofia
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Diego Gómez es un biólogo de la Universidad del Quindío que enfrenta un proceso penal por compartir una tesis por Internet.
wwwkarisma org co/compartirnoesdelito/

Si bien siempre hemos reconocido la necesidad de respetar los derechos de autor, desde hace tiempo insistimos que estos no solo cubren la protección del autor y sus obras, sino que también incluyen otros derechos que deben ser igualmente contemplados, como la garantia al acceso al conocimiento por parte de todos, el acceso a la educación, la libertad de expresión, el derecho a intimidad y un largo etcétera que simplemente son nuestros derechos humanos ahora considerados en medios digitales.

Sin embargo, durante años nuestras leyes han buscado solo proteger los derechos comerciales de unos pocos, lo que ha llevado, en lo concreto a que un estudiante, voluntario de la conservación de especies, amante de la investigación esté enfrentando la posibilidad de pagar con cárcel de 4 a 8 años y multa de 16 a 600 millones de pesos el "delito" de subir una tesis para compartirla por Internet con otros amantes e interesados en la conservación, la investigación y la biología.

Este "delito" según el código penal colombiano es igual o más grave que efectuar un acto sexual violento que se paga con 3-6 años de cárcel, o el contrabando penado con 3 a 5 años o la trata de personas que tiene una condena de 4 a 6 años.
karisma.org.co/compartirnoesdelito/?page_id=85

Queremos compartir este caso con todos e invitarlos a compartirlo en sus propias redes para acompañar a Diego con mensajes de solidaridad y apoyo mientras esperamos la decisión del juez.

Los invitamos a todos a repetir con nosotros que #CompartirNoEsDelito


http://thumbnails110.imagebam.com/34020/4be7a7340193828.jpg (http://www.imagebam.com/image/4be7a7340193828)

Lee mi historia completa
diego_2 Mi nombre es Diego Gómez y con 26 años he definido que mi gran pasión en la vida es la conservación de la biodiversidad. Disfrutando de esta pasión he alcanzado el grado de biólogo en la Universidad del Quindío.

Actualmente, estudio una maestría en Conservación y Manejo de Vida Silvestre en Costa Rica, y he trabajado en varios proyectos de investigación y conservación de anfibios colombianos en peligro de extinción con ONG´s locales, nacionales y extranjeras. Este camino apenas comienza, y a pesar del apoyo de muchas instituciones, profesores e investigadores, no ha sido del todo fácil. Lo que he alcanzado hasta el momento se lo atribuyo a los méritos de trabajar como voluntario por la conservación, y a la persistencia de querer y lograr hacer investigación desde la provincia, lejos de los grandes centros académicos en Bogotá y las principales ciudades del país.

Estudiar ciencias (incluyendo las ciencias biológicas) desde la provincia representa un nivel de dificultad mayor, principalmente porque las bibliotecas y hemerotecas son pequeñas y no cuentan con los recursos para pagar los miles de dólares que representa el acceso tanto a libros especializados como a las más importantes bases de datos bibliográficas del mundo; situación que limita el derecho al acceso al conocimiento de los estudiantes, investigadores y docentes que se encuentran en estas regiones. Eso sin contar que los museos o colecciones biológicas son bastante escasos, a lo que se suma el hecho de que muchos de los profesores universitarios no han alcanzado los grados de doctorado que esperan sus estudiantes.

A pesar de estas restricciones, aprendí sobre el estudio de los anfibios de Colombia de manera autodidacta y con asesoría de algunos profesores de otras universidades, porque en ese momento no existían herpetólogos (quienes estudian los anfibios y reptiles) que enseñaran en la Universidad del Quindío. Para acceder a museos de historia natural, ahorraba lo que no me gastaba en la universidad con el fin de realizar viajes a Bogotá donde están los museos y colecciones biológicas más grandes del país. Le puse un paso adelante a estos impedimentos y con el tiempo fui adquiriendo libros que me regalaban familiares y profesores, copias de artículos científicos que sólo tienen los investigadores de anfibios más importantes del mundo en sus bibliotecas personales y junto con algunos compañeros y profesores interesados empezamos un grupo de estudio en anfibios y reptiles en mi universidad, soñando que en algún momento se convirtiera en un grupo de investigación.

Con el grupo de estudio activo la carencia de fondos para hacer investigación no fue obstáculo y hubo una participación importante de estudiantes que estaban iniciando biología. Para evitar que se desanimaran puse todo mi empeño en motivarlos con la experiencia que había adquirido. Primero realizando presentaciones magistrales, lo que facilitaba conocer aspectos básicos del estudio y la conservación de los anfibios para hacerle frente a la carencia de libros en la biblioteca. Luego de la realización de mi tesis y de trabajar como voluntario para uno de los programas de conservación más importantes en el mundo (Conservation Leadership Programme), así como de ser consultor para Wildlife Conservation Society, empecé a asesorar los estudios o investigaciones sobre anfibios de la región que los mismos integrantes del grupo proponían. También vinculé a algunos de los estudiantes en proyectos de conservación que realizaba de manera voluntaria en la región. Durante todo este proceso nos dimos cuenta de que por encima de la carencia de profesores especializados, museos y hasta la financiación de proyectos, uno de los mayores obstáculos para hacer conservación era acceder a la información de investigaciones básicas que se realizaban en Colombia: para conservar hay que conocer qué conservar, y lo que se quiere conservar se identifica con las investigaciones previas.

Internet fue uno de nuestros principales aliados en este apasionado proceso de búsqueda y estudio para hacer conservación. Esta herramienta disminuía la brecha entre nuestra posición de estudiantes y futuros investigadores de la universidad de provincia frente a las grandes universidades y centros de investigación en Bogotá y otras ciudades. A través de internet, solicitábamos y accedíamos a la información necesaria para plantear nuestros proyectos de investigación y conservación, para definir los objetos de conservación, para publicar nuestros resultados y contribuir a todos aquellos estudiantes o jóvenes investigadores que padecían de la misma brecha de las ciencias, esa brecha que parece continuar a pesar de haberse superado en apariencia el elitismo en estas disciplinas.

Internet, esa herramienta cada vez más útil en nuestras vidas y que nos facilita el acceso al conocimiento, fue el apoyo para dar unos pasos adelante en el camino de la investigación en conservación de la biodiversidad. Sin embargo, haber compartido conocimiento en internet, puso en riesgo la carrera profesional que estoy empezando a construir con un gran esfuerzo. Con la popularización de Internet, compartir conocimiento en la red se convirtió rápidamente en una práctica cotidiana entre los círculos académicos. Como era usual entre mis colegas, yo compartía con ellos documentos e información que consideraba pertinentes para nuestros intereses científicos. Asumiendo que compartía conocimiento como un acto de buena fe, de gratitud por todo el apoyo que había recibido de otros investigadores en Colombia y otros países, y haciéndolo de manera voluntaria, con fines académicos y sin ánimo de lucro, nunca imaginé que esta actividad pudiera considerarse como un delito.

Compartir no es un delito, seguramente para todos aquellos que no saben lo que me pasó compartir sigue siendo algo inherente a nuestras prácticas sociales y comunitarias, nunca lo asocian con un delito. En la academia en general, y en los temas tan especializados como en los que yo trabajo, lo importante es hacer una citación correcta, reconocer el trabajo de los investigadores indicando su nombre y año de publicación y, desde luego no atribuirse el trabajo de otro investigador, sino reconocerlo y valorarlo. Por eso, lo que hacemos usualmente es referenciar los hallazgos y hacerlos llegar a quien los necesita

Hace tres años, a través de un grupo de Facebook en el que participábamos interesados en el estudio de los anfibios y reptiles, conocí una tesis de maestría que era fundamental para identificar algunos anfibios que encontraba en las visitas de campo que realizaba a algunas áreas protegidas del país. Para acceder a esta información, era necesario viajar a Bogotá y consultar en la biblioteca, pero pensé que era algo que le interesaba a otros más allá del grupo así que lo compartí por Internet. Aunque no fui el primero ni el único (el documento se encontraba en varios sitios ya) por compartir conocimiento respetando la autoría de quien hizo la investigación, hoy su autor adelanta un proceso penal en mi contra por “violación de derechos patrimoniales de autor y derechos conexos”, me dicen que esto puede suponer de 4 a 8 años de cárcel para mí.

En unos meses mi vida ha cambiado, ahora estoy aprendiendo de audiencias, imputaciones, juicios y abogados, estoy muy preocupado y desconcertado. Sobre todo, me desconcierta que esta actividad que realicé con fines académicos pueda considerarse un delito, y me convierta en “delincuente”. Hoy resulta que lo que hacemos la gran mayoría de investigadores y conservacionistas del país, que nos hemos comprometido con difundir el conocimiento, nos hace delincuentes.

Hoy me sorprende que lo que es indispensable para las actividades de investigación y conservación (compartir conocimiento) pueda ser considerado un delito. Hoy me sorprende que la investigación y el conocimiento generado sobre historia natural, taxonomía, sistemática, ecología y otros campos de las ciencias biológicas, que por regla general no obedecen a la lógica del mercado, sean considerados análogos a un software o a una obra artística para explotación comercial; que pasen de ser una pasión a un instrumento del mercado. Por su naturaleza puedo entender que para las editoriales las publicaciones académicas sean instrumentos de mercado, pero me sorprende que algunos investigadores en ciencias biológicas también consideren impertinente, y sobre todo ilegal, que otros difundan su trabajo sin buscar ánimo de lucro; el trabajo que varios compartimos en Internet y por el cual se me acusa, fue el resultado de un ciclo de estudios de postgrado en la más importante universidad pública de Colombia. Si no estoy equivocado, lo que nos interesa a los investigadores es la difusión de los aportes que hemos hecho a la ciencia, y si estos han sido generados desde una institución pública, con mayor razón.

Creo que mi caso no es único, sin embargo, es posible que termine en la cárcel aunque esté convencido de que “compartir no es delito”. No somos delincuentes por compartir conocimiento, por hacer investigación, por aportar con nuestro esfuerzo a la conservación de nuestra biodiversidad y al crecimiento de la ciencia en Colombia. ¿usted qué piensa?

Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
RICARDO69
21-07-2014, 12:19:00
Manipulación de Krusty, como siempre, manipulación de Krusty...

PEDROELGRANDE
21-07-2014, 22:35:34
Compartir no es delito
Carolina Botero Cabrera
Por: Carolina Botero Cabrera, en EL ESPECTADOR


Por estos días se habla de Diego, un joven biólogo de UniQuindío dedicado a la conservación de biodiversidad, quien por compartir en Internet, sin autorización, una tesis de maestría de otro biólogo (realizada en la UNal) enfrenta un proceso penal que puede significarle cárcel de 4 a 8 años y multas.
Primero, esto por sí mismo es ilógico. Diego no plagió la obra, no hizo “piratería”, nunca tuvo ánimo de lucro, solo la compartió con fines académicos. Si los jueces se quedan en la letra del código, sin mirar lo que los abogados llamamos “antijuridicidad”, van a procesar a muchos Diegos. Eso, al final, no puede estar bien (vean #CompartirNoEsDelito).
El caso, a mi parecer, propone una discusión más profunda sobre información básica de especies. Para ser serios en materia de biodiversidad, nuestros científicos deben contar con esa información. Debemos debatir sobre cómo circula la ciencia y, sobre todo, sus “datos”. El auge del “acceso abierto” busca evitar que el conocimiento científico (que cambia vidas e impacta el desarrollo) quede atrapado por años en lógicas de publicación y reconocimientos egoístas. Busca favorecer su circulación, rompiendo -entre otras- barreras de derecho de autor, cambia el acento de proteger a divulgar.
Cuestionamos el sistema que condena a los descubrimientos científicos a años de secreto. Así sucede con las principales publicaciones que tienen colas de artículos, largos procesos de evaluación y, una vez publicados, altísimos costos de acceso. Y todavía más, de esas publicaciones dependen posteriores reconocimientos. Esa lógica ha modificado lentamente la cultura científica de compartir, por una que valora y protege los secretos para mantener los largos trámites.
Probablemente, en ese tan cuestionado sistema no hay problema en que un científico, pasados 5 años (los que hay entre la fecha de la tesis y la “colgada” de Diego en Internet) aún busque mantener en secreto su publicación, puede que tenga posibles beneficios pendientes del sistema. Pero eso definitivamente muestra que hay problemas estructurales. ¿A quién se hace más daño cuando no circula información científica durante años? ¿Al autor? ¿Al país?
La biodiversidad de Colombia es patrimonio de todos los colombianos. ¿Cómo hacemos para que el saber y los conocimientos sobre las especies que conforman la biodiversidad sean también información pública?

PEDROELGRANDE
22-07-2014, 20:44:22
El profesor Horacio Potel también compartió conocimiento en Internet (otro caso)



http://thumbnails111.imagebam.com/34058/cb24eb340572666.jpg (http://www.imagebam.com/image/cb24eb340572666)

La Cámara Argentina (o francesa, ya no sé) del Libro, hizo una denuncia que fue tomada con inusitado vigor por fiscales argentinos, así que una triple alianza de Corporaciones patronales, embajadas neocoloniales y poder judicial argentino, se juntaron para bajar de la web sitios que difundían filosofía (Nietzsche, Heidegger y Derrida en castellano) y de paso joderle la vida al boludo, loco y terrorista que había tenido la idea de compartir las herramientas que usaba para trabajar en filosofía. Porque el trabajo de profesor de filosofía tiene como una de sus obligaciones la escritura, no hay la menor necesidad de tentar a nadie con los ridículos derechos de autor que podría recaudar una obra sobre el ser en el Heidegger tardío, las obligaciones del oficio obligan a escribir. -Horacio Potel-

Docente denunciado por la Cámara Argentina del Libro

Horacio PotelEl abogado Raúl Alejandro Ochoa, apoderado de la Cámara Argentina del Libro, inició una causa criminal contra el profesor de filosofía Horacio Potel por infracción a la ley 11.723 de propiedad intelctual. Potel es el creador de los sitios Nietzsche en Castellano (www nietzscheana com ar), Heidegger en Castellano (www heideggeriana com ar) y Derrida en Castellano (www jacquesderrida com ar).

Estos sitios ofrecían una completa relación de los textos, vida y obra de los tres filósofos, además de fotos, biografías, comentarios y enlaces. El más antiguo es el de Nietzsche, que cuenta desde su inicio y hasta hoy con más de cuatro millones de visitas. El buscador Google sitúa a los tres sitios entre las primeras respuestas a las búsquedas por nombre de los autores.

Potel tomó conocimiento de la denuncia en su contra gracias a la vista de un agente de policía encargado de establecer su domicilo, en el barrio porteño de Montserrat . "Usted sabrá en qué anda" respondió el agente cuande se le preguntó cuál era el motivo de la averiguación.

La causa lleva el número 57.627 y actúan el juzgado en lo criminal de instrucción Nº 37 y la Fiscalía 49. Los imputados son los sitios sobre Heidegger y Derrida, ya que la investigación preliminar realizada por la Unidad Fiscal de investigación de Delitos Tributarios y Contrabando (UFITCO) estableció -gracias a la lectura de la página web denunciada- que el fallecimiento de Friedrich Whilem Nietzsche ocurrió en el año 1900, superando los 70 años establecidos por la ley para la conservación de los derechos de autor.

Potel enfrenta hoy la posibilidad de sufrir la intervención de su teléfono, sus casillas de correo electrónico (obtenidas por UFITCO gracias a los servicios de la empresa Telexplorer, según consta en el expediente) y el allanamiento de su domicilio. Esto último, con el fundamento de "establecer el lugar físico donde se origina el hecho".

Las páginas Derrida en Castellano y Heidegger en castellano fueron vaciadas de sus contenidos por el propio Potel. Los enlaces que iban a los textos hoy muestran la leyenda "Este sitio ha sido desactivado debido a una acción judicial iniciada por la CÁMARA ARGENTINA DEL LIBRO"

A partir de la publicación de esa leyenda y de una nota informativa en la red social Facebook, la Red empezó a reaccionar. Potel recibe diariamente mensajes de solidaridad de académicos, estudiantes y autores tanto de Argentina como de varios países como Chile, Ecuador, México y España. La mayoría de estos mensajes hacen referencia a la imprescindibilidad de las páginas para el estudio, la investigación y la difusión de las obras de Derrida y Heidegger en países en los que el costo de los libros hace prácticamente imposible su adquisición para miles de estudiantes, además de no estar algunos de ellos disponibles en librerías.

Potel entiende a los sitios como "Bibliotecas públicas on line". "Nunca lucré ni tuve la intención de lucrar con la publicación de las páginas. En 1999 (cuando empecé con el sitio Nietzsche en Castellano) estaba fascinado por las infinitas posibilidades que la red ofrece para el intercambio de conocimientos.Estos sitios son mi mejor obra, y para mí es trágico haber tenido que removerlos. Son el fruto de muchísimo trabajo y fueron totalmente financiados por mí. No entiendo por qué tanta necesidad punitiva por parte de una corporación (se refiere a la CAL) que dice defender la lectura, la educación y la cultura".

La Cámara Argentina del Libro cuenta con el cuestionable antecedente de haber hecho allanar la sede de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA e incluso logró condenar a algunos docentes por hacer que los alumnos fotocopien material bibliográfico. La escena de la policía entrando a Puán es recordada con estupor por muchos miembros de esa comunidad académica.

¡¡Ultimo momento!
POTEL SOBRESEIDO

Queridos amigos. Esta sale como sale. No puedo ni quiero tener tiempo para elaborar una prolija nota informativa para contarles esta maravillosa noticia: ¡Horacio fue sobreseído! Y por orden del Ministerio Público Fiscal. A eso de las siete y media de esta tarde nos vamos a juntar con nuestro abogado para ver la cédula de notificación y después podremos darles más detalles, pero por ahora no queremos dejar pasar más tiempo para compartir esto con ustedes, que han estado ahí, fortaleciéndonos durante estos duros meses.
La noticia nos ha dejado maravillados e incrédulos. No tenemos idea de qué pasó. Quién, en qué lugar de poder de pronto miró esto y dijo: ¡no puede ser! Y movió una ficha y la historia cambió.
Lo primero y más importante ahora para nosotros es agradecer de la manera más completa posible, el afecto, la solidaridad y la ayuda de todos ustedes.
Voy a hacer una lista que seguramente estará incompleta, porque son miles los que han ido sumando su voz y su compañía. Nos han llenado de amor y han hecho de ésta su causa.
Creo también que entre todos impulsamos este cambio. Y no quiero entusiasmarme demasiado, pero creo que este sobreseimiento es importante para todos los que creemos que el conocimiento crece y se enriquece así: compartiéndolo y defendiéndolo entre todos.
Gracias, gracias, gracias:
- A nuestro laborioso, inteligente y generosísimo abogado: Dr. Leonardo Hernández, a quien recomendamos calurosamente.
- A Beatriz Busaniche y toda la gente de la Fundación Vía Libre. Ha sido muy gratificante conocerlos y quedamos siempre a disposición de ustedes para lo que haga falta. Las jornadas de debate en Franklin fueron maravillosas.
- A la gente de FM LA TRIBU, lindos aborígenes con quienes la que firma siente además una hermandad en el amor por la radio bien hecha, divertida, útil y guerrera.
- A los chicos del Partido Pirata. Por todo, pero sobre todo por el contundente afiche que se repartió en la Feria de la siniestra CAL y engalana miles de blogs con la consigna “borrar libros = quemar libros”. ¡aguante el copyleft!
- A todos y cada uno de los integrantes del grupo “Contra la desaparición de Derrida y Heidegger en Castellano”
- A Facundo García, por sus buenísimas notas en Página/12 y su apoyo y calidez.
- A Andrés Hax, por su nota en Clarín.
- A los miembros del Consejo de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, por la resolución de apoyo a Horacio y el pedido de urgente desprocesamiento, en particular a los autores del proyecto: Bernardo Ainbinder y Federico Penelas.
- A los filósofos, catedráticos y escritores que se hicieron oír donde hiciera falta y/o pudieran, en particular a: Mónica Cragnolini (te queremos, Mónica!), Alberto Constante (esta noche abro el tequila 100 % agave azul en tu honor y el de Idalia: un beso enorme para los dos, queridos amigos), Diego Levis (fue y es siempre muy lindo encontrarte y leerte), Daniel Link y su linkillo, sus palabras para Horacio en las Jornadas de Vía Libre, su brillante declaración contra la CAL y la belleza de su escritura (amamos “Monserrat” –vivimos en el barrio- y NO fuimos alumnos tuyos! ), Mariano Dorr y sus Musulmanes, Teté García Bravo y por qué no, Diamante! Bellos, adorables amigos.
- A todos los bloggeros que replicaron los detalles de la causa y se sumaron a la ídem
- A todos los amigos, los de toda la vida, los nuevos, los recién descubiertos: por ejemplo: Jorge Dujan, Gerardo Fittipaldi, Santiago Arévalo, Sebastián Lalaurette, la adorable Adriana Piccardo, Claudia Gilman, Vero Traversa (estás chapa, Vero, pero te queremos),Marina Prestileo, mis añorados amigos de cosecha española: Helena, Jose, Lauri, Nuria y siguen las firmas. Gracias especiales a Flor Siri!
- A mis padres y hermanos que además de todo, aguantaron mi desánimo, mi mal humor, mi pesimismo.
- A Minerva, nuestro fantasmita bueno y protector
- Al fantasma de Derrida (“Sí, yo creo en los fantasmas”)
¡AGUANTE EL FINAL FELIZ!
Andrea Ruiz